El presidente de Bolivia, Luis Arce, cambió el alto mando militar del país y le solicitó a las nuevas autoridades apego a la Constitución, en medio de la ola de protestas que sacude al departamento de Santa Cruz y en el marco de una situación social que calificó como “amenaza de un golpe de Estado como el ocurrido en 2019”.
En el acto de posesión que se realizó en la Casa Grande del Pueblo, sede de la presidencia, el mandatario afirmó que “el lugar de las Fuerzas Armadas está en el seno de su pueblo” y que “su obligación es defender al Gobierno legítimamente elegido en las urnas”.
En el departamento de Santa Cruz ya van 11 días de paro , en demanda de que el censo nacional se realice en 2023 y no en 2024, como decidió el Gobierno.
Arce aludió al conflicto, que incluye consignas en contra de su gestión, y afirmó que los bolivianos quieren “paz y tranquilidad”.
Según Arce, sus críticos “ponen en movimiento una estrategia para reeditar el golpe de Estado de 2019” porque “se habla de marchas” y no “de un proceso de pacto social”.
“Eso se llama atentar contra la integridad nacional”, estimó.
El general de Ejército Hugo Arandia López asumió la conducción de las Fuerzas Armadas y el contralmirante Gonzalo Víctor Bigabriel Sánchez quedó designado como Jefe de Estado Mayor.
Los comandantes de las tres fuerzas son Marcelo Zegarra Gutiérrez (Aérea), Juan Arnéz Salvador (Naval) y Juan José Zúñiga (Ejército).
El alto mando saliente fue designado hace un año.