El pleito que protagonizan en Estados Unidos la actriz Sofía Vergara y su ex es una muestra de los dramas que se plantean una vez que una pareja que acudió a técnicas de reproducción asistida termina su relación. En Argentina, la Comisión de Legislación General de la Cámara Baja dictaminó favorablemente sobre un proyecto para regular el tema, pero la pandemia impidió avances
Las disputas entre parejas que terminaron su vínculo, sea por separación o divorcio, con respecto al destino de los embriones congelados son moneda corriente en el país y en el mundo.
Recientemente, el resultado de un litigio entre dos personas de alto perfil en Estado Unidos puso el tema nuevamente en la agenda de los medios.
Se trata de la batalla que mantienen desde hace seis años la actriz Sofía Vergara y su ex, el empresario Nick Loeb.
Ambos decidieron someterse a una técnica de reproducción humana asistida cuando estaban juntos y cada uno aportó material genético para crear los embriones.
Cuando dieron por terminada su relación, en 2014, comenzó una amarga pelea: Loeb quiere conservarlos y Vergara pretende destruirlos.
Desde entonces mantienen un enfrentamiento legal cuya solución, en virtud de un fallo reciente, se inclina a favor de la pretensión de Vergara.
Según el fallo “Artavia-Murillo y otros c/ Costa Rica”, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un embrión no puede ser considerado como una persona.
La intérprete de origen colombiano logró que el Tribunal Superior de Los Ángeles, California, le concediera una orden que le prohíbe a Loeb usar los embriones sin su consentimiento explícito y por escrito.
El sentenciante también determinó que Loeb rompió el contrato preestablecido entre la pareja cuando fijó un fideicomiso para los embriones en el estado de Luisiana, bajo sus leyes, y cuando demandó en esa jurisdicción su custodia.
La cautelar que dictó el juez Rafael Ongkeko evitará que Loeb haga valer de forma unilateral cualquier acción que entable por parte de los embriones o en su nombre con el propósito de que sean implantados sin el consentimiento de Vergara.
Pro vida
En enero, el empresario sufrió otro revés, en Luisiana, un estado “pro vida” que reconoce al embrión fecundado como un ser humano y, por lo tanto, no permite su destrucción.
Sus abogados intentan trasladar el caso allí, afirmando que es el lugar de residencia de su asistido, pero en 2017 un juez desestimó que Luisiana fuera el lugar correcto para el procedimiento, puesto que los embriones fueron creados en California y permanecen congelados allí, en una clínica de Beverly Hills.
Hace poco más de un mes los letrados del actor apelaron, pero perdieron, aunque adelantaron que llevarán su caso a la Corte estatal.
El nuevo Código Civil estableció que la existencia de la persona comienza desde la concepción: la reforma quitó la visionaria frase “en el seno materno” y complicó definir el status jurídico de los embriones.
Vergara, de 48 años, y Loeb, de 45, salieron durante cuatro. Cerca del final de su noviazgo se comprometieron y decidieron congelar embriones para ser padres por vientre de alquiler, puesto que la actriz no puede llevar a término un embarazo. Aunque ya fue madre de forma natural (tuvo a su único hijo a los 19 años), tuvo cáncer de tiroides.
Incertidumbre
Según una una encuesta realizada en abril de 2017, en Argentina hay más de 55 mil embriones criopreservados, de los cuales casi el 40 por ciento está congelado desde antes de 2008.
Sin marco legal, el tema genera incertidumbre y, con ello, problemas.
En abril de 2019, un grupo de diputados asesorados por especialistas en medicina y abogados presentaron un proyecto para regular el uso de embriones no implantados.
La iniciativa incluye el cese de la criopreservación y el destino de aquéllos para investigaciones o donación.
Durante el debate en comisión los legisladores que impulsan el articulado coincidieron en la importancia de que la normativa se apruebe, para que quienes poseen embriones criopreservados en clínicas privadas sepan a qué atenerse.
El diciembre de aquel año, la Comisión de Legislación General de la Cámara Baja dictaminó favorablemente, pero la pandemia frenó los avances.
Justicia
Ante el vacío legal, los magistrados deben dirimir constantemente los reclamos que se ventilan.
