El paro nacional convocado por los jefes de las CGT opositoras, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, al que se sumó la CTA de Pablo Micheli, se sintió con fuerza en el área metropolitana y gran parte del país, debido a la adhesión de los trabajadores del sector transporte.
Las consignas centrales fueron contra el “ajuste, la inflación y la inseguridad”.
“Cuando lanzamos la convocatoria, no nos equivocamos en lo que la gente quería expresar hoy. Quedó de manifiesto la bronca y el desencanto que hay en la gente por la falta de respuestas y el maltrato que nos dan”, dijo el lider de la CGT opositora, Hugo Moyano.
El Gobierno expresó su repudio a la medida de fuerza y la calificó como un “gran piquete nacional con paro de transporte”. “Quieren sitiar ciudades como hacían los señores feudales en la Edad Media”, dijo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en su conferencia de prensa habitual en la Casa Rosada.
En el interior
Al igual que en la capital y el Gran Buenos Aires, la medida tuvo importante adhesión en el interior del país, principalmente debido a la ausencia de transporte urbano, recolección de residuos y provisión de combustible. “Hay un paro con dimensiones muy fuertes en todo el país”, advirtió el titular del sindicato de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, durante la conferencia en la CGT Azopardo. Y agregó: “La ausencia es casi total. Hay más de un millón de trabajadores que están paro”, indicó.
La falta de transporte resultó un componente determinante
La jornada de paro convocada por las centrales obreras contrarias al Gobierno nacional tuvo en la falta de transporte público un aliado que resultó determinante para la mayoría de las actividades.
Si bien algunos gremios como SEP, municipales y recolectores de basura anticiparon que no participarían de las medidas, el ausentismo en las dependencias provinciales y en el Palacio 6 de Julio fue notoria, en tanto que la basura quedó sin recoger en vastos sectores de la ciudad.
La situación de taxistas tuvo un capítulo aparte, por cuanto el sindicato de peones acató el paro, mientras los patrones salieron a trabajar. Los remiseros no se plegaron, pero los bolsillos flacos de los cordobeses también condicionaron la cantidad de viajes en los vehículos de alquiler.
A primera hora de la mañana, militantes socialistas con los legisladores Liliana Olivero y Eduardo Salas a la cabeza, cortaron el puente Centenario fieles a la consigna de que la medida no se convirtiera en un “paro matero”, como parecía inducirse desde las centrales que comandan Hugo Moyano y Hugo Barrionuevo. Así criticaron por igual a los gobiernos de Cristina, De la Sota y Mestre, manifestándose fuertemente contra el aumento de tarifas, los despidos y suspensiones de trabajadores, y la represión que en esos momentos sufrían los piqueteros en la Panamericana bonaerense.
El centro de la ciudad fue otra muestra acabada de los alcances: casi la mitad de los comercios de la zona prefirieron no abrir sus puertas.