Uno de los dos comisarios de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires detenidos el pasado domingo acusados del encubrimiento del crimen de Lucas González, el adolescente baleado por la policía en el barrio porteño de Barracas, dijo ante la Justicia que fue a la escena del hecho «por camaradería y compañerismo”, ya que no se trataba de su jurisdicción, y que ordenó algunas medidas en el lugar porque “jamás» dudó de que se tratara de un «enfrentamiento».
Fuentes con acceso a la causa informaron que, al ser indagado por el juez Martín del Viso y el fiscal Gómez Barbella, el comisario Rodolfo Ozán atribuyó además a su «forma de hablar» haberle dicho a otro jefe policial por teléfono que se había tratado de un «mocazo» lo ocurrido con Lucas y sus tres amigos, al tiempo que admitió haber sido él quien ordenó que no se sacaran fotos ni se filmara nada en el lugar para evitar el «morbo».