El año 2021 fue difícil para las desarrolladoras argentinas. La inflación, los saltos en el tipo de cambio, la pandemia y las elecciones no dieron respiro, pero en el sector esperan una recuperación para 2022.
“El 2021 será un año para recordar, uno de los más complejos y desafiantes para el sector”, sostiene Leonardo Rodríguez Nader, CEO y cofundador de CMVN Comunidad de Inversión, al hacer un balance del año.
“Convivimos con una inflación superior a 50% que nos obliga permanentemente a renegociar contratos y condiciones con proveedores y clientes. Sumado a esto, las variaciones en el tipo de cambio no oficial que percuden cualquier tipo de plan comercial y llenan de especulación el mercado de la compraventa. Como corolario, la segunda ola de la pandemia trajo aparejado un cierre total de las obras, y las elecciones, que siempre se llevan una atención desmedida y nos paralizan injustificadamente”, explicó Nader.
Con respecto a los alquileres, Hernán Nucifora, CEO de Global Investments, afirmó que la ley de alquileres perjudicó muchísimo: “Hizo que muchos propietarios sacaran de alquiler sus departamentos, se incrementó la demanda y eso hizo que los valores estuvieran por encima de 50% en pesos, pero con una oferta mucho menor”.
“Este año las ventas fueron escasas”, agregó Ari Milsztejn, CEO de G70 Desarrollos, al describir el mercado de compraventa. “Todos los factores llevaron a que las unidades bajaran sus precios en dólares, lo que generó que, a la hora de cerrar operaciones en obras avanzadas, los tiempos de negociación se estiraran y las ofertas fueran muy por debajo del equilibrio”, sostuvo.
De todas maneras, Milsztejn destacó que las construcciones “avanzaron a buen ritmo apalancadas por la suba del dólar y los precios de la construcción arrancaron 2021 estando bajos pero fueron aumentando a medida que avanzó el año, siempre tomando el dólar como regulador”.
Qué se espera de 2022
“Tenemos claro que será un buen año, vemos un contexto propicio para la recuperación de las ventas y el retorno de la inversión”, sintetizó Rodríguez Nader, y señaló que “será necesario algo de tranquilidad en las variables macro para que los inversores se animen a seguir apostando por el país”.
“Es un buen momento, la historia ha demostrado que luego de grandes crisis internacionales viene un período prolongado de crecimiento”, dijo el empresario, quien vaticinó que “las grandes ciudades, como Buenos Aires, se reordenarán y serán un gran foco de inversión por la infraestructura y los servicios que ofrecen”.
“La vida urbana se afianzará en una propuesta de múltiples usos. El turismo internacional será un gran reactivador que pondrá a prueba una capacidad instalada insuficiente y la muy poca inversión en las últimas décadas”, destacó.
Por su parte, Milsztejn espera que 2022 sea “un poco más claro, para poder proyectar por lo menos todo el año; la construcción va a seguir porque sigue siendo el único refugio de valor a largo plazo”.
“Nosotros estamos ya 100% desdolarizados y calculamos que el valor del m2 en obras nuevas acompañará al tipo de cambio y a la inflación de la Cámara de la Construcción. Estamos con la expectativa de lanzar nuevos proyectos y que empiece a haber una normalidad en el mercado y mayor demanda”, agregó Nucifora.
Cambios necesarios
Para lograr un 2022 mejor que 2021, los referentes consultados sostienen que es necesario que haya algunos cambios. Rodríguez Nader afirmó que “es imperiosa la derogación de la ley de alquileres y/o su modificación hacia un modelo que funcione para todas las partes. Actualmente no le sirve ni a propietarios ni a inquilinos y sólo ha generado una suba de precios desmedida e innecesaria”.
Por otro lado, agregó que “es fundamental trabajar en una nueva ley de promoción privada para el acceso a la vivienda. Un país con un déficit habitacional tan alto (1,5 millón de viviendas) tiene la obligación de juntar a todas las partes para encontrar las mejores soluciones a una problemática que no para de incrementarse. Es mucho el trabajo por hacer y para eso deben interactuar Gobierno, sindicatos y empresarios en un plan sostenible”.
Milsztejn, en tanto, opinó que las acciones necesarias son las mismas que en años anteriores: “Reglas claras, beneficios impositivos y fiscales para el que construye y para el comprador que motoriza, servicios básicos acordes al crecimiento urbano, entre otras”.
En la misma línea, Nucifora afirmó que sus “expectativas de 2022 son construir entre todos un mercado más sano, más competitivo, con mejor financiamiento y acceso a la vivienda. Ver de qué manera una persona de clase media, media baja y media alta puede acceder a su vivienda. El déficit de millón y medio de viviendas sigue existiendo en Argentina y creemos que un plan accesible de cuotas en pesos, a un plazo superior al transcurso de la obra, por ejemplo 120 meses, va a dinamizar mucho el mercado”.
“Probablemente, la industria del real estate en Argentina está atravesando una de sus peores crisis, la cual nos ha permitido trabajar en equipo en las cámaras e instituciones que nos representan, hemos podido plantear de un lado y del otro del mostrador los desafíos interesantes que tenemos hacia adelante. Hay mucho por hacer, estamos en un momento complejo pero también vemos las oportunidades que hay en muchos aspectos y eso nos alienta a redoblar los esfuerzos”, concluyó Rodríguez Nader.