El primer mes del año, cuando muchos pensaban que el impacto de la crisis mundial empezaría a aflorar con fuerza en Argentina, mostró resultados contradictorios. O por lo menos, es hasta ahora menos rigurosa que en países vecinos. En Brasil, la producción industrial descendió 12,4 por ciento y en Chile, 4,3 por ciento, con el agravante de la suspensión de inversiones emblemáticas de cara al Bicentenario.
En Argentina, CAME reportó que las ventas minoristas -principal termómetro de la actividad- tuvieron un comienzo de año poco común. Las zonas turísticas vendieron muy por debajo de las temporadas anteriores, mientras que en las grandes ciudades hubo más movimiento de lo esperado. Sin embargo, en el promedio final, las cantidades vendidas por los comercios minoristas retrocedieron 12,1% frente al mismo mes del año pasado.
En Córdoba, las ventas bajaron en algunos rubros hasta un 30 por ciento, según un relevamiento preliminar de la Cámara de Comercio local. Sin embargo, la entidad aclaró que enero es un mes atípico, donde estacionalmente se produce un retroceso importante debido a las vacaciones y el abandono de la ciudad de un contingente de ciudadanos. En esta provincia, el temor mayor es la fuerte desaceleración de la actividad industrial, con el peligro de un incremento de la desocupación. Las autoridades locales temen este riesgo y buscan soluciones en las ventas externas, donde existen posibilidades de colocar productos locales que tienen alguna ventaja, como la maquinaria agrícola. El informe nacional sobre la actividad comercial de CAME indica que la mayoría de los rubros que componen la oferta minorista vieron reducir sus ventas en enero, registrándose caídas de dos dígitos en rubros como Indumentaria, Calzados, Muebles, Inmobiliarias, Relojerías y Joyerías.
La característica particular de enero 2009 fue la menor cantidad de familias que se tomaron vacaciones, y en cambio, prevalecieron las ‘escapadas de fin de semana’. Eso provocó que las grandes ciudades del país tuvieran mayores ventas de lo planeado durante la semana (entre lunes y jueves), mientras que los fines de semanas los negocios disminuían sensiblemente la clientela. En las zonas turísticas sucedió lo inverso: los negocios permanecían semivacíos en la semana y sólo se registraba movimiento los días viernes, sábados y domingos.
Para competir con las promociones de las grandes cadenas y de los shoppings, muchos negocios, para vender y atraer a un público que continúa cuidando minuciosamente sus gastos, volvieron a lanzar todo tipo de descuentos y promociones poco habituales para enero con importantes rebajas de precios. Fue la forma de liquidar stock, recuperar ventas y conseguir efectivo. A su vez, volvieron a ofrecer cuotas sin interés, absorbiendo el costo financiero. Pero al mismo tiempo, esas ofertas están afectando seriamente la tasa de ganancias de los comercios, que en los últimos meses vienen teniendo pérdidas importantes en su rentabilidad, que se agravaron en enero.