viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Primero Argentina: limones por cerdos

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  Por Juan Pablo Rizzi

Recientemente el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó Argentina para reafirmar la “sintonía” con nuestro país. Como resultado de ello se acordó finalmente la aprobación de la exportación de limones a EEUU a cambio de la aprobación de la importación de carne de cerdo norteamericana en nuestra República. Con una particularidad: el cerdo norteamericano no cumple con estándares sanitarios mínimos, al padecer del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRSS); una enfermedad que -una vez instalada- afecta severamente la productividad y es de difícil erradicación.
Desde hace 25 años nuestro país prohíbe su importación. Luego del actual acuerdo, la autorización definitiva de su importación quedará en manos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
El costo de importar una enfermedad va más allá de cualquier ganancia. Conocemos de primera mano cuánto costó la erradicación de la aftosa en la carne vacuna. Enfermedad cuyo origen aún desconocemos y sobre la cual se sospecha una maliciosa implantación en nuestro Estado. Dicho sea de paso, aun cuando la hemos erradicado, y le hemos ganado a EEUU una disputa judicial en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por demorar ilegalmente su ingreso en el mercado estadounidense, todavía ello no está autorizado en ese país.

Existen argumentos jurídicos de sobra para prohibir el ingreso del cerdo norteamericano a nuestra Nación. Ambos Estados son miembros de la OMC, y por lo tanto, están obligados en los términos del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, su sigla en inglés) y de sus acuerdos complementarios. Así, el artículo XX, inc. b) del GATT reconoce a los Estados miembros el derecho de imponer medidas que afecten el comercio con el fin de proteger la salud y la vida de las personas, de los animales o preservar los vegetales, en la medida en que éstas no sean discriminatorias ni constituyan una forma de proteccionismo encubierto.
A su vez, en el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias del GATT se establecen las normas que hacen operativas estas restricciones. Está claro que la prohibición del ingreso a nuestro país de cerdos norteamericanos tiene suficiente respaldo científico y que por ello responde a una necesidad de preservación sanitaria y no a una medida proteccionista.
Sentado ello surgen muchos interrogantes: ¿Qué es lo que quiere nuestro Gobierno para sus ciudadanos? ¿Cómo queremos integrarnos económicamente? ¿Pretendemos ser el granero, el supermercado o el basurero del mundo? Está claro que una autorización de importación como la descripta afectará a nuestros consumidores y productores porcinos y que la integración económica no tiene nada que ver con la importación de enfermedades ni con un suicidio sanitario.

Conclusión
Sabemos que el proteccionismo de Guillermo Moreno -ex secretario de Comercio de la Nación- no nos llevó a nada. Pero entre ese extremismo y la permisión de la importación de enfermedades, hay puntos intermedios. Argentina debe integrarse económicamente al mundo, pero con dignidad y en la medida de sus posibilidades.

(*) Abogado. Especialista en Derecho Aduanero.

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