Por Consultores de Empresas
Una pregunta de respuesta simple, ya que la encontramos en el accionar de cada ejecutivo. Si sólo se limita a comunicar a los empleados qué deben hacer, estamos frente a un jefe clásico. Por otro lado, si su acción se centra en un trabajo de motivación y acompañamiento, que permita el cumplimiento de las tareas en tiempo y forma, nos encontraremos ante un verdadero líder organizacional.
Según una investigación realizada por Henry Mintzberg, los directivos de empresas se enfrentan diariamente a una gran cantidad y variedad de actividades que deben resolver en el escaso tiempo con el que cuentan y dedican a cada una de ellas. Por otro lado, la interrupción continua de su labor (llamadas, correos electrónicos, visitas, subordinados, etc.) genera discontinuidad y la necesidad de tomar decisiones en tiempos limitados, con poca posibilidad de programación y reflexión, debiendo responder a las necesidades del momento en tiempo real. En este escenario es imprescindible comenzar a delegar.
La diferencia entre ambos radica en la forma de trabajo y sus resultados son claramente visibles al cierre de balance anual. Podemos afirmar que, ante todo, delegar encarna una fuerte actitud de confianza. Una acción que se expresa con la transferencia de un determinado poder relativo, por parte del delegante, ante la seguridad del cumplimiento efectivo de la tarea.
En el camino de la delegación hacia estratos menores de la pirámide organizacional, debemos tener en cuenta una serie de ítems:
1. Seleccionar un grupo humano de trabajo comprometido, conocerlo y comprenderlo.
2. Generar confianza y sentido de pertenencia en cada uno de los miembros del equipo.
3. Capacitar a cada persona en los aspectos claves de la tarea a delegar.
4. Acompañar el crecimiento del equipo. En el proceso de delegación se pueden cometer errores, ante los cuales es necesario conducir al subordinado a la búsqueda de las causas y soluciones.
Por último, es bueno recordar que el secreto de la cuestión reside en la gente que conforma la organización. Conocerse a uno mismo y a sus subordinados es la clave de un liderazgo participativo exitoso.