De las diez mayores economías del mundo, salvo China (1ª) e India (3ª), otras siete vienen afrontado serias dificultades desde el año 2008, sin poder todavía volver a recuperar su ritmo normal de crecimiento.
Por Salvador Treber, Profesor de posgrado FCE-UNC – Exclusivo para Factor
A éstas se ha sumado más recientemente Brasil, líder máximo de América Latina, que ocupa el séptimo lugar entre aquéllas. Su territorio tiene una superficie de 8.535 miles de km2, equivalente a 41,7% de dicha área continental y 3,1 veces mayor que el nuestro. La población actual asciende a 214 millones de habitantes, es decir, cinco veces más que la de Argentina.
El creciente malestar social en ese país se ha manifestado al expandirse rápidamente a todo su territorio el multitudinario reclamo iniciado en San Pablo por los aumentos en el precio de los boletos de transporte urbano y suburbanos, requiriendo mejoras en todos los demás servicios públicos y al expresar el disgusto por los excesivos gastos del gobierno que generó en 2014 el Campeonato Mundial de Fútbol en que, para colmo de males, la selección brasileña cumplió una pésima perfomance. A ello hay que agregar las acerbas críticas que generan los nuevos y muy crecidos desembolsos para hacer posibles los próximos Juegos Olímpicos en 2016.
Estos últimos amplían el evento pues incluyen actividades competitivas en una decena de ciudades del interior. Los aprestos no gozan de simpatía en la población y el referido “clima”, extremadamente caldeado, en muy pocos meses echó abajo todo el prestigio acumulado durante el primer período de gestión, que le había permitido acceder a la reelección por un segundo que inauguró el 1 de enero ppdo. la presidenta Dilma Rousseff.
El señalado deterioro de su imagen ha llegado a tal punto que -en una encuesta del 17 de enero ppdo.- los que todavía la apoyaban representaron apenas 23% de los consultados. Peor aún, una segunda auscultación, del 25 de febrero, la redujo al catastrófico nivel de 13%.
Cabe advertir que el flamante gabinete es de una marcada ideología neoliberal, lo cual hace suponer un cambio de 180º respecto de la orientación que lo había caracterizado hasta entonces. Por ello no sorprende la forma en que se expresó su ministro de Economía, de Joaquim Levy, que en los medios especializados es identificado como “Manos de Tijera” por su propensión a recortar en alta medida los gastos sin mediar vacilaciones de ninguna especie.
A juzgar por la crítica que éste hizo ante un grupo de periodistas franceses en el idioma de éstos, que supuso nadie habría gravado, no dejó bien parada a la primera magistrada, al decir que es bien intencionada pero que se equivoca con frecuencia. Esta insólita actitud constituye una grave falta de respeto y una evidente imprudencia. No convenció mucho el posterior descargo en que arguyó, tal como se suele hacer habitualmente, que “lo sacaron de contexto”. Es obvio que la convivencia se les hará muy difícil a los dos.
Dicho disenso, en el ámbito del partido político más importante se ha hecho notorio y nadie lo disimula; incluso fijando presuntos plazos bastante perentorios para concretar la sustitución de Levy. A ello se agrega el choque frontal habido en el también oficialista Partido de los Trabajadores y sus aliados del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, los cuales han venido disputando ardorosamente los cargos en el Parlamento y en los diferentes ministerios, tratando de acceder a la mayor cuota posible de poder.
Sorpresivamente afiliados del último citado lograron acceder a la presidencia de la Cámara de Diputados y también a la de Senadores, erigiéndose virtualmente en sendos árbitros de las principales iniciativas y, en especial, de los cortes que pretendan ejecutar en el Presupuesto original para 2015.
La cruda realidad, en números
Las “economías” a introducir para lograr en el corriente año un resultado coherente con los anuncios implican encarar una significativa “poda”, equivalente a 1,2% del PBI, la que especialmente recaerá sobre los gastos corrientes. Si bien para 2014 se informó que la economía creció un escuálido 0,5%, anticipan que en 2015 se trocará por una contracción de similar magnitud (-0,5%), exhibiéndola como la meta más ambiciosa. Este pronóstico está avalado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); se prevé recién para 2017 retornar a tasas positivas de crecimiento.
El Banco Central de Brasil, en trabajo conjunto con la Cepal, subraya como un hecho francamente positivo que las reservas monetarias se hayan mantenido en sólidos niveles pues al cierre del año precedente alcanzaban a US$363.551 millones; mientras la tasa de desempleo era muy moderada (4,8%) y el índice de precios al consumidor se ubicaba en un aceptable 6,4%. Tales resultados y los precedentes se pretenden justificar con “la baja expansión en los países centrales” y la paralela caída en la cotización internacional de los “bienes commodities”.
Por su parte, el (BID) describe una más pesimista realidad pues calcula que Brasil deberá afrontar un trienio nada favorable aunque menos severo que en otros países de Sudamérica, como Venezuela, Colombia y Ecuador. En aceptable coincidencia, el Fondo Monetario Internacional (FMI), además de estimar que tras un 2014 con crecimiento prácticamente nulo (+0,1%) ha ratificado oficialmente por medio del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) peores perspectivas para el bienio 2015/16.
