ESCUCHAREl proyecto para examinar la tarea de los jueces cada cuatro años sigue cosechando objeciones. El autor, el diputado del Frente para la Victoria Alejandro Rossi (hermano de Agustín, el presidente del bloque kirchnerista), considera que “hay una mirada aristocratizante y conservadora en la tarea judicial” y sostiene que a la hora de postular a un aspirante a juez se debe considerar su ideología y su mirada religiosa. El proyecto incluye exámenes periódicos para que los magistrados revaliden sus cargos y que ya fue tildada de “mamarracho jurídico”por Ricardo Recondo, presidente de la Asociación de Magistrados de la Justicia Nacional. Tampoco cayó bien en la Asociación de Magistrados de Córdoba. Su titular, Víctor Vélez, consideró que “en el fondo, lo que aquí está en juego es el poder de los jueces”.
– ¿Cuál es la postura de la Asociación respecto del proyecto presentado por Alejandro Rossi en el Congreso?
– El proyecto que presentó el diputado Rossi no hace alusión, como se dice, a una investigación de la vida privada de los jueces, lo cual iría en contra de lo que establece la Constitución Nacional en el sentido de que las acciones privadas de los hombres que no ofenden la moral y las buenas costumbres están exentas de la autoridad de los magistrados. No obstante, tiene tres puntos claramente objetables. El primero establece que los jueces sean evaluados cada cuatro años, siendo pasibles de destitución, lo que echa por tierra el requisito de permanencia en el cargo que es garantía de independencia para evitar presiones en determinado sentido. Imagine a un juez sometido a una evaluación de un Consejo (de la Magistratura) que puede responder al poder de turno…, quedaría en una situación de suma vulnerabilidad, sobre todo si tiene asuntos que comprometen a funcionarios del gobierno. Esto no quiere decir que frente a denuncias puntuales sea enjuiciado y destituido si corresponde. Pero seamos francos, en la jerga política suele acudirse a estos mecanismos para intentar ”domesticar” a jueces independientes -respecto al oficialismo de turno-. En los hechos, los jueces son examinados cada día por las partes, los tribunales superiores, la prensa, el juicio académico, etc.
El segundo punto es que los representantes de los abogados sean electos en elecciones populares, yendo en las listas de los partidos políticos, con lo cual ya no representarían al estamento letrado -que no es malo en sí mismo- sino a los partidos, por lo que se deduce que obrarán con base en esos intereses. Y el tercer punto es que uno de cada tres concursos debe ser cubierto por gente que no haya estado en la justicia. La cuestión es que la experiencia demuestra que son muy pocos los que se presentan sin haber tenido experiencia judicial y que, en general, siempre quedan mejor colocados los que han tenido esta previa experiencia.
– ¿Cómo impactaría el proyecto?
-En caso de prosperar este proyecto, se corre el riesgo de que baje el nivel de idoneidad y esto repercute negativamente en todos los que requieren el servicio de justicia. En el fondo, lo que aquí está en juego es el poder de los jueces. Un juez independiente molesta cuando los intereses personales o partidarios se confunden con los generales y entonces comienza el camino para limitarlo y controlarlo. Uno de los modos es dominar los sistemas de selección y remoción; otro, por ejemplo, los exámenes periódicos. Yo creo que toda extralimitación es mala. Sería inaceptable un
