La Sala B de la Cámara Nacional Civil porteña confirmó una sentencia de primera instancia que recayó en favor de un odontólogo demandado por mala praxis.
Así, se rechazó la apelación interpuesta por una paciente que, a su turno, accionó asegurando que la fractura de maxilar que padeció fue una secuela de una extracción.
La Alzada citó el principio conocido como»causalidad adecuada», que reclama demostrar que entre las consecuencias dañosas que se describen y la actuación del profesional involucrado, incluyendo su desempeño subsiguiente, existe una relación de causa a efecto.
La apelante manifestó que el profesional incurrió en graves omisiones relativas al tipo de operación que realizó.
No obstante, el tribunal destacó que no se determinó que el dentista hubiera realizado una intervención cuando no debía hacerla y que tampoco se especificó si empleó una técnica inadecuada ni que la ejecutara deficientemente.
«Las anomalías atribuidas al profesional no trascienden en el sentido que pretende la recurrente”, concluyó la Cámara.
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