Por Guillermo Pedrotti / Consultor en comunicación organizal
El comunicador, integrado al área de recursos humanos, debe ser capaz de generar formatos eficaces que se traduzcan en resultados cuali-cuantificables. Ello lo logrará mediante la generación de planes inteligentes de acción comunicacional.
La correcta gestión de la comunicación otorgará mayor viabilidad a los proyectos organizacionales. Su finalidad es buscar la persuasión de los públicos de referencia, logrando crear consenso, reputación y legitimidad en los mismos. En resumen, se persigue la construcción y el afianzamiento de los niveles de confianza.
Una falta de políticas comunicacionales o una desacertada aplicación de éstas pueden traer aparejadas una serie de perjuicios para la organización. Algunos de ellos son:
1) Generación de un clima interno desfavorable: los ruidos en el proceso generarán, seguramente, disrupciones en la comunicación que afecten la constitución de un clima interno favorable.
2) Incumplimiento de los objetivos: una mala comunicación generará un desconocimiento y atentará contra el cumplimiento.
3) Proliferación de rumores: estos ruidos una empresa no puede evitarlos, sólo proveerlos.
4) Incomunicación organizacional: si no hay comunicación no hay retroalimentación y sin ella difícilmente se logre trabajar en la búsqueda de objetivos.
5) Daño en la imagen institucional: una organización con fuertes ruidos internos, difícilmente pueda transmitir una imagen sólida al exterior.
Un proceso de comunicación eficiente requiere de la creación de un medio que posibilite la correcta retroalimentación o feedback. Esto es imprescindible para desarrollar cualquier tipo de acción que permita conocer los deseos y necesidades del factor humano.
Sólo se podrá obtener un verdadero compromiso de nuestros empleados cuando se sientan identificados con la realidad empresarial.
Para ello se deberá transparentar los objetivos de la empresa y comunicar integralmente la visión y valores de la organización.
Se hace necesario pensar en la integralidad del proceso, analizando los distintos mensajes elaborados, su pertinencia y el posible impacto sobre los públicos internos. Sólo de esta forma lograremos un mayor sentido de pertenencia y fidelidad institucional.
Al momento de comunicar eficientemente se deberá prestar especial atención a qué se comunica, a quiénes y cómo se lo hace.
La inexistencia de estrategias de comunicación interna, la falta de canales o una pobre utilización de éstos causan estancamiento en las gestiones, procesos, acciones y relaciones.
Es corriente la gestión de información, más no de comunicación, en las empresas. Una efectiva gestión de la comunicación interna debe comenzar por la pirámide de la organización.
Algunos consejos que pueden ayudar a instaurar un modelo eficiente son:
1) Escucha activa: genera formatos de vinculación entre la empresa y sus recursos humanos.
2) Monitoreo: conozca el clima interno de su organización. Avance en acciones más efectivas que la clásica encuesta de clima organizacional.
3) Información: dé a conocer los valores de su empresa y las principales novedades.
4) Transparencia: asocie las acciones con las palabras.
5) Flexibilidad: adopte un lenguaje correcto pero agradable. Abandone la rigidez y el formalismo.
6) Creatividad: sea innovador en sus métodos de evaluación y en los soportes que utilice.
El proceso de comunicación interna de una organización es un conjunto integral, motorizado mediante acciones que se orientan sinérgicamente hacia la totalidad de los públicos internos. Para ello deberemos prever la utilización de distintos soportes, de acuerdo con cada situación en particular.