El Tribunal Oral Federal 2 de Córdoba comenzará este martes a escuchar los alegatos previos al fallo en el juicio a tres exintegrantes del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército acusados de crímenes de lesa humanidad cometidos en 1979 durante la última dictadura, entre ellos Ernesto “Nabo” Barreiro, quien desató la rebelión militar de Semana Santa en 1987.
Los represores, condenados por causas anteriores y en prisión domiciliaria, presenciarán la audiencia a través de un sistema digital desde sus hogares, al igual que las anteriores.
Los acusados Barreiro, Carlos Villanueva y Carlos Díaz afrontan cargos por “privación ilegítima de la libertad agravada”, “imposición de tormentos agravados” e “imposición de tormentos agravados seguidos de muerte”.
Las víctimas fueron José Jaime Blas García Vieyra, Nilveo Teobaldo Domingo Cavigliasso (fallecido) y Rubén Amadeo ‘Pocho’ Palazzesi, quien murió luego de sesiones de tortura y fue carbonizado dentro de un auto, simulando un falso intento de fuga.
Durante el juicio dieron su testimonio en calidad de testigos Cristina Guillén, esposa de Palazzesi; su cuñada, Stella Maris Palazzesi, quien además es viuda de Cavigliasso; Silvio Octavio Viotti, hijo del propietario de la quinta donde se habrían perpetrado las torturas, y George Saadé, cuñado de Palazzesi.
La semana pasada testificaron Consuelo Orellano de Ardeti, esposa del desaparecido Enrique Ardeti y compañera de militancia de Palazzesi, y Marcelo Ardeti, hijo de la mujer y de Enrique.
García Vieyra, en calidad de testigo y víctima de la dictadura, también dio su testimonio ante el tribunal de enjuiciamiento que está integrado por los camaristas Julián Falcucci, María Noel Costa y José Fabián Asís.
La semana pasada se realizó una inspección judicial en la Quinta de Guiñazú, propiedad de la familia Viotti, que fue apropiada por las Fuerzas Armadas durante la dictadura es considerada el último campo de concentración de Córdoba durante el gobierno de facto. Sobre esa instancia se esperan detalles en la audiencia de hoy.