ESCUCHAREl juicio por jurados por la muerte de cinco bebés en el Hospital Neonatal de Córdoba continuó este martes con la declaración de dos madres de recién nacidos que sobrevivieron a la inyección de insulina y potasio entre marzo y junio de 2022, cuyos testimonios comprometieron seriamente a la enfermera Brenda Agüero. “Te reconozco perfectamente”, le dijo a la acusada, mirándola a la cara, una de ellas.
Frente al Tribunal y el jurado popular, dieron testimonio Justine B. y Yasmín B., madres de bebés que de milagro lograron sobrevivir a la introducción de líquido por parte de Agüero, según destacó la acusación fiscal.
Después de una jornada, la del lunes, en que no se logró establecer la presencia o la acción directa de la agente de salud en el ataque a criaturas recién nacidas, el proceso dio un vuelco dejándola decididamente contra las cuerdas.
En la jornada del lunes Brisa M., madre de una de las bebas fallecidas, declaró y sostuvo que su hija “tenía un pinchazo en la espalda y sangre en su ropa”. La joven fue mamá a los 17 años y recordó que Liliana Arias, ex directora del hospital, le dijo que era “la primera vez que pasaba algo así” y que su bebé tenía que ir a autopsia por “muerte dudosa”.
“Me la mataron y a mí me mataron en vida. Espero que la Justicia sea justa, que haya verdad”, expresó, en una jornada en que quedaron establecidos los hechos en su cadena causal pero no así la culpabilidad directa de Agüero.
Sin embargo, eso sí pareció suceder el martes.
Justine, la mamá de una beba que nació el 24 de abril de 2022 en el hospital Materno Neonatal de la ciudad de Córdoba que se descompuso de manera súbita y estuvo internada 9 días, le habló en un tramo de su declaración en el juicio directamente a la Agüero. “F. lloraba, me la tiraste en la cuna y me dijiste, tomá, calmala”, le dijo Justine a una Brenda Agüero que como en el resto de las audiencias miraba fijamente a la testigo, impertérrita y sin gesto alguno.
Justine contó que se sentía mal, que tenía miedo de alzarla porque temblaba, y la enfermera le ofreció buscarle un té para que se tranquilice. Cuando se lo trae, la bebé ya no lloraba. ” Uy, dejó de llorar, me dijiste y yo la toco y estaba helada, te pregunté si era normal que se pusiera fría y te acercaste y te la llevaste y no me dieron explicación de más nada”, relató.
En su declaración dijo que estaba pálida, tenía los labios y las uñas moradas.
Justine contó que intentó seguir a la enfermera, pero se cayó en el camino. No pudo ver. Contó que poco después vinieron tres enfermeras que la acusaron de haberle hecho daño a su bebé. “Tiene signos de violencia. ¿Qué le hiciste?, me dijeron”, recordó Justine, conmocionada.
Luego, una médica, que le dijo que tenía su mismo apellido, le explicó que había hecho un paro, una muerte blanca, que había una deformidad en su formación. F. estuvo internada 9 días. “No me dejaron tocarla nunca, porque estaba toda con cablecitos”, contó Justine.
Raúl Abregú, su pareja y padre de F., contó que la directora del hospital en ese momento, Liliana Asís, le dijo que tuvo muerte súbita y tuvo que ser reanimada. “Recién al tercer día de internación que veía que no repuntaba me dijeron que tenía muy alto el potasio”, aportó Raúl.
Al salir, la beba tuvo secuelas como temblores, reflujos e intolerancia a la leche. “Ahora está bien, pero tengo mucho miedo que con los años le aparezca alguna complicación”, relató Justine, entre sollozos.
Se espera que el juicio continúe hasta mediados de junio debido a la gran cantidad de testigos que desfilarán por los Tribunales de Córdoba.
