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Eating jet lag, ¿qué pasa cuando se altera el reloj de las comidas ?

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Encuentran vinculación entre la irregularidad en los horarios de alimentación y el aumento en el índice de masa corporal. El papel del ritmo circadiano, el de la luz solar, para una nutrición saludable

 

Por Carolina Klepp
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Se acaban de conocer los resultados de un estudio de la Universidad de Barcelona que concluye que la irregularidad en los horarios de las comidas durante los fines de semana, denominada por los autores como “eating jet lag”, podría estar relacionada con un aumento en el índice de masa corporal, una fórmula que relaciona el peso con la altura para determinar si se tiene un peso saludable. El estudio demuestra la importancia de la regularidad en los horarios de las comidas para el control del peso, y podría ser un elemento a tener en cuenta como parte de las pautas nutricionales para prevenir la obesidad.
En las vacaciones, el reloj de las comidas para muchos se descontrola, y eso tiene un impacto directo en el cuerpo. Sobre esto profundizó con Comercio y Justicia la licenciada en nutrición Sandra Villarreal, especializada en obesidad y diabetes.

– ¿Qué ocurre en vacaciones con el denominado “eating jet lag”?

– La mayoría de la gente toma las vacaciones como para separarse de la rutina y de las exigencias diarias. Como vive bajo un mundo de mucho estrés, con muchas obligaciones, muchos horarios, entonces eso hace de que en las vacaciones se desligue de todo ello y allí se desliga de los horarios. Se levanta más tarde, traspolan mucho los horarios de comida, hacen altas ingestas a horas muy altas de la noche con lo cual la rutina de las cuatro comidas diarias organizadas desaparece. Mientras que esto ocurra en una semana, 15 días, cómo suele darse hoy la extensión de las vacaciones, no hay problema. Por otro lado, hay otra gente que durante las vacaciones elige comer de manera más saludable y toma las vacaciones para reorganizar su vida desde una situación alimentaria, tratando de empezar a hacer algo organizado, sano, algo que no lo hace en el resto del año. Tampoco sabemos si sirve hacer siete días de comida sana y volver después a la jungla y olvidarse del desayuno o tratar de hacer algo más frugal en el almuerzo y algunos hasta no almuerzan.

Respecto al reciente estudio que se realizó en España sobre “eating jet lag”, las modificaciones en los horarios, se advierte que cuando hay tres horas de diferencia respecto a los horarios de los hábitos alimentarios se nota un aumento del índice de masa corporal en estas personas que se someten a estas variantes de horarios. Estos “jet lag”, por ejemplo, se ven también en gente que vive viajando mucho, porque trabaja en otros países, o trabajadores de aviones y aeropuertos, donde los horarios se les da vuelta.

– ¿Por qué el “eating jet lag” genera un aumento de peso?

– Ocurre que los seres humanos tenemos regidos nuestros hábitos saludables según el ritmo circadiano, el ritmo de la luz solar, que incide directamente en nuestra retina y ésta manda un mensajero a nuestra glándula hipófisis que está en el cerebro y eso va regulando directamente las hormonas que secretamos, algunas para el día y otras para la noche. Las que secretamos para el día están directamente relacionadas con el metabolismo de la persona y las que segregamos por la noche están conectadas con otro tipo de metabolismo que es el de descanso nocturno. ¿Qué pasa cuando alteramos nuestro ritmo circadiano? Por ejemplo, cuando en vacaciones nos levantamos a las 12 y dejamos de lado el desayuno y pasamos directamente al almuerzo o no cenamos y pasamos de largo, tomamos mucho alcohol y nos acostamos a las cuatro de la mañana, ahí llega la alteración de los horarios. Las alteraciones que les provocamos a nuestro organismo, o porque no dormimos, o porque estamos con insomnio, lo ponemos en una situación de estrés, a mayor estrés fisiológico mayor cortisol (hormona) que hace que acumulemos mayor grasa abdominal. Además, el cortisol inhibe una hormona que se llama del crecimiento y esta hormona es la que aumenta nuestra masa muscular.

 ¿El ritmo circadiano se vuelve fundamental?

– Hoy hacemos mucho hincapié en regirnos por el ritmo circadiano de la luz solar. Simplificando: lo que estamos pidiendo desde el punto de vista nutricional y saludable es hacer cuatro comidas diarias y que mínimamente tengan un espacio de tres horas y media, cuatro horas de diferencia, que se rija por el ritmo circadiano de la luz solar. Esto es: un desayuno que puede ser entre las 8 y 9 de la mañana, un almuerzo entre 12.30 y 13 horas. Ahí el sol está en plenitud. ¿Qué pasa luego del mediodía? El sol cambia y nuestra alimentación tiene que empezar a caer como el sol. Nuestra merienda tiene que ser más liviana que el desayuno y nuestra cena más temprano y liviana que el almuerzo.  En las vacaciones, lo que estamos haciendo es al revés de todo eso, es el descontrol de horarios, se comen cosas ricas que no es que estén prohibidas, sino que hay que controlar la cantidad y calidad. Hoy lo que está resultando es comer de todo pero controlar la porción, ahí está el secreto. Hay que tender a cenas más temprano y más livianas. Cenar tarde nos predispone a un mal descanso nocturno y a no dejar descansar nuestros órganos metabólicos que son los encargados de recuperarse durante la noche y generar una energía para el día siguiente con muchas ganas de vivir.

Comentarios 1

  1. Luna Resolani says:

    Buenísimo haber leído esto ahora en veranito ! Hay que cuidarse. Gracias ??

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