Histórico: las competidoras de “Miss France” tendrán relación laboral con la organización del concurso

Cobrarán una remuneración y gozarán de todos los derechos que les garantiza la legislación. La decisión se tomó luego de que una asociación feminista demandó a la empresa que gestiona el evento, Endemol Production, alegando que las mujeres son explotadas y que se viola la normativa del país

En Francia, por primera vez en la historia del concurso de belleza “Miss France”, que se celebra desde 1919, las 29 mujeres que el 11 de diciembre próximo participarán en una de las finales televisadas más seguidas del país contarán con un contrato de trabajo y serán remuneradas.

La decisión -tomada por la nueva directora del certamen, Alexia Laroche-Joubert- reconoce formalmente la relación laboral entre las aspirantes a reina de belleza con la sociedad que gestiona el programa y trascendió a un mes de que la asociación feminista Osez le Féminisme presentó una demanda ante un tribunal laboral.

“Miss Francia es un concurso pero también es una emisión de televisión. Desde mi nombramiento, hemos trabajado en la línea editorial. Eso tendrá consecuencias artísticas y jurídicas. Este año, las 29 misses que desfilarán tendrán contratos de trabajo”, anunció Laroche-Joubert.

A mediados de octubre, Osez le Féminisme accionó contra Endemol Production, que gestiona el certamen, al considerar que “explota a las mujeres”.

Espectáculo

El grupo planteó que las participantes “repiten e interpretan cada año un espectáculo sexista, discriminatorio y lucrativo”. También indicó que las mujeres generan “millones de euros de beneficios”, en violación de las mandas del derecho laboral francés que prohíbe la discriminación de un candidato a un puesto por su aspecto físico, edad u origen, entre otros aspectos.

En aquel momento, Laroche-Joubert rechazó que se pudiera hablar de una relación laboral. “El trabajo es otra cosa”, manifestó.

En esa línea, alegó que las misses no tenían que responder ante un empleador ni cumplir horarios. Además, dijo que son concursos regionales y que en todos los casos las mujeres tienen la opción de presentarse o no. “Hace cien años que celebramos concursos de belleza, son anteriores incluso a sus emisiones por televisión”, declaró.

Según el grupo feminista que demandó a la organización de Miss France, la contratación laboral es insuficiente porque debería implicar la supresión de todos los criterios de apariencia física que siguen vigentes y de otros, que considera discriminatorios, que implican la exclusión de las mujeres tatuadas.

Sin embargo, cambió de opinión en menos de 30 días por las repercusiones del planteo de Osez le Féminisme, que adelantó que seguirá adelante con su demanda y asistirá a la audiencia de conciliación ante el tribunal laboral de Bobigny, en París, el 1 de diciembre.

Según el grupo feminista, la contratación laboral es “ampliamente insuficiente” porque, como implica la aplicación de las reglas del Código de Trabajo francés, debería implicar la supresión de todos los criterios de apariencia física que siguen vigentes, como medir al menos 1.70, y otros, como no tener hijos, no haber estado nunca casada y mantener un comportamiento “conforme a los valores de la elegancia”, que implica la exclusión de las mujeres tatuadas o con piercings.

Mirada

La responsable del concurso acusó a Osez le Féminisme de “querer matar Miss Francia” y lamentó lo que definió como “polémicas creadas por grupos neofeministas que tienen una mirada condescendiente sobre un programa popular y amable y sobre el entusiasmo que suscita”.

No obstante, se mostró dispuesta a debatir algunas normas que ya en su momento calificó como “obsoletas”. En esa línea, admitió que es posible que sea necesario discutir el alcance del término jurídico “soltera”. Paralelamente, aceptó: “También hemos sido algo demasiado restrictivos en cuanto a los tatuajes pero son temas que tenemos que hablar con los comités” regionales.

Argentina

En Argentina, la figura de la “reina” y los concursos de belleza con los que culminaban las más de 300 fiestas nacionales y provinciales ya fue eliminada en más de 70 ciudades.

La tendencia comenzó en 2013, en el entendimiento de que en los certámenes hay violencia simbólica.

Los concursos de belleza en el país comenzaron a hacerse en distintas regiones con el objetivo principal de fomentar el turismo y la economía en distintas épocas del año.

El grueso de las celebraciones finalizaba con la elección de una “reina” entre jóvenes mujeres que eran evaluadas, principalmente, por su aspecto físico.

De acuerdo con los informes de la Comisión nacional coordinadora de acciones para la elaboración de sanciones de violencia de género (Consavig), actualmente son 74 las localidades en todo el país que eliminaron estos certámenes o los reemplazaron por otras actividades.

Desde 2012, las integrantes del movimiento feminista en Argentina comenzaron a instar a los Estados municipal, provincial y nacional a dejar de avalar los concursos.

Las pioneras fueron activistas de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, pertenecientes a la organización Acciones Feministas.

En función de las previsiones de la ley 26485, que establece que la denominada “violencia simbólica” es un tipo de agresión, arguyeron que era una contradicción que el Estado respaldara las competencias de belleza, al entender que cosifican a las participantes bajo patrones sexistas.

Detractores

En general, los detractores de los concursos argumentan que los criterios de selección de las “reinas” -como altura, peso, color de ojos, estado civil y edad- consagran estereotipos que ponen a muchas mujeres en situación de riesgo, como la posibilidad de padecer desórdenes alimentarios.

La crítica a los certámenes tiene relación con que refuerzan la idea de que las mujeres tienen que ser ser valoradas y premiadas exclusivamente por su apariencia física, y se los considera discriminatorios y sexistas.

Acciones Feministas recurrió a la Comisión nacional coordinadora de acciones para la elaboración de sanciones de violencia de género (Consavig), que desde 2013 impulsó la campaña nacional “Ciudades sin reinas”.

Chivilcoy

En 2014, la ciudad bonaerense de Chivilcoy fue la primera que suspendió las competencias. Lo hizo mediante una ordenanza que las prohibió por considerar que “colocan a las mujeres como objetos de exhibición”. En 2016 se sumó Bahía Blanca.

En el mismo año, Gualeguaychú (Entre Ríos) dejó de elegir a reinas en sus carnavales y selecciona “representantes culturales”.

A partir de ese momento, muchos otros municipios del país tomaron decisiones similares: Villa Gesell, Saladillo y Junín, por ejemplo, frenaron los certámenes.

En Argentina, activistas de Bahía Blanca pertenecientes a la organización Acciones Feministas fueron las primeras en plantear que los concursos debían suprimirse en función de las previsiones de la ley 26485, que establece que la denominada “violencia simbólica” es un tipo de agresión.

También en territorio bonaerense, la ciudad de Coronel Suárez optó por un cambio de enfoque y premia a personas (mujeres o varones) que se destacaron por su acciones comunitarias.

Actualmente, son 74 las localidades que eliminaron los certámenes o los reemplazaron por otras actividades en las fiestas populares.

A la fecha, Buenos Aires y Río Negro son las provincias con más ciudades adheridas -17 y 11, respectivamente-, según datos de la Consavig.

Córdoba

En la provincia de Córdoba, a principios de mes, la ciudad de La Falda anunció que ya no habrá elección de reina y princesas en la Fiesta Nacional del Alfajor. La primera localidad cordobesa que dejó de lado la costumbre de seleccionar reinas de belleza fue Villa General Belgrano, en el marco de la Oktoberfest.

Luego se sumaron Córdoba capital y Río Cuarto. La discusión sobre la conveniencia o no de seguir con las competencias está en marcha en otras ciudades de la provincia.