En julio de 2018, por ejemplo, el Juzgado de Familia Número 1 de Mendoza homologó lo convenido por dos ex cónyuges en el marco de un divorcio respecto a su decisión de cesar la criopreservación de sus embriones.
En 2019, el titular del Juzgado de Familia Número 8 de La Plata, Mauro Cerdá, en un decisorio sin precedentes, autorizó el descarte de los embriones de una pareja que no quería tener más hijos.
Se trató del tercer caso vinculado a la materia que se resolvió en el país y el magistrado instó al Congreso Nacional a legislar la temática.
Al resolver, el sentenciante destacó que los solicitantes carecían de voluntad procreacional y que no desean continuar “atados a un contrato de tiempo indefinido”.
Asimismo, aclaró que tampoco querían donarlos para ningún fin.
La abogada de los demandantes, Griselda De Luca, señaló que los embriones se preservan en el marco de los tratamiento de fertilidad, en caso de que no avance la implantación o por si el matrimonio o pareja quiere lograr otro embarazo, pero enfatizó que cuando cesa la voluntad procreacional o se separan o divorcian no hay una norma que contemple esa situación.
En ese sentido, destacó que hay un contrato a tiempo indefinido en cuanto al cuidado y mantenimiento de embriones (que oscila entre 100 y 200 dólares al año), ya que no hay una ley que determine que se pueden destruir.
“Al iniciarse un tratamiento de fertilidad no hay suficiente información”, resaltó la letrada, subrayando que hay un vacío legal en cuanto hasta dónde y cuando se protege el embrión y que la discusión siempre se basa en lo mismo: desde cuándo se considera que hay vida.
Los actores tardaron 10 años en recurrir a la Justicia, pero se vieron obligados a hacerlo porque ya tuvieron hijos y el mantenimiento de los embriones comenzó a generales deudas de imposible cumplimiento.
Donación
Recientemente, en una columna de opinión titulada “Donación de embriones: despejando algunas inquietudes”, Sergio Pasqualini, conocido especialista en medicina reproductiva, y Fabiana Quaini, abogada de derecho internacional de familia, plasmaron valiosos conceptos.
Los autores ratificaron que la demanda de técnicas de reproducción asistida con embriones donados va en aumento por dos razones, a saber: generan una posibilidad para personas o parejas que no pueden concebir con sus propios gametos y también le dan una solución a quienes tienen embriones congelados y no quieren descartarlos.
“Durante los procedimientos de fertilización asistida de alta complejidad no todos los embriones formados se transfieren y en esos casos se los criopreserva. Puede ocurrir que quienes le dieron origen no los quieran más y en esos casos tienen que decidir, en algún momento, qué hacer con ellos. Pueden descartarlos, donarlos para darles la oportunidad de tener un hijo a otras personas o para investigación”, puntualizaron.
“Nosotros creemos que lo ideal es la donación a otras personas o parejas”, manifestaron, estimando que el debate, en general, “circula en torno a los lazos genéticos que ese embrión tendrá con la pareja que lo dona y si existirá algún impacto en el futuro hijo, al saber que existen hermanos genéticos o medio hermanos genéticos, en el caso de que el embrión se forme con donación de gametos”.
Diferencia
“Es importante marcar la diferencia entre genitud y parentalidad”, plantearon.
“La parentalidad es un hecho social, cultural y biológico, de ninguna manera se reduce a la donación de embriones”, resaltaron.
Bajo esa premisa, estimaron que la donación no es parentalidad y que no hay razones para suponer que la ausencia del vínculo genético influye de manera negativa en el bienestar de los futuros hijos.
“En la Argentina, la familia que ha optado por recibir embriones se pregunta ¿Puedo acceder a una donación de embrión? Sí. ¿Hay riesgos que el ex titular del embrión pretenda derechos sobre mi hijo cuando nazca por cualquier motivo? No. ¿Puede mi hijo saber quién fue su donante de embrión? Esto es similar a los donantes de gametos”, aclararon.
En tanto, recordaron que si bien hay una tendencia a que los donantes acepten dar información, la mayoría va por el anonimato.
“En nuestro país, la privacidad y confidencialidad con la que se donó el embrión, no puede ni debe ser socavada por ninguna decisión judicial”, recordaron.