La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ordenó que, a partir de mediados de año, todos los programas del gobierno puedan ser vigilados por Internet, de preferencia en tiempo real, en un esfuerzo por llevar mayor transparencia y eficiencia a su administración, que el año pasado se vio afectada por la renuncia de seis ministros acusados de corrupción.
“La gestión dejó de ser algo externo a la ejecución de la política”, afirmó la mandataria brasileña durante la primera reunión del año con su gabinete.
“Es un proyecto revolucionario, progresista y absolutamente indispensable para la verdadera reforma del Estado. No mediante la dimisión o la pérdida de derechos de pensión sino por medio de la gestión de un Estado más profesional y meritocrático”, explicó Rousseff.
“La idea es que todos los gastos, todas las acciones del Gobierno puedan ser vistas y monitoreadas y, por lo tanto, se rindan cuentas en el momento”, destacó el vocero presidencial, Thomas Traumann.
En los últimos meses, algunos medios de prensa reveló también que muchos de los principales programas públicos están llenos de problemas, como la falta de datos actualizados o condensados, que obstaculizan el análisis de su eficacia.