Lo afirma el economista José María Rinaldi. Los mencionados ejes consisten en encender los motores de la demanda por vía de mantener un tipo de cambio multilateral competitivo para incrementar las exportaciones, los acuerdos de reestructuración de deuda con los acreedores privados de jurisdicción extranjera (ya logrado en agosto de 2020) y con el FMI habiendo aprobado el programa de facilidades extendidas, de modo de liberar recurso para el gasto público social y, por último, recuperar el salario real con paritarias
“El pasado 15 de marzo, el presidente de la Nación Alberto Fernández anunció que ese fin de semana comenzaría ‘una guerra contra la inflación’. Sus dichos fueron simultáneos a la publicación de los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Así, la inflación se aceleró a 4,7%, su mayor nivel en 11 meses, impulsada por grandes aumentos en alimentos que se dispararon 7,5%, acelerado por verduras, frutas y carnes. De esta manera, el índice de los últimos 12 meses trepó 52,3%, la cifra más alta desde marzo de 2021”, refirió a Factor el economista José María Rinaldi.
También, en momento de encabezar un acto en territorio bonaerense, el Presidente señaló que “la mayor complicación económica que sufre el mundo” por la invasión rusa a Ucrania es “una lucha tremenda por los alimentos, y vuelan los precios en todo el mundo”. Por su parte, el ministro de Economía, Martín Guzmán, manifestó en reiteradas ocasiones que la inflación es un fenómeno “multicausal” y su solución requiere de un enfoque integral que contemple tanto la acumulación de reservas como un financiamiento más sano del déficit fiscal, lo que se debería leer como una reducción de la emisión monetaria, y políticas de precios e ingresos, de modo tal de cubrir las expectativas. Obsérvese que no se desechan los fracasados diagnósticos monetarios-fiscalistas y se omiten considerar urgentemente la implementación y recuperación institucional de mecanismos regulatorios que actúen como mecanismos simuladores de competencia ante el altísimo grado de concentración, oligopolización, cartelización, duopolización y otras formas de poder de los formadores de precios. Todo ello sin olvidar que el acuerdo con el FMI prevé un aumento de precios de entre 38% y 48% para 2022, agregó el especialista.
La inflación, el talón de Aquiles
Para Rinaldi, lo realmente problemático es que la inflación se convierte en el verdadero talón de Aquiles de los principales ejes de la política económica argentina. Éstos consisten en encender los motores de la demanda por vía de mantener un tipo de cambio multilateral competitivo para incrementar las exportaciones, los acuerdos de reestructuración de deuda con los acreedores privados de jurisdicción extranjera (ya logrado en agosto de 2020) y con el FMI habiendo aprobado el programa de facilidades extendidas, de modo de liberar recurso para el gasto público social y, por último, recuperar el salario real con paritarias que le ganen a la inflación.
De esta manera, se suma al incremento de las exportaciones (que ya son un hecho), el incremento del consumo público y privado, por vía del segundo y tercer eje, para lo cual es indispensable tener una inflación bajo control. Hecho que, como vimos más arriba y con las expectativas de los índices de marzo, no parece ser muy alentador. Una vez despertado el consumo, las evidencias empíricas han demostrado que incentivará la inversión y, de esta manera, encendería los tres motores de la demanda: exportaciones, consumo e inversión.
“Otro efecto de los datos de inflación, además de la advertencia, es que también han despertado los delirios mesiánicos de libertarios y monetaristas que pintaron, a modo de graffitis en la pared de la desilusión, ‘convertibilidad’ y ‘dolarización’ económica o de la larga noche de la tercera temporada del neoliberalismo, como ‘genocidio por planificación de desigualdad’ (Gianni Tognoni)”, destacó el especialista y agregó: “La debilidad de la memoria no puede ser tan extrema que lleve a estos aprendices de alquimistas a ‘olvidar’ la ruptura del tejido social que dejó la convertibilidad, con entre 54% y 60%, según los cálculos, de pobreza y más de 25% de indigencia, en la que en algunas regiones las tres cuartas partes eran niños, y más de 20% de desocupación. Pero lo más patético fue el papelón de los funcionarios, comisionados en plena crisis de la convertibilidad para gestionar la dolarización, que se presentaron frente al presidente de la Reserva Federal de EEUU, Alan Greenspan, antes de reconocer durante la crisis mundial 2008 que había vivido 40 años equivocado, para hacer lobby por ella y la respuesta fue tajante: ‘Si tienen los dólares háganla, pero no cuenten con los nuestros”.
El anuncio de tres leyes
Por último, sobre finales de marzo, y al calor del incremento de precios por las causas antes mencionadas, se anunciaron tres proyectos: creación del “Fondo Nacional para la cancelación de la deuda con el FMI”; de una ley que modifique el secreto bancario, bursátil y fiscal, y el empoderamiento de la Comisión Bicameral Permanente de Control y Seguimiento de la Deuda.
Como dice el poeta cubano Silvio Rodriguez, ‘para pretender el mundo es largo’, pero la realidad muestra que las guaridas fiscales han estado en el núcleo de la crisis mundial de 2008 y que, a pesar de los esfuerzos retóricos de los organismos públicos internacionales (tal vez el más activo en este tema haya sido la OCDE) y las falsas esperanzas de que las multinacionales rendirán cuentas, ante el esfuerzo coordinado para abandonar los secretos bancarios en busca de nuevos ingresos fiscales para salir de la crisis, eso sería el triunfo de la virtud. Pero fue sólo una utopía, asegura Rinaldi
Tanto los organismos públicos internacionales como los esfuerzos coordinado de los países desarrollados del mundo y, particularmente, nuestro país en el momento de crear estos ambiciosos proyectos, debieron haber leído el libro del discípulo de Thomas Picketty, Gabriel Zucman, cuando en La riqueza escondida de las naciones menciona: “El capitalismo sin los paraísos fiscales es una utopía”. En realidad, de lo que se trata es que los gobiernos abandonen la ambición de gravar la riqueza porque temen que esté oculta y que será en vano detectarlas.
Diario de coyuntura
“Por todo ello, tal vez debiéramos escribir en nuestro ‘diario de coyuntura’, como lo hacía aquel sketch de Les Luthiers, Cantanta del adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, cuando describía en su diario las faenas en el nuevo continente: ‘En el día de la fecha hemos sido atacados….con todo éxito”, concluyó el economista.