En Chile, luego de varios allanamientos llevados a cabo por la policía en Antofagasta (a unos 1.300 kilómetros al norte de Santiago), se incautaron 1.195 ampollas de fentanilo.
Se trata de la incautación más grande que se hizo hasta la fecha en el país de la denominada “droga zombie”, que se logró con el apoyo de la Fiscalía de Análisis y Criminalidad Compleja.
En el marco de la pesquisa se identificaron cuatro viviendas donde se distribuían drogas y se reunieron evidencias que posibilitaron allanarlas simultáneamente.
La mayoría de las ampollas estaban en una de las casas, dentro de una caja de cartón, junto a otros fármacos, como metadona (100 ampollas) y midalozam (200 ampollas).
El fiscal regional de Antofagasta, Juan Castro Bekios, precisó que no hay registros en Chile de otra confiscación similar y que es un hecho “muy relevante” que se investigará con “particular atención” para determinar cómo llegó el producto a manos de los traficantes y qué uso le pretendían dar.
En el marco de los procedimientos, seis individuos (tres hombres y tres mujeres) fueron detenidos. Todos son chilenos y tienen antecedentes por tráfico de drogas, amenazas y otros delitos. Al ser considerados un peligro para la sociedad, se dictó su prisión preventiva y el plazo de investigación se fijó en 120 días.
La delegada presidencial Regional de Antofagasta, Karen Behrens, indicó que la región es “muy importante” en el tránsito de droga desde otras zonas y el extranjero y valoró que la labor que se desarrolla en operativos e investigaciones es “sumamente relevante”.
Además, la funcionaria destacó la participación de la Unidad de Televigilancia de la Delegación Presidencial con sus drones.
En 2023 se registraron dos decomisos de fentanilo en Chile y las policías de cada región están en alerta.
Cabe recordar que en abril pasado, la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, viajó a la Argentina y se entrevistó con el presidente Javier Milei en Ushuaia.
Entre otras cuestiones, la militar expresó su preocupación por la creciente presencia de fentanilo en países latinoamericanos.
Opiáceos
En Sudamérica, pese a que el consumo de opiáceos y de heroína no es tan común, crece la preocupación porque hay población adicta que ya usa fentanilo.
A principios de 2023, en Brasil, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) actualizó su lista de precursores de drogas y sustancias psicoterapéuticas y sumó el precursor que permite producirlo sintéticamente en laboratorios.
La medida implica que cualquier persona que comercialice fentanilo en Brasil debe contar con una autorización especial de la Anvisa, que también exige que el producto se almacene bajo llave o con dispositivos de seguridad.
Además, los hospitales tienen que registrar toda manipulación de fentanilo y los médicos lo recetan deben hacerlo con un formulario específico.
La Anvisa se basó en las recomendaciones de 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
El Centro de Información y Asistencia Toxicológica (CIATox) de la Universidad de Campinas (San Pablo) ya registró casos de sobredosis.
A principios de mayo del año pasado se lanzó en el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de Brasil el cuarto informe del Sistema de Alerta Rápida sobre Drogas (SAR) sobre el fentanilo, para permitir la rápida circulación de la información en cuanto se detecten rastros. Según la Secretaría Nacional de Política sobre Drogas, hasta ahora las incautaciones del analgésico fueron “episódicas”.
Argentina
En julio de 2023, en Misiones, Gendarmería Nacional detectó dentro de una encomienda 500 ampollas de fentanilo.
El operativo se desplegó en la ruta nacional Nº 12. La droga salió de Posadas e iba a la terminal porteña de Retiro.
Las ampollas -insumos fuertemente controlados, usados por anestesistas y galenos especializados en cuidados paliativos- son de producción nacional. Las fabricó el laboratorio Gobbi-Novag, bajo la marca “Fentanovag”.
Producción
Hasta ahora no se descubrió producción clandestina de fentanilo en Argentina y las problemáticas dentro del sistema penal son el uso indebido y la venta desleal del material.
