En el pleito por el cuidado y régimen comunicacional del menor, cada parte paga lo suyo

El tribunal ratificó el principio rector en materia de costas cuando se trata de cuota alimentaria, pero reconoció el planteo del hombre respecto de los gastos que se generaron por los aspectos complementarios del acuerdo

Al validar, aunque con disímiles argumentos, que las costas generadas para la fijación de la cuota alimentaria corresponden al alimentante, la Cámara 1ª de Familia de Córdoba admitió la pretensión de un padre, en cuanto a que los gastos generados por la fijación de la atribución de cuidado personal y la consecuente fijación de un régimen comunicacional con un menor, sean impuestos por el orden causado.

Según el hombre, la imposición de costas, tanto por la fijación de la cuota alimentaria, como por el régimen de comunicación, resulta contraria a derecho, arbitraria y alejada de las constancias de autos.

El vocal Rodolfo Ruarte sostuvo que la imposición de costas debe analizarse en función de las constancias y advirtió que la señora C. L. B. solicitó como medida urgente la fijación de una cuota alimentaria y régimen de cuidado personal y comunicación, en representación de sus hijos menores, a raíz de lo cual se celebró una audiencia de conciliación en la que no se llegó a un acuerdo con respecto a la cuota, por lo que debió ser fijada por la sentenciante.

Reclamo

De esta manera el magistrado infirió que por ello fue necesario el reclamo de C. L. B. para la determinación de la cuota alimentaria y que la intervención de la magistrada resultó pertinente para que la incidentista obtenga el reconocimiento de los derechos que le asisten a sus hijos menores de edad.

Por este motivo, sostuvo que no se justifica que las costas sean impuestas de una manera distinta a la establecida por la juzgadora.

Asimismo, Ruarte aclaró que el hecho de que se haya admitido parcialmente la cuota solicitada no afecta la determinación de las costas, al argumentar que no interesa que la mesada alimentaria fijada finalmente coincida con la ofrecida por la solicitante, la que -en el presente caso- es inferior a la reclamada, dado que lo que debe valorarse es la conducta de las partes frente al proceso y no la estimación que hace la incidentista.

En tal sentido, el vocal remarcó que el código procesal dispone que las costas deban ser soportadas por el vencido y en tal orden de ideas, sostuvo que, la admisión parcial de la demanda tendrá impacto, en el quantum de la regulación de honorarios de los letrados intervinientes por cuanto se modifica la base a considerar para dichos fines, pero ello no habilita por sí solo a eximir de costas a quien resultó ser el perdidoso en función de lo resuelto.

Acuerdo

En cuanto a las costas por el cuidado personal y régimen comunicacional, Ruarte indicó que fue necesario verificar en la causa si la decisión de imponerlas en 50% a cada parte era ajustada a derecho, advirtiendo al respecto que las partes arribaron a un acuerdo y no puede achacársele a ninguna de ellas el desgaste jurisdiccional ocasionado.

Así, el vocal concluyó que ese agravio era acogido y procedía dejar sin efectos la imposición de costas formulada por la a quo y corresponde que las costas se impongan por el orden causado.

Luego votaron los vocales Graciela Melania Moreno Ugarte y Fabian Eduardo Faraoni , quienes compartieron la solución impulsada por Ruarte, aunque disintiendo con los argumentos en que éste fundó su decisión de mantener la imposición de costas de primera instancia por las tareas realizadas en orden a la fijación de la cuota alimentaria.

Por su parte, argumentaron que el principio general en materia de alimentos es que las costas deben ser soportadas por el obligado a la prestación, siempre que se acoja el reclamo, pues lo contrario significaría hacer recaer el importe de éstas sobre las cuotas fijadas, quedando desvirtuada la finalidad de esta obligación, en lo que se ha dado en llamar “principio de especialidad de la materia alimentaria” que reposa sobre la peculiar naturaleza del reclamo y los desequilibrios de poder que se evidencian entre quién reclama y recibe los alimentos y quién los debe.

Conclusión

Asimismo, los magistrados valoraron que en la especie no concurre circunstancia alguna que justifique el apartamiento del principio general enunciado, liberando de costas al alimentante, por lo que el pronunciamiento debe ser confirmado, remarcando que no existió una conducta abusiva de parte de la actora sino que -por el contrario- fue necesario litigar para obtener la mesada alimentaria que brindara satisfacción a las necesidades de sus hijos y en el marco del proceso acreditó suficientemente la justicia de su pretensión.

Por todo lo cual en el fallo se resolvió acoger parcialmente el recurso de apelación interpuesto por el progenitor y en consecuencia, imponer las costas generadas en orden a la fijación del cuidado personal y al régimen comunicacional, por el orden causado (art. 130, segunda parte, CPCC), manteniéndose la imposición de costas efectuada en primera instancia por la fijación de cuota alimentaria.