Imponen indemnización por daño moral derivado del acoso sexual del empleador

La magistrada interviniente advirtió la conducta persecutoria del demandado, quien tenía conductas obsesivas respecto de la trabajadora demandante, vinculadas a forzar una relación amorosa con ella

Al quedar acreditado el acoso laboral y sexual realizado por el empleador contra la accionante, la Sala 11ª de la Cámara del Trabajo de Córdoba hizo lugar a la demanda por daño moral y lo cuantificó en 20% de lo indemnizado por despido.

El tribunal integrado por la vocal Patricia Ledesma tras acoger parcialmente la acción de la mujer pretendiendo el pago de diferencias de haberes por el período abril de 2014 a enero de 2015 e indemnizaciones y sanciones varias, analizó la reparación del daño moral como consecuencia de las situaciones de acoso de demandado hacia ella a lo largo de la relación laboral.

La jueza advirtió de los términos del reclamo que la reparación perseguida no refiere al daño moral por , sino el de una mujer que reclama un resarcimiento legislado en la normativa común, fundada en el daño que le ocasionó la "situación de acoso e innegables menoscabos espirituales, mortificación y sufrimiento que resultaron la existencia de esos padecimientos", lo cual requiere una especial apreciación de las circunstancias del caso para poder dilucidar el modo y la gravedad en que los hechos alegados, todo lo cual debe ser probado.

Perspectiva

Luego, la vocal consideró que esa base de examen debe ser integrada con un análisis con perspectiva de género, el cual se impone enfáticamente, no omitiendo el estado de vulnerabilidad de una mujer trabajadora que alega los padecimientos relatados, ya que ello importaría irremediablemente omitir juzgar con tal perspectiva, conduciendo de modo inexorable a un apartamiento, no sólo del marco regulatorio del sistema legal argentino, sino de todo elemental estándar que obliga a las entidades estatales y privadas "a garantizar al colectivo de mujeres una protección eficaz contra la discriminación a través de políticas orientadas a prevenir y erradicar esta violencia".

En este marco, la magistrada sostuvo que los extremos fácticos acreditados conducen a concluir que debe declararse procedente el reclamo, al precisar que fundamentalmente a través de las declaraciones de los testigos se ha logrado acreditar los extremos alegados, ya que todos coincidieron no sólo en señalar la conducta obsesiva del demandado con la trabajadora, sino también la situación de angustia de ésta por las circunstancias de vida que estaba atravesando.

Exigencias

De la testimonial surgió que el demandado le mandaba mensajes "persecutorios", en los que le exigía a la mujer explicaciones respecto de dónde se encontraba y con quién, interrogantes que llegaban "de noche o a la tarde", además de llamados telefónicos en los que el hombre utilizaba un tono de voz "elevado", afectando incluso a familiares de la mujer, por lo que calificó la situación dentro de la órbita del maltrato, máxime por el contenido sexual de las propuestas y exigencias, en cuanto pretendía "volverla a la heterosexualidad".

La vocal apuntó que otro testigo comentó la perplejidad que le ocasionó corroborar que, tanto el accionado como su hijo, "daban vueltas cerca de la casa” de la demandante y se remarcó que todas estas circunstancias fueron relatadas en casi idénticos términos por la accionante, quien también dio cuenta de lo "tortuoso" que resultaba la situación y la "angustia" que generaba a la actora; y a su vez resultó asimismo coincidente en cuanto a la declaración de amor del demandado a la actora, pese a la categórica la respuesta de ella respecto a su elección sexual.

En otro punto, el tribunal señaló que la pericia informática confirmó las manifestaciones de los declarantes, en cuanto corrobora que el demandado violaba el espacio de vida privada de la actora, pues los emails que le enviaba a la trabajadora directamente ingresan en la órbita personal de la actora.

De ello Ledesma concluyó que los actos y actitudes del accionado acreditados en autos “resultan conductas reprochadas por nuestro sistema, que generaron el daño sufrido que debe ser reparado en los términos de las normas de derecho civil sindicadas precedentemente, las cuales conforme las directrices interpretativas deben a su turno ser correlacionadas con la normativa internacional”.

Condena

También se observó que el accionado procuró una y otra vez y a través de todas las vías a su alcance forzar la voluntad de la actora, que tan claramente la accionante le había manifestado y que él decidió no escuchar, llegando incluso a violar su correspondencia.

En consecuencia, en el fallo se resolvió acoger la pretensión de la trabajadora en concepto de daño moral, el cual se estima prudente estimar en el 20% del perjuicio material sufrido a consecuencia del despido y se dispuso que, en el convencimiento que la sola sanción pecuniaria resultaría ineficaz, imponerle al demandado un tratamiento psicoterapéutico, a realizarse en el "Centro Integral de Varones en situación de Violencia" -dependiente del Ministerio de la Mujer de la Provincia de Córdoba.