Opinión

La importancia de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Argentina

 Por Gustavo Scarpetta (*)

Las reuniones ministeriales de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se organizan cada dos años, desde 1997. La OMC se creó en 1994, comenzó a funcionar en 1995, y desde entonces se suceden estas reuniones de los responsables de comercio de cada país.
Una de las reuniones famosas fue la del año 1999 realizada en Seattle (EEUU), cuyo fracaso se debió a los manifestantes y llegó a realizarse una película en Hollywood que se denominó La batalla de Seattle, con la participación de Charlize Therron. La reunión fracasó debido al corte de accesos efectuado por los manifestantes. De allí las precauciones actuales en cada una de estas reuniones.
Desde 1997, sólo en 2013 se llegó a un acuerdo que todos los países firmaron. Hoy son 164 miembros y en Bali, en la novena reunión ministerial, se firmó el primer acuerdo multilateral después de 20 años de existencia de la OMC. Denominado Acuerdo de Facilitación de Comercio (AFC), es la herramienta más importante que tiene hoy la OMC para acelerar el comercio mundial y cuenta con otros organismos internacionales como apoyo, tales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y la Organización Mundial de Aduanas.
Los temas que se trataron en esta reunión estuvieron relacionados con agricultura, pesca, comercio electrónico y pymes, esencialmente.

Argentina es unos de los cinco países más cerrados económicamente del planeta, por su escasa relación de importaciones y exportaciones con el resto del mundo.
Una de las visitas importantes fue la de Jack Ma, quien disertó sobre comercio electrónico.
Este gurú -el dueño de AliBaba, el sitio más importante de e-commerce del mundo- planteó la opción de generar una zona franca virtual o electrónica, en la que los tributos no existan o sean más bajos. Según este empresario, el comercio internacional girará hacia la paquetería en lugar de contenedores, ya que el consumidor podrá comprar y pagar donde quiera y como quiera.
Estados Unidos critica a la OMC porque se ha convertido en un lugar para la resolución de conflictos comerciales y poco más. Ése es su argumento.
El órgano es muy útil en la solución de diferencias y es el que interviene en los casos de biodiésel con Europa y el que intervendrá contra EEUU por la misma mercadería.
Aunque algunos consideran que el promedio de tiempo es rápido, suele tardar tres años la finalización de un conflicto comercial.
Por ejemplo, en el caso de nuestro país con los biocombustibles, estamos hablando de 1.200 millones anuales, es decir, de una perdida de 3.600 millones al finalizar el conflicto.
La disidencia más lenta de todas tardó más de 20 años y tuvo entre sus actores a EEUU y Centroamérica por exportaciones de atún.
Es un mal antecedente, pero -insisto- para algunos tres años es poco, y para otros es una pérdida importante. Para el sector dañado significa mucho.
En cuanto a negociaciones comerciales, salvo el AFC, que busca que los países implementen 12 herramientas generales fundadas en otros tantos artículos iniciales del acuerdo, con temas como ventanilla única, operadores económicos autorizados, libramiento rápido de mercaderías y gestión coordinada de fronteras.

Salvo en Bali, hace cuatro años, los acuerdos firmados no lo fueron por todos, y significaron más una declaración de deseos e iniciativas que acciones concretas que mejoren al comercio. Hoy EEUU no es un impulsor como lo era hace unos años, y China a diferencia parece fogonear los avances.
Algo de cierto dice el presidente de EEUU, Donald Trump. Desde 1995, cuando comenzó a funcionar la OMC, EEUU perdió parte de su liderazgo comercial y China lo ganó. Era el noveno comerciante a nivel global hace 20 años y hoy es el mayor exportador mundial.
La economía china utilizó estratégicamente las puertas que les abría ser parte de la organización y las usufructuó.
Los críticos hablan de un comercio desigual. Los que opinan a favor, dejan en claro que el marco de reglas fue fijado por todos y que puede ser modificado. Es interesante el debate pero parece detenido.
Los acuerdos firmados en los últimos años han sido entre tibios y ambiguos, aunque luego les fue difícil llevar a la práctica los objetivos propuestos, y de allí que la acusación de EEUU de que se convirtió a la OMC en un simple juzgado de disidencias.
Fue importante que el evento sucediera aquí, en Argentina, en un país con un alto proteccionismo, lo que para algunos ranking tratan como el tercer país más cerrado del mundo, por su relación entre exportaciones/importaciones y Producto Bruto Interno (PBI).

(*) Contador público. Docente universitario. Especialista en comercio exterior

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