ESCUCHARLos desechos electrónicos componen el grupo de desperdicios de mayor crecimiento no sólo en Argentina sino en todo el mundo. Según las cifras oficiales, cada habitante produce, en promedio, en el país unos cuatro kilos de este tipo de residuos peligrosos por año. Más aún, la basura electrónica representa el 5 por ciento de los residuos sólidos urbanos del mundo. Ante la constante renovación de teléfonos celulares, computadoras, televisores, equipos de audio o impresoras, se estima que los residuos se triplicarán en los países más desarrollados. Sin embargo, no existe aún ninguna legislación que contemple este situación ni tampoco un mecanismo para deshacerse de los ‘Raee’ – Residuos de Artefactos Eléctricos y Electrónicos- de manera “amigable” con el ambiente.
Si bien no se realiza a escala industrial, el Laboratorio de Investigación Aplicada y Desarrollo (Liade) perteneciente a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC, lleva a cabo desde hace más de tres años la refuncionalización de residuos electrónicos. “En promedio, una familia va por su tercer cambio de computadora -sin tener en cuenta los usuarios más sofisticados- y se habla de que hay en funcionamiento unas 7 millones de máquinas en Argentina. Pensemos que por cada una de ellas, hay entre dos o tres computadoras que ya no están funcionando y que se convierten en basura electrónica”, explicó a Comercio y Justicia Ricardo Taborda, director de Liade.
– ¿En qué consiste el proceso de reciclado?
– En el reciclado de cualquier cosa hay dos extremos: por un lado, lo que no sirve para nada, que es basura inutilizable. En estos casos lo que se puede hacer es disminuirle el volumen de toxicidad para que en el momento de eliminarla cause el menor daño posible. En el otro extremo, que sería el más virtuoso, es cuando la basura electrónica se puede reutilizar. Es decir, no se cambia casi nada, sino más bien se eligen las mejores piezas de cada equipo para armar uno nuevo.
– ¿Cuántas máquinas recuperan por mes?
– En este contexto, estamos recuperando más de 10 computadoras por mes aproximadamente y desde que empezamos llevamos procesadas unas 2 mil computadoras. El año pasado, la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina nos quiso dar dos millones de computadoras, pero nuestro principal problema es que no contamos con recursos humanos ni económicos para procesar tantas máquinas. En este momento sólo una persona y media está trabajando en este proyecto. Nosotros trabajamos a escala de experimento para saber qué impacto tiene.
– ¿Quiénes son los principales beneficiarios de las máquinas que reciclan?
– Principalmente la misma Facultad que utiliza la mayoría de las computadoras que reciclamos ya que se pueden utilizar sin ningún problema para trabajos administrativos o didácticos. Pero, además, hemos acercado máquinas a colegios secundarios, escuelas primarias, centros de jubilados. La voluntad es acercarle esta herramienta a grupos que lo necesitan. Creo que el reciclado de la basura electrónica es una forma de alfabetización en los tiempos que corren, ya que una persona que no conoce el funcionamiento de una máquina carece una importante herramienta para desarrollarse en este contexto.
– ¿Cuáles son los principales problemas?
– Básicamente tenemos tres proble
