jueves 3, octubre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Milei y el discurso de un virrey a la colonia argentina

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Por Miguel Julio Rodríguez Villafañe (*)

El discurso del presidente Javier Milei en el Congreso Nacional del pasado domingo 15, por el cual presentaba el presupuesto para el año 2025, fue propio de un virrey del año 1800, dirigiéndose a la colonia argentina, ex virreinato del Río de la Plata, cumpliendo los mandatos del actual monarca “mercado financiero”.

Como colonia, ya se ha mandado y se sigue mandando el oro nuestro, a disposición del monarca, mientras que el pueblo no sabe cuánto oro se envió y dónde está guardado

Además, como buen virrey, Milei le garantizó a la monarquía que siempre hará que se pague lo que pretende ella y, si hay mejoras de ingresos fiscales en el Estado colonial, se va a priorizar el pago de la deuda y sus intereses, que se tiene con la casta monárquica; no obstante, muchas de esas supuestas deudas son odiosas, usurarias, írritas e ilegítimas. Milei siempre deja en claro que se “honrarán” esas deudas, ya que todo lo que se honra, en este caso al “dios dinero especulativo”, es superior al pueblo y esa propiedad privada de un dios siempre estará garantizada. 

A su vez, si bien se pregona la defensa de la propiedad privada, no se aclara que sólo es la de la monarquía financiera. Para el pueblo y particularmente, los jubilados, para ellos no hay propiedad privada sino que se les “priva de la propiedad”. Se justifica el robo a los jubilados, para no producir desequilibrio fiscal, porque puede afectar la garantía a la propiedad usuraria de la monarquía financiera

La casta feudal que defendió el tesoro de la monarquía, es decir, los legisladores que aprobaron el veto presidencial, el virrey los trató como 87 héroes “caballeros del rey”. Sólo en una monarquía son héroes y los festejan, con un asado argentino, a quienes han atacado los derechos del pueblo, que tienen el deber de representar. Mientras tanto, los más débiles no tienen acceso a los alimentos que tiene el virrey, que los deja vencer y no se los entrega a los comedores comunitarios o populares. Todo ello, en un accionar protervo, o sea, obstinado en la maldad.

A su vez, el virrey criticó a la “justicia social” porque sostuvo que con base en ella el Estado, les saca plata a la monarquía y a los señores feudales, para dársela a quienes no la ganaron. Por ello, en el presupuesto de 2025 se rebaja 22% el impuesto a los bienes personales y se les saca a los importadores el impuesto país, mientras que, los pequeños contribuyentes monotributistas deberán pagar 198% más. 

Asimismo, a los monarcas y caballeros feudales amigos que inviertan en el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) se les ofrece incentivos fiscales, aduaneros y cambiarios durante 30 años. El capital RIGI sólo pagará 25% como impuesto a las ganancias y no pagarán el impuesto al valor agregado (IVA), entre otras ventajas, mientras que, a los productores o industriales patrios se les cobrará 35% como impuesto a las ganancias y 21% como IVA.

Genocidios por goteo por medio la indiferencia y el abandono

En esos planteos tramposos y perversos, dirigidos a súbditos maltratados, Milei pretende justificar crímenes sociales de lesa humanidad, verdaderos genocidios por goteo mediante la indiferencia y el abandono, generando situaciones que llevan a la indignidad y a la muerte genocida de las personas, como los adultos mayores. No se les reajustan debidamente sus jubilaciones o retiros y cobran ingresos por debajo de la línea de pobreza o la indigencia, no se les dan los medicamentos que les daba el PAMI, se precariza el acceso a la salud y quedan a merced de tener que optar entre comer o comprar los medicamentos necesarios.

El “hambre” gobierna el futuro y el virrey no hizo una sola referencia a la situación social, cuando un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) afirmó que, en el país, hay un millón de niños/as que se acuestan sin cenar. 

No se les reconoce a los jubilados una diferencia de sueldo a su favor de $15.000 pesos promedio, al vetar la ley, mientras que al vocero presidencial Manuel Adornis se lo eleva a nivel de ministro y, obviamente, con sueldo mayor.

Además, todo se acomoda a lo sostenido en el “Informe sobre la estabilidad financiera mundial”, de 2012, realizado por el Fondo Monetario Internacional o Fondo Monárquico Intocable (FMI), que puso de relieve las implicaciones financieras del riesgo de longevidad. Se sostenía la necesidad de recortar las prestaciones jubilatorias, ante “el riesgo de que la gente viva más de lo esperado”.

El virrey pretende que quienes tenemos determinada edad pidamos disculpas a la sociedad por serle una carga y se habilita la “cultura de confrontación”, desde la canallesca acusación dirigida a los mayores de “robar el futuro a los jóvenes”.

Dentro de las graves injusticias que se provoca a la mal llamada clase pasiva, el virrey no habla de los juicios de los jubilados, perdidos por el Estado.

La ley vigente 24463 del Procedimiento Judicial de la Seguridad Social, del año 1995, determina, de una forma discriminante, en el artículo 21 que, ante los juicios de naturaleza previsional, “en todos los casos las costas serán por su orden”. O sea, la norma establece, que no obstante los jubilados o pensionados hayan ganado el juicio a la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), de todas formas deben pagar sus gastos y los honorarios de sus abogados. Ello trae en consecuencia que el Estado, al no tener que pagar las costas, interpone todos los recursos posibles para dilatar cualquier resolución judicial aún, cuando en el tema planteado hubiera jurisprudencia pacífica, contraria a la postura asumida por el Anses. Repárese, en este aspecto que, por lo general, el Estado nacional lleva las causas hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lo que significa, además, mayores costos para las personas mayores accionantes, en un extenso territorio como el nuestro, que deben terminar litigando en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sede del Máximo Tribunal del país. 

A su vez, la demora arbitraria, discriminatoria y cruel, en cuestiones de contenido alimentario y vital, a la que el Estado Nacional somete a los/as jubilados/as, al no reconocerles sus derechos, no solo perjudica sus patrimonios, sino que, también ataca uno de los bienes escasos de las personas mayores, como es el tiempo. Un reconocimiento tardío de sus derechos les impide, muchas veces, disfrutar adecuadamente de lo que les es propio. 

Pero ahora, Milei no dice que se van a pagar la deuda de los 90.000 juicios ganados por los jubilados y retirados. Ese dinero de propiedad de los que ganaron no queda claro cuándo se abonará. 

Tampoco el virrey aclara si abonará las abultadas deudas que tiene con las Cajas de Jubilaciones provinciales, como es el caso de la de Córdoba. Pero les dice a los gobernadores que deben ajustar aún más sus cuentas.

No se puede tolerar el genocidio por goteo de nuestros ancianos. 

(*) Abogado constitucionalista

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