Concesionaria vial responde por bolsas de trigo en la ruta que causaron un accidente

La decisión sostuvo que, por aplicación del derecho del consumidor, le cabía culpa a la demandada por ejercer la obligación de seguridad y no haber demostrado eximentes

El Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial, Familia con sede en la ciudad de San Francisco admitió una demanda por daños promovida por la titular de un automóvil que protagonizó un accidente, en horas de la noche, al maniobrar para evitar impactar con dos bolsones de trigo de 1.000 kilos cada uno, dejados sobre la calzada de la ruta nacional 19, por lo que hizo responsable a la concesionaria Corredores Viales SA, atento a no cumplir con su obligación de seguridad para con el consumidor del peaje.

La accionante señaló que el día 1/6/2020, siendo aproximadamente las 19, en oportunidad en que el señor G. se encontraba circulando a bordo del vehículo marca Renault Kangoo, de propiedad de la actora, por la mencionada ruta, en sentido oeste-este, al llegar al kilómetro 167 aproximadamente, a la altura del lugar denominado “Cañada de Jeanmaire”, el rodado se encontró sorpresivamente con dos bolsones de trigo arrojados en medio de la ruta con las características ya apuntadas, que obstruían más de la mitad de la calzada.

Circunstancias

En dichas circunstancias, el conductor intentó maniobrar a los fines de evitar colisionar con los obstáculos y que, tratando de esquivarlos, perdió el control del vehículo debido a que al pisar el trigo perdió tracción, lo que evitó el frenado y produjo que todo el lateral izquierdo del vehículo impactara contra el guardarrail que se encontraba en la banquina norte, sufriendo varios daños materiales.

El planteo fue rechazado por la demandada, la que negó la existencia del hecho.

Al resolver, el juzgado a cargo de Carlos Ignacio Viramonte, tras comprobar la plataforma fáctica descripta por la accionante, analizó la atribución de responsabilidad endilgada a la demandada y al respecto, recordó que no se encuentra controvertido que Corredores Viales SA es concesionaria del tramo de la Ruta 19, donde ocurrió el hecho, entendiendo que entre las empresas concesionarias de peaje y los usuarios que circulan por las vías concesionadas existe una relación de consumo; la cual se perfecciona cuando el usuario accede, ingresa o utiliza la red vial concesionada.

Asimismo, el magistrado indicó que la obligación del concesionario no se agota en la remodelación, conservación y explotación del corredor vial en cuanto hace a su demarcación, retiro de malezas, cuidado de la carpeta asfáltica, etcétera, sino que también alcanza a todo lo que sea menester realizar para asegurar al usuario una circulación normal y libre de dificultades.

Presunción

Así las cosas, el fallo sostuvo que si el usuario demuestra que sufrió un perjuicio, surge en contra del concesionario vial una presunción de responsabilidad, quien para desvirtuarla deberá probar que le ha resultado imposible prever o evitar el perjuicio o que, previsto, no ha podido evitarlo no obstante haber realizado un adecuado control del estado de la ruta.

Bajo esas premisas, el tribunal consideró que la presencia del montículo de trigo en el tramo en el cual se produjo el accidente importa un incumplimiento a la obligación de seguridad, puesto que la demandada ha omitido la obligación de mantenerla ruta libre de obstáculos y peligros; es decir, en condiciones óptimas de circulación.

A su vez, la decisión tuvo especialmente en cuenta que la ruta en cuestión es una vía con mucho tránsito, en la cual el deber de seguridad y de cuidado imponía la adopción de medidas de prevención adecuadas para evitar que tanta cantidad de trigo obstaculizara la circulación, constituyendo un grave peligro para los usuarios.

Otro elemento que ponderó el juez fue la manera sorpresiva con que el conductor encontró con el montículo de trigo, siendo de noche, en el medio de la ruta. En ese contexto, sostuvo que sin que nada indique o ponga sobre aviso al conductor, permite colegir que lo sorpresivo del evento, si bien no torna imposible, dificulta sortear el montículo de trigo, constituyendo un serio peligro para la circulación.

Deber

Asimismo, el pronunciamiento advirtió que es deber de la empresa demandada impedir que circulen vehículos con carga dispuesta de manera insegura; esto es, que pueda causar la caída de la carga en la ruta y se constituyan obstáculos o peligros en la circulación.

Por ello, el juez derivó que no puede considerarse la existencia del montículo de trigo como un caso fortuito e imprevisible, ajeno al ámbito de incumbencia de la demandada derivada de su deber de seguridad.

Finalmente, Viramonte reparó en que la firma demandada no ha demostrado eximentes y, consecuentemente, resulta responsable civilmente en el hecho en cuestión, por lo que, en definitiva, en el fallo se resolvió que, al no existir material probatorio alguno que acredite las eximentes invocadas por la empresa concesionaria a los fines de la ruptura del nexo causal, corresponde atribuir la responsabilidad del evento dañoso a la accionada Corredores Viales SA, la cual debe responder por los daños sufridos por la actora que guarden relación adecuada de causalidad y que se encuentren probados como ciertos y existentes.