ESCUCHAREn un fallo inédito, un juez rosarino reconoció el derecho de una mujer embarazada a percibir una cuota alimentaria de su hijo por nacer. El padre era un policía quien, pese a que estaba casado con ella, no quería tener el hijo e hizo abandono del hogar cuando se enteró del embarazo. La resolución dictaminó que el hombre debía pasarle el 20 por ciento de su salario y facilitarle también la documentación necesaria para que ella, y luego el niño, pudieran gozar de la cobertura de su obra social.
En otra resolución, se ordenó a un padre que reside en el extranjero a que mantenga contacto virtual con su hijo de diez años a través de Internet, obligándolo a adquirirle al chico el material tecnológico necesario para esas prácticas. La causa se inició por un planteo de la madre del niño, la que denunció ante el tribunal que su ex marido trabajaba como embarcado sin domicilio fijo y desde hacía un tiempo su hijo ya no tenía la dirección de mail de su padre y entonces tampoco tenía contacto por esa vía.
Las resoluciones mencionadas son algunas de las que despertaron interés público en la sociedad y corresponden al juez de Familia Ricardo Dutto. De visita en nuestra ciudad, en el marco de las 2ª Jornadas de Derecho de Familia organizadas por el Colegio de Abogados de Córdoba, el magistrado rosarino dialogó en exclusiva con Comercio y Justicia.
– Alguno de sus fallos adquirieron notoriedad pública por lo novedosos que resultaron, en una realidad cada vez más compleja. A su criterio, ¿cuáles son los desafíos a los que se enfrenta hoy un juez?
– Los desafíos son variados, pero creo que como jueces tenemos una serie de herramientas jurídicas internacionales que antes no teníamos, como la Convención Internacional del Derecho del Niño, que fue ratificada por la Constitución nacional. Ese es el norte que tenemos que seguir a la hora de emitir una resolución cuando estamos frente a casos puntuales en los que se hace difícil adecuar el caso puntual a la norma específica.
– La familia como institución ha cambiado, la violencia doméstica se ha convertido en una preocupación. ¿Cómo se perciben estos cambios en los tribunales de Familia?
– Se perciben con una mayor carga laboral. Ya no podemos seguir hablando de la familia unida, hoy hablamos de la familia reunida. Los procesos filiatorios se han judicializado a partir de los avances científicos que han permitido que las pruebas biológicas adquieran las características de pruebas inclutorias en el proceso. La violencia familiar se ha judicializado y crece año a año. Ahora lo que habría que preguntarse es qué se hace con todo esto, porque indudablemente si estos fenómenos no se acompañan con mejores herramientas que doten al Poder Judicial de personal idóneo y en cantidad suficiente, es una quimera pretender tener una Justicia demasiado pronta o demasiado inmediata y justa, como lo requiere la sociedad.
– ¿En qué porcentaje se ha incremento la litigiosidad de los tribunales de Familia rosarinos?
– En el caso particular de violencia familiar, podría decir que apenas se sancionó la ley de violencia familiar, allá por 1998, hubo 500 casos de violencia doméstica. Hoy esa cifra hay que multiplicarla por seis; es decir, 3.000 casos. Para ello se requiere de una estructura jurídica, de personal y administrativa mucho más compleja que la que tenemos actualmente.
