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La resolución de conflictos y las emociones en juego (II)

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En la nota anterior definimos el conflicto como un proceso interaccional por el que las partes chocan sus diferencias total y/o parcialmente y co-construyen una realidad disvaliosa y/o co-destruyen una realidad valiosa, resultando así un cambio de normas que regían su relación mientras dura el conflicto.

Por Daniel Gustavo Gay Barbosa * – Exclusivo para Comercio y Justicia

Debemos tener en cuenta la aparición, generación, gestión y resolución del conflicto y cómo intervienen en cada momento nuestras emociones. ¿Cuánto influyen ellas para que la diferencia se acreciente, se haga discrepancia y devenga en un conflicto que perdurará y escalará hasta límites insospechados? Cuanto más conozcamos y controlemos las distintas emociones, avanzaremos en una gestión más eficiente del conflicto.

Fuentes de las emociones. Las emociones provienen de tres fuentes básicas:

1) Nuestra propia historia, la cultura y las experiencias vividas.

2) La base moral y del derecho natural.

3) Las vivencias de otros. Éstos son los puntos cardinales en nuestra brújula emocional. ¿Son las emociones positivas o negativas? Según Manuel Guell Barceló no existen emociones positivas ni negativas: sólo emociones, y según el contexto se hablaría de funcionalidad o disfuncionalidad y de respuestas emocionales efectivas, útiles y adaptativas. Lo adaptativo devendría en la relación con el mundo exterior, los demás y nosotros mismos, y todas las emociones serían positivas utilizadas adecuadamente.

Hablar de autocontrol emocional es tratar de conocer los sentimientos y su respuesta adaptativa al contexto, no de negarlos o suprimirlos. El exceso de control es represión de sentimientos y obstaculiza la interacción con otros. La eficiencia en la gestión tratará también el conflicto que gestionamos, y aun sin resolverlo, encontramos caminos para co-construir realidades positivas.

Cuando empezamos a cuantificar en los conflictos, además del costo económico, debemos agregarle el valor del tiempo insumido y todo lo emocional involucrado. En la dinámica, nacimiento, evolución y solución del conflicto evaluaremos toda la angustia, la preocupación y la tristeza, y también cuantificaremos la alegría, la satisfacción y todo sentimiento experimentado.

Deberíamos dejar de ser “analfabetos emocionales” en los términos de F. Vigorena, cuando trata el empobrecimiento de emociones. Suelen vivir desterradas emociones y afectividad, ya que en el proceso de alfabetización emocional conoceríamos y manejaríamos nuestras emociones y las de los demás, lo que ayudaría a la evitación y a la resolución de los conflictos. Se dice que 70% del lucro de la empresa está en la emocionalidad y sólo 30% en la parte técnica. ¿Cómo conviven nuestras partes racional y emocional en nuestra vida cotidiana? ¿qué porcentaje le damos a cada una?

Sería importante analizar los condicionantes del conflicto y de las personas involucradas. Así, ahondaremos las mismas ideas que en 1920 Thorndike reconocía con la importancia de aspectos no cognitivos -sentimientos y emociones- en la vida de los hombres, y después David Weschler (1940) le agrega investigaciones y habla de las influencias de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente y racional. La ciencia es conteste de que del cerebro primitivo emergieron los centros emocionales que dieron lugar al cerebro pensante.

El hecho de que el emocional sea anterior al racional y que éste derive de aquél, revelaría las relaciones entre pensamiento y sentimiento.

Las emociones son indispensables para el ejercicio de la razón; la emoción guía nuestras decisiones y el cerebro regula la emoción. Si en nuestra vida y en cada una de las relaciones hay un porcentaje de racionalidad y otro de emocionalidad: ¿cuál es el de cada una? ¿cómo interactúan y conviven? ¿se impone una a la otra?

Deletreando el conflicto. Brevemente enunciaremos algunas de las emociones y sentimientos humanos: amor, cólera, deseo, esperanza, fastidio, humillación, inseguridad, miedo, nostalgia, omnipotencia, paciencia, rebeldía, satisfacción, templanza y vergüenza.

Podemos reconocer, al hablar de conflicto, que esa situación se habrá construido como resultado de un sinnúmero de emociones y sentimientos. Y así podremos empezar a “deletrear” y analizar adecuadamente, cada vez que estemos involucrados en un conflicto, muchas de las emociones y sentimientos involucrados en ellos.

Cerrando esta aproximación a la emocionalidad en la resolución de disputas, cuando más conozcamos nuestros sentires y el de los otros y nuestra racionalidad prevalezca, nuestra vida individual y social tendrá un poco más de paz y menos conflictos.

Al actuar, recordemos a Aristóteles, cuando en su Ética a Nicómaco señaló: “…Cualquiera puede ponerse furioso. Eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta… eso no es fácil”. ¿Nosotros elegimos el camino fácil o el difícil?

* Abogado. Estudios de mediación

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