Yulia Navalnaya, la viuda del opositor ruso Alexey Navalny, quien falleció la semana pasada a los 47 años en un penal del Ártico, donde cumplía una pena de 19 años de prisión por supuesto “extremismo” y “fraude”, acusó desde Bruselas al presidente de Rusia, Vladimir Putin, de matar a su marido.
Además, antes de mantener una reunión con cancilleres de la Unión Europea (UE), adelantó que continuará la lucha del activista.
“Putin mató al padre de mis hijos”, afirmó Yulia Navalnaya en un video publicado en redes sociales.
La mujer, que no vio a su esposo en dos años, acusó al mandatario ruso de ser “personalmente responsable” de la muerte de su marido y le pidió a la comunidad internacional unirse para derrocar al “régimen aterrador” que encabeza.
“A mi marido no lo pudieron quebrar, por eso Putin lo mató”, aseveró.
El resto de la familia del dirigente también acusa al Kremlin por el crimen y por ocultar pruebas reteniendo el cuerpo.
En una muestra de apoyo a la viuda y al resto de los allegados del político, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo que “el gran responsable” por su muerte es “el propio Putin”.
Borrell también dijo que espera los estados de la Unión Europea (UE) propongan nuevas sanciones a los responsables directos del hecho.
“Tenemos que enviar un mensaje de apoyo a la oposición rusa”, declaró Borrell ante la prensa, al llegar a la reunión ministerial en Bruselas.
Según los servicios penitenciarios rusos, el recluso comenzó a sentirse mal y se desmayó tras dar un paseo.
La muerte de Navalny desató una ola de conmoción e indignación en Rusia y Occidente.
Navalny se volvió popular por sus denuncias de casos de corrupción bajo el Gobierno de Putin. En agosto del año pasado fue condenado a 19 años de prisión. Hasta mediados de diciembre estuvo detenido en una cárcel de máxima seguridad cerca de Moscú hasta que fue trasladado en diciembre a un penal en el Ártico ruso.
Quedó detenido en enero de 2021, al regresar a su país tras recuperarse en Alemania, donde fue hospitalizado tras ser víctima de un envenenamiento.
Durante su reclusión pasó unos 300 días en una celda disciplinaria, en duras condiciones de aislamiento.
Putin nunca nombró a Navalny y no hizo ningún comentario sobre su muerte, que ocurrió un mes antes de las elecciones presidenciales.