Un caso resonante ocurrió en el Hospital Fernández, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Un enfermero de carrera del nosocomio quedó incriminado por hechos ocurridos en 2018. En dos ocasiones, sustrajo medicación (fentanilo y morfina) sin dejar rastros de su cantidad y contenido.
En febrero de 2022, se estableció que la cocaína envenenada vendida en el conurbano bonaerense, en la villa Puerta 8 de Tres de Febrero, que mató a 24 consumidores, era carfentanilo, un derivado del fentanilo 30 veces más potente.
En septiembre del año pasado, con el objetivo de evitar el tráfico ilegal de la sustancia, la Dirección General de Aduanas estableció una serie de controles más estrictos para el ingreso al país del fentanilo, luego de que se detectara en Ezeiza un cargamento con más de un kilo del estupefaciente que iba a ser enviado a Miami.
El organismo creó un registro y dispuso que quienes quieran operar en el comercio internacional con la droga deberán presentar primero una Declaración Anticipada Jurada de Importación/Exportación específica para el producto y sus derivados.
La documentación va a la Sección Precursores Químicos y Drogas Emergentes, dependiente del Departamento Narcotráfico de la Dirección de Investigaciones y Procedimientos, en el ámbito de la Subdirección General de Control Aduanero.
Asimismo, la Aduana determinó que los envíos de la sustancia al exterior solo podrán ser realizadas por vía aérea y por el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, en jurisdicción de la Dirección Aduana de Ezeiza, dependiente de la Subdirección General de Operaciones Aduaneras Metropolitanas.
Estragos
El fentanilo es una de las drogas más poderosas y adictivas del mercado narco y potencia los negocios de los cárteles mexicanos en Estados Unidos.
Genera estragos entre adictos de grandes centros urbanos y en 2022 las sobredosis causaron las dos terceras partes de las 110 mil muertes entre gente de 18 y 49 años.
Hace poco menos de un año, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, reunió virtualmente a representantes de 84 países -entre ellos, México, principal vía de entrada de la sustancia al territorio estadounidense- para delinear una coalición global y aumentar la cooperación en la lucha contra el fentanilo y otras drogas sintéticas.
“Estados Unidos es como el canario en la mina de carbón: en otras palabras, lo que está pasando aquí con el fentanilo pronto sucederá en el resto del mundo”, planteó Blinken.
En esa línea, advirtió que ya saturado el mercado en EEUU “las mafias criminales transnacionales están enfocándose en otros lugares”. “Si no actuamos juntos con feroz urgencia, será una catástrofe”, dijo.
Recordó que las organizaciones criminales que trafican drogas sintéticas son extremadamente hábiles para explotar los eslabones débiles del “sistema global interconectado”.
“Cuando un gobierno restringe agresivamente el precursor químico, los traficantes lo compran en otro lugar. Cuando un país cierra una ruta de tránsito, los traficantes se trasladan rápidamente a otro. Ésta es la definición de un problema que ningún país puede resolver solo”, agregó.
China, productor de las sustancias químicas que se usan para fabricar fentanilo -la droga inventada en los años 60 que revolucionó la anestesiología- fue invitada al encuentro, pero no compareció.
Además, en el orden del día de la reunión virtual estaban, entre otros, la ketamina, potente anestésico de uso legal en Estados Unidos; el MDMA, en su última fase de aprobación para emplearlo en pacientes con trastornos como el estrés postraumático, y la metanfetamina, que protagonizó la antepenúltima crisis de narcóticos del país norteamericano.
Las drogas sintéticas son más fáciles de fabricar y de transportar ilícitamente que otras.
El año pasado, la DEA (siglas en inglés de la agencia antidrogas) incautó 50,6 millones de píldoras falsas y 4.500 kilos de polvo de fentanilo, el equivalente a casi 380 millones de dosis potencialmente mortales.
El problema con los opiáceos en EEUU se remonta a los años 90, cuando farmacéuticas como Purdue Pharma inundaron el mercado con el analgésico OxyContin, que se comercializó con el engaño de que no creaba hábito. Cuando los médicos dejaron de recetar las pastillas, quienes desarrollaron dependencia comenzaron a usar heroína.