La Justicia le secuestró al femicida Fernando Farré, condenado a prisión perpetua por el crimen de su mujer, Claudia Schaefer, en un country de Pilar, dos celulares en su celda del penal de Bahía Blanca.
El procedimiento se concretó luego de que una fiscal y la querella denunciaron que el condenado hostigaba por redes sociales a testigos de la causa, a la hermana de la víctima y a una de sus hijas.
El allanamiento se hizo en el sector B del módulo de la Unidad 4 de Bahía Blanca, del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), destinado a pacientes de riesgo por coronavirus.
De acuerdo con el acta de secuestro redactada por funcionarios del SPB, Farré, de 56 años, tenía dos dispositivos marca Samsung modelo Core Prime SM-G361F. Uno estaba registrado de manera oficial desde el 15 de abril, a partir de la resolución que le permitió a los presos tener teléfonos móviles por la suspensión de la visitas a raíz de la pandemia. Sin embargo, tenía otro, clandestino.
El reglamento que les permite a los internos tener celular mientras dure el aislamiento social, preventivo y obligatorio establece que la única aplicación que pueden tener descargada es WhatsApp, pero Farré también tenía habilitadas las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram.
El procedimiento fue ordenado por el juez Esteban Andrejin, del Tribunal Oral en lo Criminal 2 de San Isidro, el mismo que en 2017, en un juicio por jurados, condenó a Farré a prisión perpetua por el femicidio de su esposa y que el 16 de abril le negó la prisión domiciliaria.
El magistrado hizo lugar a una presentación conjunta realizada por la fiscal de la causa, Carolina Carballido Calatayud, y el abogado Jorge Sandro, quien representa a la familia de Schaefer.
Perfiles
Carballido Calatayud le informó al juez que había recibido a un testigo quien declaró en el juicio y la hermana de la víctima, Sandra Schaeffer, le informaron que Farré los estaba hostigando desde el penal a través de distintos perfiles de Facebook, algunos creados con nombres de personas vinculadas con la causa.
En tanto, precisó que la ex cuñada del femicida le contó que ella recibió una solicitud de amistad del perfil de Farré, que ella bloqueó, y que luego se enteró de que Farré intentó contactar a su hija mayor, que ya tiene 18 años, y que le envió un mensaje a una amiga de la joven para preguntarle por un número de teléfono.
“Ambas personas que se pusieron en contacto con la fiscalía manifestaron sentirse hostigadas y con temor por el insólito e insistente acoso de Farré, refiriendo no entender, además, cómo una persona privada de su libertad y condenada a prisión perpetua tiene en su poder medios de comunicación que le permiten intimidar a familiares directos de la víctima, testigos del juicio y allegados de estas personas mediante una maniobra de corte tenebroso”, sostuvo la fiscal en su escrito.
Ante el secuestro de los celulares, el abogado defensor de Farré, Jorge Césaro, presentó un pedido de recusación del juez juez Andrejin.
El letrado considera que la medida es arbitraria y se atribuye ser quien maneja las cuentas de sus asistido en las redes.
El femicidio de Schaefer, de 44 años, fue cometido el 21 de agosto de 2015, cuando la mujer fue junto a su abogado a la casa de fin de semana que el matrimonio alquilaba en el country Martindale, de Pilar, para retirar sus pertenencias. El encuentro se realizó en el marco de un conflictivo divorcio que incluía una denuncia de la víctima ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia y una exclusión de hogar del imputado del domicilio que compartían en el barrio porteño de Recoleta.
Cuando Schaefer fue al vestidor de la casa a buscar su ropa, Farré entró detrás de ella, cerró la puerta con llave y la atacó con dos cuchillos que previamente sacó de la cocina. Según la autopsia, Farré le infringió 74 lesiones, de las cuales 66 fueron heridas de arma blanca.