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El Gobierno perdió en Buenos Aires, en 15 provincias y no controlará el Senado

El oficialismo perdería el quórum propio con los resultados de las comisiones legislativas.
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Por primera vez desde 1983, el peronismo queda sin mayoría propia en el órgano legislativo

Más de 34,3 millones de personas estaban convocadas ayer a votar para renovar un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados. Los argentinos ejercieron su derecho a voto y la participación en las urnas fue significativa, rondó entre 71% y 72%, es decir, cinco puntos más que en las primarias realizadas el pasado 12 de septiembre. 

Sin embargo, el dato novedoso es que los resultados del escrutinio provisorio de las elecciones legislativas llevaron a que el peronismo deba enfrentar un complicado escenario, inédito en la historia del partido en nuestro país: tener que gobernar sin el control del órgano legislativo. 

Desde 1983 el partido oficialista tenía quórum propio para aprobar las leyes en el Senado, lo que le aseguraba una cómoda posición en el juego de poder. Pero desde hoy, la configuración del Senado, y particularmente la forma de hacer política en él, comienza a transformarse, pues el peronismo deberá afinar su poder de negociación. 

De esta manera, tendrá que agudizar sus estrategias, establecer nuevos consensos con la oposición, generar alianzas con los partidos provinciales para tener más chances de lograr la aprobación de leyes claves para la continuidad de su plan de gobierno y el desarrollo económico del país, como el Presupuesto 2022. 

Es que la coalición gobernante se jugó el quórum en la Cámara alta, es decir la capacidad para sesionar sin la oposición, así como su posición como primera fuerza en la Cámara Baja. En esta elección legislativa se renovaron 127 bancas de las 257 de Diputados y 24 de los 72 escaños del Senado.

Nuevo mapa de poder 

El Frente de Todos (FdT) se quedará con 35 senadores y Juntos por el Cambio con 31. Además, habrá un bloque de seis senadores provinciales que serán quienes definan el camino de las leyes propuestas en la Cámara Alta.

La coalición gobernante encabezada por Alberto Fernández no sólo no pudo revertir la debacle que sufrió en las primarias de septiembre, en las que perdió en 18 de 24 distritos electorales, sino que tendrá que lidiar con un nuevo mapa político en el Congreso, que seguramente será adverso al oficialismo en los dos años que le restan de mandato.

El Gobierno, con el resultado de estos comicios, sufre un duro revés sobre los primeros dos años de mandato y ya anticipó que convocará al diálogo con la oposición, los empresarios y los trabajadores.

Milei, tercera fuerza en CABA 

El FdT mejoró algunos números pero no logró dar vuelta la elección del pasado 12 de septiembre. Aunque quedó a sólo un punto de diferencia en Buenos Aires, el mapa de resultados de las PASO no cambia en los principales distritos. El FdT recuperó Chaco, Salta y Tierra del Fuego; y pasó del segundo al tercer lugar en Jujuy y Santa Cruz.

En las ocho provincias que renovaban senador, el Gobierno ganó sólo en Catamarca y Tucumán. En las otras seis perdió. En ambos distritos del norte no tendría problemas para sostener el triunfo. En Catamarca, donde gobierna Raúl Jalil, uno de los gobernadores más alineados con la Casa Rosada, la diferencia fue de 20 puntos. El peronismo sacó 51,1% y Juntos por el Cambio (JxC), 31,40%.

El FdT logró retener el diputado que se jugaba por Córdoba, perdió algunos escaños en Diputados y el quórum propio del Senado. Un dato relevante es que la extrema derecha emerge con fuerza en la CABA (17%) y en Buenos Aires (7%). El dato novedoso es que los “libertarios” encabezados por Javier Milei arañaron 900 mil votos entre ambos distritos. Son un nuevo fenómeno electoral basado en un discurso en contra de la clase política. 

En la provincia de Buenos Aires, la alianza JxC se impuso con una mínima diferencia al FdT: 39,84% contra 38,52%. Diego Santilli superó entonces a Victoria Tolosa Paz. Así, el Gobierno redujo la diferencia en la provincia, su principal bastión electoral, e  igualó el número de legisladores electos con la primera fuerza.

En Capital Federal, María Eugenia Vidal (JxC) se impuso con comodidad por más de 20 puntos a Leandro Santoro (FdT). Con 99, 03% de mesas escrutadas, ganó con 47,2%, frente a Santoro con 25,10%. 

JxC ratificó el contundente triunfo en Córdoba y el FdT quedó tercero. Hacemos por Córdoba (HxC) obtuvo el segundo lugar y se quedó con la tercera banca para el Senado.

