Criador de bovinos debe aumentar cuota alimentaria fijada siete años atrás

Su hija tiene una afección de salud irreversible y demanda permanente apoyo médico y terapéutico, medicamentos y cuidados específicos costosos, entre otras necesidades

Con fundamento en que las discusiones que resuelven sobre alimentos no causan estado, ya que pueden modificarse si varían las condiciones sobre las cuales se valoraron, la Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TSJ) consideró correctamente denegado el recurso de casación interpuesto por un padre alimentante en contra de la resolución de cámara que confirmó el aumento de la cuota a su cargo.

Asimismo, el Alto Cuerpo sostuvo que no existió gravamen irreparable, ya que se tomaron parámetros razonables a tenor de la capacidad económica del alimentante y las necesidades de la alimentada, en estado de vulnerabilidad debido a sus afecciones de salud.

Al analizar la casación, los vocales María Marta Cáceres de Bollati, Domingo Juan Sesin y Luis Eugenio Angulo Martín indicaron que, por sus características, resulta indiscutido que las decisiones vinculadas al cuidado personal de los hijos, y más precisamente, las referidas al régimen de alimentos derivados de la responsabilidad parental resultan esencialmente provisorias y mutables, permitiendo que sean revisadas a los fines de modificar lo resuelto, en caso de verificarse un cambio en las condiciones que determinaron la decisión.

En ese aspecto, el TSJ resaltó lo expuesto por la cámara a quo, cuando expresó: “Como es sabido, las resoluciones judiciales vinculadas a la obligación alimentaria no causan estado y queda expedita para las partes la posibilidad de ocurrir por la vía pertinente a los fines de modificar lo resuelto, en caso de verificarse un cambio en las condiciones que determinaron la decisión”.

En la causa se demostró que el padre alimentante posee un importante patrimonio en el exterior, además de dedicarse a la cría de ganado bovino, lo cual le da una solvencia económica que permite incrementar la cuota alimentaria que paga a su hija incapacitada.

En tal sentido, se añadió que como consecuencia de lo expuesto, “en el presente caso, aparece como indudable que el carácter no definitivo de la resolución cuestionada, sea cual fuere el agravio que pudiere ocasionar o la supuesta injusticia que se le intenta asignar, resulta inoficioso para provocar por esta vía la apertura del carril extraordinario”.

Así las cosas, el TSJ concluyó que, con base en las consideraciones desarrolladas, “es posible colegir que el decisorio atacado no asume el carácter de definitivo en los términos requeridos por la ley de rito”.

Asimismo, los vocales consideraron que tampoco se vislumbra cumplido el requisito de impugnabilidad objetiva desde la perspectiva del gravamen irreparable, aclarando que, al respecto, el impugnante invocó la afectación patrimonial.

En esa dirección, el pronunciamiento analizó que el padre impugnante expuso que no se había tenido en cuenta su situación como alimentante y las necesidades de la alimentada.

Sin embargo, la decisión del tribunal a quo puntualizó que, en torno de la situación del alimentante, se valoraron las constancias obrantes en la causa y se corroboraron las posibilidades económicas del alimentante, en base a que desarrolla actividades de cría de ganado bovino y posee un patrimonio en el exterior que supera los 20 millones de pesos, lo cual no ha sido refutado por el apelante, “quien en ningún momento invoca imposibilidad de cumplir con la cuota fijada”.

Asimismo, con relación a la situación de la alimentada y sus necesidades, el fallo valoró que el impugnante pasó por alto la ponderación efectuada sobre el incremento generalizado del costo de vida -público y notorio- y que la cuota alimentaria había sido fijada hace siete años, como así también la irreversible afección de salud que padece, que la coloca en una extrema situación de vulnerabilidad y exige una atención permanente con elevados costos médicos.

El TSJ remarcó que, de las constancias de la causa y en especial del cuadro médico descripto por los profesionales intervinientes, no es posible hablar de necesidades “ordinarias” en este caso, ya que la joven padece de una enfermedad que la sitúa en una realidad muy lejana a la que puede tener una persona sin una discapacidad de este tipo, requiriendo permanente apoyo médico y terapéutico, medicamentos, cuidados específicos a todo nivel, entre otras necesidades.