“Se puede solucionar el conflicto con el campo, pero si esa paz no se utiliza para solucionar la inflación, vamos a seguir en este estado de conflicto permanente”, aseguró a Comercio y Justicia Luis Secco, director consultor del departamento de Economía de la consultora Deloitte, en el marco de la conferencia “La Argentina después del conflicto con el campo”.
– Con el revuelo generado por el conflicto con el sector agrario, ¿el Gobierno logra que se deje de hablar de la inflación y del Indec?
– Ese es el tema central. Hay un caldo de cultivo en el conflicto con el campo que es la inflación, y no sólo la inflación por sí misma, sino porque en esta economía, por primera vez desde el 2002, los ingresos reales de la mayoría de la población están cayendo. Esto crea una situación de angustia porque la plata cada vez alcanza menos y yo creo que aquí está el porqué de la simpatía de un segmento de la sociedad con el campo. Ahora se puede solucionar el conflicto, pero si no se utiliza el momento para solucionar la inflación, repito, seguiremos en conflicto. Porque ése es el gran problema. La inflación no es un convidado de este modelo sino la consecuencia de él. Entonces, si no se modifica, vamos a seguir teniendo inflación, pase lo que pase con los granos.
– ¿Cómo se destraba el conflicto?
– Yo creo que no va a terminar tan fácilmente. Va a estar latente durante mucho tiempo y con altibajos. Esta es la cuarta tregua; se puede presuponer que puede venir otro paro. Yo no creo que una resolución del Congreso pueda modificar mucho las cosas, a no ser que la oposición logre, en forma unificada, ir con un proyecto, con lo cual dejaría de ser de la minoría para pasar a ser el proyecto de la mayoría, pero me parece difícil que no vaya a haber retenciones móviles. Creo que la estrategia del Gobierno pasa más por una demora que por una búsqueda de solución.
– ¿La posición del Gobierno se debe a un capricho político o a una razón fiscal?
– Hubo un aumento de las retenciones en noviembre y fue muy fuerte. Con ese aumento se aseguraba casi un punto del PIB de recaudación y, por lo tanto, si no se lo gastaban, se aseguraban un punto del superávit primario. Ahora, esta modificación de marzo es mucho más difícil de explicar fiscalmente. Las retenciones móviles, tal y como están definidas, significan 3 ó 4 mil millones de pesos en un contexto en el que el Fisco, solamente con tributos nacionales, este año va a aumentar la recaudación algo así como en 70 mil millones de pesos. Entonces, estamos hablando de un conflicto que lleva 100 días, que ha generado pérdidas de imagen increíbles y que significa algo así como el 0,5% de la recaudación. Suena muy loco. Los criterios de voracidad fiscal son aplicables a las retenciones de noviembre, pero no a las móviles.
– ¿Y entonces?
– No creo que una marcha atrás comprometa la situación fiscal. Sí creo que hay más de político. Muchas de las decisiones que toma este Gobierno, si se las analiza sólo desde un punto de vista económico, no tienen sentido. Ahora, si se le agrega lo político tienden a hacerse más entendibles. El Gobierno hace de la confrontación su forma de hacer política. Y con las retenciones está aumentando su capacidad de interferencia en la economía.
– ¿C&oa