Comparten culpa el ciclista accidentado y el automovilista

La conducta imprudente del conductor de la bicicleta tuvo eficacia para desvirtuar parcialmente la presunción de culpabilidad del propietario o guardián de una cosa riesgosa. De todas formas, el conductor del rodado mayor deberá pagar el tratamiento psicológico del demandante. [privado] La Sala A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil porteña estableció que el ciclista que intentó pasar por la derecha a un vehículo detenido a escasa distancia del cordón de la calle, y el automovilista que abrió la puerta del vehículo de manera imprudente, resultando embestido por el primero, son responsables en partes iguales por los daños producidos. Así, confirmó el fallo de primera instancia, apelado por el actor (conductor de la bicicleta) y de la firma aseguradora. En aquél, el a quo admitió parcialmente la demanda entablada por el dueño de la bicicleta accidentado contra los ocupantes del auto y distribuyó la culpa en un 50% para cada parte. En primer lugar, la Alzada señaló que la responsabilidad por la colisión de la bicicleta que circulaba cerca del cordón de una colectora con la puerta del rodado, que estaba detenido, debía evaluarse conforme las conductas de cada parte, puesto que no existe una norma vial que prohíba el desplazamiento de bicicletas por la calzada lateral externa (colectora) de una vía de circulación considerada como autopista en los carriles centrales. En tanto, precisó que la acción del ciclista que resultó víctima fue imprudente y osada, precisando que pretendió sobrepasar por el escaso margen derecho que quedó entre el cordón de la vereda y el rodado, para finalmente colisionar con la puerta abierta del automóvil, de modo tal que no hizo más que poner en riesgo su vida. “El accidente se produjo, en gran medida, a causa de una conducta reprensible del ciclista, con incidencia causal en el ilícito y, por tanto, con eficacia para desvirtuar parcialmente la presunción de culpabilidad de quien resulta dueño o guardián de una cosa riesgosa”, consignó la Cámara. Asimismo, el tribunal aclaró que la imprudencia del demandante no eximía por completo de responsabilidad a quien conducía el rodado, ya que conforme a los distintos parámetros que rigen en la materia de daños y perjuicios derivados de la responsabilidad civil, para que la conducta de la víctima quiebre en forma total el nexo adecuado de causalidad debería haberse constituido en un hecho imprevisible, inevitable e irresistible, lo que debió haber sido demostrado fehacientemente mediante prueba eficaz que deberían haber aportado los mismos emplazados. En esa inteligencia, señaló que el accionar del demandado fue también condición indispensable para que el accidente se produjera. En cuanto a la indemnización por incapacidad psíquica reclamada, la Alzada recordó que busca establecer la pérdida de potencialidades futuras, causadas por las secuelas permanentes y el resarcimiento necesario para la debida recuperación, teniendo fundamentalmente en cuenta las condiciones personales del damnificado. [/privado]

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