Con casi 98% de mesas escrutadas, la oposición nacional y cordobesa logró una contundente victoria en Córdoba, con más de 54% de los votos, para la categoría diputados, que encabezó Rodrigo de Loredo; y para el Senado, encabezada por Luis Juez. Bastante detrás quedó la fuerza local que lidera Juan Schiaretti, HxC, con 25% para la Cámara Baja y 24,98% para la Alta, y el FdT quedó relegado a un tercer lugar con 10,48% y  10,49%, respectivamente.

Si se consideran los resultados para Diputados, De Loredo (JxC) alcanza 54,04% y es seguido por Natalia de la Sota (HxC), con 24,98%. Luego, en tercer lugar se ubica Martín Gill (FdT), con 10,50%. En el cuarto escalón, Aurelio García Elorrio (Encuentro Vecinal Córdoba, EVC), con 3,81%. Cierra Liliana Olivero, del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), con 3,54%. 

Por el lado de Senadores, Luis Juez (JxC) encabeza con 54,06%, seguido por Alejandra Vigo (HxC), con 24,99%, y Carlos Caserio (FdT), con 10,48%. En cuarto lugar se ubica Juan Pablo Quinteros (EVC), con 3,76%, y Laura Vilches (FIT), con 3,54%. 

En el nuevo escenario, el kirchnerismo pierde la banca de Carlos Caserio en el Senado, JxC revalida las dos que ponía en juego y el otro espacio queda en manos de Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti. Por el lado de la Cámara Baja, en la proyección estimada que muestran los resultados provisorios, las nueve bancas que se repartirán quedarían en manos de JxC (6), HxC (2) y FdT (1).


El contexto marcó la elección

Por Francisco Venturini

Clima electoral difícil para la gente. Los indicadores de humor social, de marcha del rumbo del Gobierno y de funcionamiento de las instituciones (Latinobarómetro) describieron aquél como negativo. Disconformidad, incertidumbre, ansiedad; ésas fueron las coordenadas del escenario. 

Primaron los efectos de nacionalización del voto, con un marcado mensaje de rechazo al oficialismo nacional. De los sufragios, 75% a escala nacional fueron a Juntos por el Cambio (JxC, 42%) o al Frente de Todos (FdT, 33%). 

Ganó JxC en 13 de los 24 distritos, calificados como los de mayor población. Además, logró resultados importantes: 46% en San Luis, 38% en Chubut, 35% en Santa Cruz y superar la barrera de 40% en Misiones, Chaco y Formosa. 

A los oficialismos provinciales les costó proyectarse. En el caso de Córdoba, el oficialismo  se quedó atrapado en 25%, incluso en departamentos del interior donde históricamente hacía la diferencia. En el caso de Santa Fe, ocurre un escenario parecido con los oficialismos unidos -pero un resultado de 30%-. Chubut y Neuquén fueron la excepción: allí las expresiones locales pudieron imponerse. 

Desde las PASO, el FdT tuvo una recuperación en provincia de Buenos Aires. Era un aspecto esperable, entre los desembolsos del Estado nacional y el involucramiento de dirigentes. El aumento de la participación mejoró el desempeño de Victoria Tolosa Paz y la lista del kirchnerismo.

Se viene un Congreso adverso para el FdT. Porque hay una redistribución de las bancas en favor de fuerzas opositoras. Con un relegamiento del quórum propio del FdT y con la incorporación de voces más radicalizadas en Diputados. Tanto por izquierda, con el ingreso de Miriam Bregman, como por derecha, con el de Javier Milei.

(*) Politólogo, asesor en la consultora Opiniones y Tendencias; docente de Ciencias Políticas en las Universidades Católica de Córdoba y Siglo 21


Lo que está en juego es la gobernabilidad, no el 2023

Por Matías Bianchi

Resultados similares a los de las PASO, con algunos cambios. La expectativa era para peor. En lo concreto, las bancas que perdió el Gobierno las ganó JxC. Dos diputados y cinco senadores. Se consolida la distribución geográfica del voto. 

Lo principal que se juega es la gobernabilidad de los próximos dos años, mucho más que las proyecciones de 2023. Las próximas 48 horas serán claves para ver cómo se logra rearticular internamente la coalición de gobierno, paso necesario para luego ir a buscar los diputados y senadores necesarios para poder avanzar en la agenda legislativa. 

En la gobernabilidad también será clave el reordenamiento dentro de la oposición. 

Si se logra rearmar, relanzar el gobierno, comenzarán a venir mejores noticias debido a una pandemia que baja y una economía que poco a poco se recupera. Esa fortaleza le permitirá negociar con mayor autoridad frente al FMI. Sin arreglo, será muy difícil el reordenamiento económico de 2022. 

En caso de no rearmarse, la oposición jugará al desgaste pensando en 2023. Milei con el 17% en CABA prende luces amarillas en caso de empeoramiento de la situación política y económica.

(*) Doctor en ciencia política y director de Asuntos del Sur

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