La “Marcha del Silencio” organizada por un grupo de fiscales y acompañada por referentes de la oposición a un mes de la muerte del fiscal Alberto Nisman se convirtió, finalmente, en la marcha de los paraguas por la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad de Buenos Aires poco antes de que se iniciara una movilización que reunió a un importante número de personas, en su mayoría de sectores de clase media.
Como en las marchas organizadas por Juan Carlos Blumberg en 2004 después del asesinato de su hijo Axel, los actos impulsados por el campo y en los recientes “cacerolazos”, en esta concentración el dato sobresaliente fue la composición social de sus integrantes: clase media y media-alta.
Otro dato importante de esta “Marcha del Silencio” fue la ausencia de jóvenes como sector organizado o espontáneo, más allá de algunos que acompañaban a sus padres. La mayoría de los manifestantes era de edad madura, de evidente actividad profesional o empleados jerárquicos.
La concentración se inició alrededor de las 17 en Plaza Lorea, frente al teatro Liceo, donde una multitud aplaudía ante la llegada de cada uno de los fiscales convocantes.
“Gracias por estar aquí”, repetía el fiscal Germán Moldes, mientras que el dirigente judicial Julio Piumato se negaba a hacer declaraciones a la prensa: “Ésta es una marcha del silencio”, se justificaba.
Primero fue el viento intenso y el cielo oscuro y amenazante. Después, el diluvio que cayó sobre la ciudad obligó a muchos manifestantes a refugiarse en bares y edificios. El palacio Barolo y el teatro Avenida recibieron a una multitud ansiosa por cubrirse, que obligó a acelerar los tiempos de la marcha hacia la Plaza de Mayo.
Una camioneta del gremio judicial encabezó la movilización, mientras que la exmujer de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, acompañada por sus hijas, subió a un vehículo para trasladarse a la plaza. Según datos suministrados por la Policía Federal Argentina, en la marcha y concentración participaron entre 70 mil y 80 mil personas.
A pesar de que era un marcha del silencio, algunos gritos de “Argentina, Argentina” se mezclaban con “Asesina, asesina”, en clara alusión a la Presidenta.
En tanto, algunas consignas escritas en pancartas no representaban, precisamente, el carácter pacífico que se le quiso dar a la marcha: “CFK,basta de terrorismo de Estado”, o “Cristina, nos vas a tener que matar a todos como a Nisman”.
Los fiscales -Raúl Pleé, Germán Moldes, Ricardo Sáenz, Guillermo Marijuan y Carlos Stornelli- marcharon detras del automóvil que trasladaba a la familia de Nisman.
En una segunda línea se movilizaron los dirigentes de la oposición: los radicales Ricardo Alfonsín, Julio Cobos, Mario Negri y Ricardo Gil Lavedra, entre otros.
El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, marchó junto a su esposa, Juiana Awada.
También estaban en esa línea el socialista Hermes Binner y el dirigente de Libres del Sur, Humberto Tumini.
El Patio Olmos fue otra vez el punto de encuentro
Unos diez mil cordobeses se congregaron en la ex Plaza Vélez Sársfield frente al shopping Patio Olmos, uniéndose así a la “marcha del silencio” organizada para homenajear al fallecido fiscal Alberto Nisman y exigir que la Justicia esclarezca este caso.
Si bien no hubo convocatorias oficiales de las entidades vinculadas con la Justicia en Córdoba, la convocatoria circuló por las redes sociales y medios de comunicación, hasta lograr congregar ese importante número.
Uno de los que se hizo presente fue Marcelo Bee Sellares, vicepresidente segundo del Colegio de Abogados, entidad que oficialmente había decidido no participar de la convocatoria.
Sin embargo, este dirigente sí se hizo presente y de hecho había convocado a participar de la manifestación. En tal sentido, Bee Sellares destacó que “cuando se camina, uno se da con gente que está convencida de que al fiscal lo han matado”. No obstante, aclaró que eso será objeto de la investigación que viene llevando adelante la fiscal, Viviana Fein, quien tiene a cargo la investigación.
En relación con la convocatoria, el comisario mayor Jorge Gómez dijo a Cadena 3 que hubo “entre 8 y 10 mil” manifestantes frente al centro comercial. También hubo marchas en el interior provincial.
Por su parte, el gobernador José Manuel de la Sota, quien expresó su apoyo a la marcha, finalmente no viajó a Buenos Aires para participar del acto central a raíz de las complicaciones que causó el temporal y señaló que su “deber” era “permanecer en Córdoba hasta que el último evacuado pueda volver a su casa”.