La madre de una niña no reconocida también será indemnizada

Ambas serán resarcidas por daño moral. La cámara también ratificó que el demandado debe reparar a la infante por pérdida de chance, ya que se vio privada de su aporte económico durante los primeros 10 años de su vida

La Sala L de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil ratificó la procedencia de la indemnización por daño moral y por pérdida de chance a favor de una menor que no fue reconocida por su padre, y que la reparación por el primer rubro se extienda a la madre de la niña, como damnificada directa. [privado]

En tanto, confirmó que la mujer también cobrará por el perjuicio patrimonial que sufrió.

En virtud del fallo, madre e hija percibirán cerca de 300 mil pesos cada una.

Demanda

Al promover la demanda, la actora expuso que a principios de 2005 comenzó una relación sentimental con el accionado, la que duró hasta agosto de 2007 cuando le comunicó que estaba embarazada y él dio por finalizado el vínculo amoroso y dejó de responder a sus llamados.

Al promover la demanda, la actora expuso que a principios de 2005 comenzó una relación sentimental con el accionado, la que duró hasta agosto de 2007, cuando le comunicó que estaba embarazada y él dio por finalizado el vínculo amoroso y desapareció

Indicó que, si bien su ex pareja fue notificado de su paternidad cuando nació la niña, en febrero de 2008, nada hizo para responder a la situación de manera responsable sino que, por el contrario, desapareció.

Alimentos

Después de recordar que el perjuicio moral causado por la falta de reconocimiento no se confunde con el deber de prestar alimentos ni con ninguna otra derivación patrimonial del vínculo entre el progenitor y su hija, la alzada enfatizó que el accionado no sólo negó la relación con la accionante al contestar la demanda sino que su obrar durante el proceso fue “por demás dilatorio y obstruccionista”.

En ese sentido, reseñó que se comprometió a realizarse la prueba genética pero que faltó a varias citas para hacérsela, lo que provocó una innecesaria prolongación del trámite de la causa.

En su decisorio, la alzada confirmó que correspondía otorgarle a la menor una indemnización por pérdida de chance, ya que se vio privada del aporte económico de su progenitor durante los primeros 10 años de su existencia, lo cual incidió negativamente en sus posibilidades de una mejor calidad de vida,

“El daño por pérdida de chance u oportunidad de ganancia consiste en que el perjudicado pierda la posibilidad o expectativa de conseguir o tener un bien, material o inmaterial”, recordó el tribunal.

En esa línea, estableció que al no reconocer a su hija el accionado la privó de vivir una infancia más plena y feliz y de desarrollar completamente su potencial, habilidades y personalidad.

“La filiación es una de las instituciones más relevantes en el campo del derecho de familia, en tanto determina algo fundamental, como saber quiénes son, desde el plano jurídico, padres o madres de un determinado niño o niña, y, por consiguiente, cuáles son los efectos jurídicos que genera esta relación”.

(Del fallo de la Sala L de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil).

“La madre resulta damnificada directa a raíz de la lesión de sus intereses espirituales con relación al daño moral generado por la indiferencia del padre, que indudablemente produjo repercusiones negativas en su entorno familiar y social”, estableció con respecto a la mamá de la infante.

“No puede ignorarse que el desconocimiento del demandado de sus obligaciones parentales obligó a la actora a asumir sola cuidados que la ley y la naturaleza imponen compartir, circunstancias que han generado un exceso de tareas, tensiones, angustia, dolor y afectación en su honor”, indicó.

Asimismo, subrayó que la omisión del reconocimiento paterno le ocasionó a la madre un daño patrimonial, por los gastos emergentes del embarazo y del parto, así como los derivados de la asistencia a su hija.

Trato discriminatorio

La cámara señaló que su decisión se alinea con la prohibición del trato discriminatorio de la actora como mujer, vedado por la Constitución Nacional.

Paralelamente, afirmó que “causa genuina vergüenza” leer algunos de los argumentos que planteó el accionado, como, por ejemplo, que la reclamante carecía de un interés jurídico susceptible de reparación porque “no existe el deber de garantizar a la madre un padre para su descendencia”.

“¿Cómo es posible que aun crea que es ése el fundamento de la pretensión de la madre de su hija, tras un juicio completo (y exitoso) de filiación durante casi 10 años, y luego del trámite de este mismo expediente? Y lo que es incluso más alarmante y llamativo: ¿Cómo es posible que suscriba esa afirmación su letrada patrocinante?”, se preguntó el tribunal.

Así, planteó que el derecho de defensa debe ejercerse de buena fe, con argumentos coherentes, y no “a través de afirmaciones improponibles por vejatorias, retrógradas, temerarias y alejadas totalmente de una necesaria mirada de género”. [/privado]