En cuanto a ese lapso futuro, ratifican que en 2015 el índice caerá a niveles negativos (-1,1%), el cual no se podría revertir en 2016, período para el cual prevén un escenario nada halagüeño (-0,7%). No menos preocupante es el anuncio realizado en enero ppdo. sobre la evolución de precios minoristas para el año en curso que suponen puede ascender a 7,9%, dejando bastante atrás la pretensión inicial de ubicarlo en 4,5%. La actual conducción económica ha mostrado una gran preocupación y el Banco Central, en procura de mejorar las perspectivas, elevó la tasa de interés denominada referencial (Selic) e hizo pública la decisión dejar de intervenir en el mercado de cambio.
Ello se complementó con el abandono de la operatoria que se venía concretando mediante sucesivos swaps cambiarios, aplicada en un intento de detener el continuo deterioro que viene registrando el real respecto del dólar, dejando que busque sin ningún apoyo extra su “piso “natural”. Se alienta la esperanza de que de esta forma se adecuen a las necesidades del mercado de exportaciones, respaldado por una paridad apropiada para volver a ser competitivos.
Los planteos y lineamientos descriptos precedentemente están inspirados en la concepción liberal más ortodoxa relativa al “librecambio”, creando bastante alarma y disgusto; además de generar una ardua discusión dentro de las filas de los dos partidos que comparten el gobierno. Nadie ha dejado de advertir que se trata de un durísimo programa de “ajuste” que parece aceptar Rousseff, pero no una serie de altos funcionarios. La puja interna, por lo tanto, recién comienza.
A todo lo referido deben sumarse las secuelas del affaire que ha tenido como escenario la empresa Petrobras, que -pese a ser consecuencia de controles que datan de comienzo de este siglo- se ha ampliado a niveles casi inverosímiles y recaen ferozmente sobre la presidenta a quien, sin tener responsabilidad alguna, la debilitan en forma muy notoria.
Debe recordarse que están detenidos los tres funcionarios que integraban la cúpula de esa empresa y las imputaciones se extienden a otros 47, además de siete grandes empresas constructoras a las que se está investigando. En ese circuito, las medidas destinadas a determinar lo sucedido y la totalidad del quebranto derivado del virtual “saqueo” a que fuera sometida la empresa han influido para causar una generalizada paralización de sus actividades, que siempre sustentaron su expansión.
Las consecuencias de los cambios en proceso
Una consecuencia directa de la situación relatada se verifica mediante una caída de 40% en la cotización de la empresa petrolera y el despido de 5.000 empleados de ésta; aunque el indicador que más alarma es que, en los primeros meses de 2015, la desocupación haya pasado de 4,8% a fines de diciembre a 5,9% al término de febrero de este año. Tal circunstancia causó un peligroso acentuamiento en la pérdida de confianza y en la suspensión de nuevos emprendimientos hasta tener una visión más certera y positiva del futuro.
Es probable que el cuadro antes descripto genere una impresión exageradamente negativa respecto de la verdadera realidad, pero esta circunstancia habitualmente acompaña a los tiempos difíciles en que, con rapidez, hasta en los sectores más consolidados cunde el desasosiego para reconocer anticipadamente “lo que vendrá”. Por otra parte, la adopción de alternativas positivas para ayudar a volver a la normalidad requiere bastante más tiempo y muchos “compañeros de ruta”. Es obvio que Brasil está transitando la “cuesta hacia abajo” y no aparecen todavía acciones que coadyuven a la reversión de tal situación.
Una prueba de ello es que las exportaciones en el cuarto trimestre de 2014, según el habitual cotejo interanual, bajaron de US$64.529 millones a solo u$s 51.467, una disminución de US$13.062 millones (-20,24%). Ello se refleja en el intercambio con nuestro país, que hizo lo propio en -22%, siendo la rama más afectada la automotriz; tanto en unidades nuevas como en autopiezas. Las fábricas respectivas gozaron en el período 2009/14 de desgravaciones totales de ciertos tributos y en 2015 debían volver a pagarlos pero insisten en acceder a una prórroga de semejante extensión. Y por el momento muchos se abstienen de cumplir con dicha obligación.
Su conducción económica, además de proclamar la “apertura de la economía”, propugna una baja en el precio de los autos para el mercado interno y, en forma selectiva, ya procedieron a desgravarlos de cargas sociales, promoviendo el “blanqueo” de todo el personal que estaba trabajando en forma irregular.
Otorgando prioridad absoluta a su mercado interno, dejó de exportar e importar unidades y repuestos provenientes de las diez filiales de empresas del ramo que también están radicadas en nuestro país, con las cuales regía un programa de complementación. Es obvio que han perdido interés en extender el proyecto y lo mismo sucede en cuanto al Mercosur, ya que apuntan a ampliar las relaciones con Estados Unidos.
El real, respecto al dólar, no interrumpe su continua devaluación, buscando el punto más favorable para incentivar el intercambio y, muy especialmente, atraer nuevos capitales que puedan ayudar a eliminar la desocupación, que en el presente año ascendería a 7,9% de la población económicamente activa. El nuevo escenario que el equipo neoliberal pretende concretar en Brasil implica para Argentina la urgente necesidad de establecer nuevas relaciones que permitan localizar destinos sustitutivos para colocar nuestros excedentes agropecuarios y fabriles.