No se probó que cayera al tropezar con un alambre

La damnificada había demandado al frentista y a la Municipalidad de Córdoba. El testigo se contradijo, por lo que su testimonio perdió valor convictivo

La Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) rechazó el recurso de casación presentado por una mujer, quien presentó una demanda luego de sufrir una caída que atribuyó a un alambre que había en la vereda de los demandados .

La accionante cuestionó que el juez de grado haya resuelto dejar de lado la prueba testimonial , al entender que ésta era contradictoria toda vez que primero relató que la mujer se cayó por la presencia de un alambre en la vereda para luego exponer que lo dedujo porque no vio el tropiezo realmente.

Al resolver, la Sala Civil del TSJ -integrado por los vocales Domingo Sesin, Marta Cáceres de Bolatti y Luis Eugenio Angulo- indicó que “una atenta lectura del pronunciamiento permite colegir, sin hesitación, que el plexo argumentativo desarrollado por los sentenciantes luce suficiente para sostener la conclusión propiciada en cuanto minimiza el valor convictivo de la declaración del Sr. P. en aras a la corroboración de la relación de causalidad entre la presencia de la cosa riesgosa y los daños invocados por la accionante”.

En esa línea, consideró el TSJ que en el fallo impugnado se expuso que el damnificado “debe probar que la cosa jugó un papel causal, acreditando, cuando se trata de cosas inertes, la posición o el comportamiento anormales de la cosa o su vicio, como surge del párrafo segundo del artículo 1113 del Código Civil, aplicable al pleito”.

Luego, el TSJ tuvo en cuenta que el tribunal de grado destacó que, si bien se había demostrado la existencia de la cosa riesgosa -vereda en mal estado y daños sufridos por la accionante-, no surgía acreditado la relación causal esgrimida y esa demostración debió ser realizada por la actora.

Para asumir tal temperamento, el órgano jurisdiccional de alzada ponderó el testimonio del Sr. P. y concluyó que los hechos denunciados en la demanda no se corroboraban con la declaración testimonial.

En esa postura, se destacó que P. primero afirmó que percibió con sus ojos que la causa de la caída había sido la presencia del alambre en la mentada vereda y que luego se desdijo: afirmó que llegó a esa conclusión mediante un juicio lógico, una deducción.

Así las cosas, se concluyó que la sentencia atacada restó fuerza convictiva a la declaración del Sr. P. por haber presumido la caída y no por haberla visualizado realmente .

Bajo este análisis, el Alto Cuerpo subrayó que el tribunal a quo consideró que dicha declaración no logró contener la convicción suficiente como para ser considerada certera, resaltó que no existía otro elemento probatorio que avalara la postura sostenida por la recurrente y consideró la declaración incierta y aislada. A su vez, valoró que, a la luz de la sana crítica racional basada en normas de la experiencia, la visibilidad, tamaño y estructura de la cosa riesgosa, reducían las probabilidades de que este elemento haya sido la causa eficiente del daño.

En definitiva, en el fallo se resolvió que, al no encontrarse motivos para imputar responsabilidad civil a las accionadas, por cuanto de las constancias del expediente no surgía acreditado que el daño se hubiese ocasionado por el vicio de la cosa inerte, la casación debió ser rechazada.