Otorgan tutela de una niña al matrimonio que la contuvo antes de la muerte de su madre

Los tutores ahora designados eran vecinos y uno de sus hijos es compañero de colegio de la menor de edad, con lo que se conformó un vínculo de solidaridad

El Juzgado de Familia de 5ª Quinta Nominación de Córdoba designó tutores de una niña, cuya madre falleció y carecía de filiación paterna reconocida, a un matrimonio que colaboró y contuvo a la menor y su progenitora antes de la enfermedad y luego de su fallecimiento. La magistrada ponderó que un tío materno, anoticiado de estos hechos, prestó conformidad a lo solicitado, no existiendo otros parientes para asumir esa responsabilidad.

La jueza Mónica Susana Parrello recordó que, conforme al artículo 104 del Código Civil y Comercial (CCyC), el instituto de la tutela está destinado a brindar protección a la persona y bienes de un niño, niña o adolescente que no ha alcanzado la plenitud de su capacidad civil cuando no haya persona que ejerza la responsabilidad parental.

La magistrada agregó que, a falta de nombramiento de tutor por los padres en su testamento o por escritura pública, se tienen en cuenta los vínculos de familia, que son los que habitualmente aconsejan hacer prevalecer a un familiar allegado al niño, por sobre un extraño.

El fallo sostuvo que, según el artículo 107 del CCyC, ante la ausencia de designación paterna de tutor o tutores o ante la excusación, rechazo o imposibilidad de ejercicio de los designados, el juez debe otorgar la tutela a la persona que sea más idónea para brindar protección al niño, niña o adolescente, debiendo fundar razonablemente los motivos que justifican dicha idoneidad.

Bajo esas premisas, la jueza sostuvo que en el caso el tío materno de la niña expresó ser su único familiar, al haber también fallecido sus abuelos y una tía, añadiendo que se allanó a la pretensión del matrimonio que pretendía la tutela, por entender que es lo mejor para su sobrina.

La sentenciante destacó que el tío manifestó no tener contacto con su hermana ni con la menor, que retomó gracias a la familia postulante.

La magistrada indicó que obra en la causa certificado de antecedentes penales de los actores, que revela su solvencia moral; y, en cuanto a la solvencia material, del informe del Cuerpo Auxiliar Técnico Multidisciplinario (Catemu) surge que la señora P. es psicóloga, que se desempeña además como maestra integradora y docente, y que el señor M. J. L. trabaja como docente en los niveles primario y secundario.

Informes

El tribunal evaluó que los informes de la trabajadora social y la psicóloga confirmaron los hechos relatados por los actores en la demanda inicial, al señalar que ambas conocen a la pareja solicitante, que ya en 2018 ambos grupos familiares vivían en el mismo barrio y que S. P. L. y N. (hijo, éste, de L. C. P. y M. J. L.) concurren al mismo colegio.

Según la causa, es a partir de allí que se inicia una amistad entre ambos grupos, la cual se afianza en el año 2020, momento en que la madre de la niña queda sin trabajo y en ese contexto los demandantes se constituyen en un soporte emocional y económico fundamental para madre e hija, quienes se encontraban solas, viviendo de manera precaria.

En ese mismo año, a A. E. L. le diagnostican una enfermedad, que implicó una compleja cirugía y posterior internación, y en ese tiempo fueron L. C. P. y M. J. L. quienes se encargaron de las necesidades de la menor, tanto económicas como emocionales, a su vez que acompañaron a la madre en este proceso.

En este sentido, en el período de internación de su madre, S. P. L. residía en casa del matrimonio junto a los hijos de la pareja, y desde el fallecimiento de aquélla la menor reside con ellos de manera permanente.

Así, luego de valorar la prueba, la jueza dio por acreditada la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban madre e hija, habiendo ambas recibido desinteresada y amorosamente la colaboración y contención de la familia conformada por L. C. P., M. J. L. y sus pequeños hijos, quienes acompañaron y transitaron las diversas situaciones por las que tuvieron que atravesar madre e hija, cobijando a S. P. L. luego del repentino fallecimiento de su madre y ante la falta de otro familiar dispuesto a asumir tal responsabilidad.

Lazos afectivos

El fallo valoró que el matrimonio ha revelado de manera fidedigna su compromiso y responsabilidad, empatía y solidaridad; demostrado un verdadero esmero, poniendo de resalto así que los lazos afectivos no sólo nacen del parentesco “sino que surgen, se conforman, se construyen y retroalimentan entre gente que se elige para ser familia”, subrayando que el concepto amplio de familia no se emparenta entonces sólo con la procedencia sanguínea.

La magistrada valoró que la tutela del interés superior de S. P. L., quien tiene siete años, torna imprescindible mantenerla en esta familia conformada por L. C. P., M. J. L. y sus hijos N., de siete años, quien es además compañero de escuela de S. P. L., y E. G., de tres, brindándole así la posibilidad de seguir desarrollándose en un ámbito estable que asegure su crecimiento integral, el ejercicio pleno de sus derechos y la posibilidad de una vida digna.

Por las razones expuestas, el tribunal resolvió que correspondía hacer lugar a la pretensión deducida por el matrimonio peticionante y designar a la pareja como tutora legal de la niña S. P. L.