Para el abogado Víctor Moncada, se trata de un imposible legal y fáctico y constituye per se un acto de corrupción, sintetizado en la entrega económica de Argentina
“La moneda es uno de los elementos esenciales constitutivos de la soberanía; propender una política en la que una moneda extranjera -el dólar estadounidense- se convierta en la moneda nacional en sustitución de la propia nos lleva a entregar a ese país uno de los pilares de la soberanía”, señaló a Factor Víctor Moncada, abogado y presidente de la Fundación Consumo y Ambiente.
¿Qué significa adoptar el dólar en moneda de curso legal?
El dólar convertido en la moneda de curso legal para realizar contratos, pagos, transacciones en general y a su vez convertido en la moneda para fijar las políticas económico-financieras nacionales define que lisa y llanamente otorgamos la herramienta base de las transacciones al Estado cuya moneda será la que controle nuestra soberanía económica; en ejemplos prácticos, el patrimonio de los argentinos servirá para que los EEUU emitan, hagan funcionar “la maquinita” contra el valor de nuestros bienes. El artículo 765 del Código Civil y Comercial de la Nación (ley 26994) establece: “La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución de la obligación. Si por el acto que se ha constituido la obligación, se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la Argentina, la obligación debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal”.
El decreto 2128/91 dispuso que en Argentina la moneda de curso legal sea el peso y, de acuerdo con la legislación vigente, es emitido por el Banco Central de la República Argentina.
¿Se podría decir que la economía en Argentina está bimonetizada?
Sí, nuestra economía jurídicamente y de hecho está bimonetizada; los contratos de compraventa de inmuebles, automóviles, arrendamientos urbanos y rurales se fijan en moneda extranjera, aunque los pagos se hacen en pesos al valor de la cotización oficial de la divisa al día de pago. La realidad económica nos indica que EEUU supo hacer que su moneda sea la común en el comercio internacional, y así la encontramos en todo tipo de operaciones contractuales internas o internacionales -podemos decir que aseguró su dominio colonial, en particular en Latinoamérica-. Al afianzarse este sistema, a la comunidad internacional le interesa conservar el valor del dólar, ya que todos los estados y/o grandes grupos económicos lo tienen atesorado en sus bancos: lo tiene Alemania, Europa toda, China, Rusia, lo tenemos nosotros.
Y se da la paradoja de que no podemos comerciar en esta economía integrada; al no tener los dólares no tendremos los bienes esenciales para terminar de procesar lo que producimos: a modo de ejemplo, el maíz no tiene posibilidad de cosecharse, si no se traen del exterior fungicidas, insecticidas -para evitar hongos o plaga-; inoculantes, fertilizantes necesarios para mantener las condiciones de cosecha etcétera.
¿Qué significa en la práctica adoptar el dólar como moneda de curso legal?
Si creamos el dólar estadounidense como moneda de curso legal, y a modo de ejemplo, el billete que circula en Argentina es de cien dólares, entonces me pregunto: si en un pequeño kiosco de barrio, ingresan tres personas a comprar un kilo de pan -que hoy tiene un costo de tres dólares- ¿cómo se da el vuelto, si no hay monedas de dólar ni de centavos de dólar? Me pueden decir que se puede abonar con transferencia o por medios electrónicos y que serán los bancos los que se encargarán de realizar diariamente las compensaciones. Puede ser una solución para sectores poblacionales con conectividad, pero para 80 por ciento del territorio nacional -el interior del interior- que no tiene conectividad, y hay que buscarla en lugares insólitos -salir a las sierras, trepar árboles, es un imposible práctico-. Indudablemente estamos viviendo el revés de la utopía, imaginada por mentes que no conocen el país, personajes para los que la realidad es sólo virtual, no personas de carne y hueso, que sufren, tienen sueños y desean el progreso propio y de sus hijos.
En el orden práctico, necesitaríamos miles de millones de dólares “que no tenemos” y cientos de millones de dólares en monedas y billetes de pequeño valor, y en este caso la solución sería convertir al país en una factoría con buques de BlackRock o Paul Singer, en nuestros puertos trayéndonos el capital y el cambio, la moneda para comerciar cotidianamente.
Para esto y otros objetivos de saqueo, ya están desembarcando en el país en busca de importantes activos nacionales personeros de las corporaciones que sueñan con apoderarse, por ejemplo, el Banco de la Nación Argentina. La dolarización es un imposible legal y fáctico.
La dolarización de las obligaciones, ahorros y/o cuentas bancarias en pesos será un verdadero caos de difícil solución, que puede terminar con nuestro sistema jurídico comercial.
¿Para instrumentarla es necesario una reforma constitucional?
Sí, para instrumentarla legalmente hay que hacer una reforma constitucional, para lo que se necesita los dos tercios del Congreso, lo cual hoy es un imposible. Estos dos tercios son sólo para llamar a una convención convocada al efecto, luego en elecciones libres se designarán los diputados constituyentes, quienes reunidos en Asamblea aceptarán o no la dolarización.
No es mucho lo que debemos andar para llegar a lo expresado en el punto anterior ya que el capítulo Cuarto – Atribuciones del Congreso, Artículo 75 inc. Inc 6 de nuestra Carta Magna, reza: “ Establecer y reglamentar un banco federal con facultad de emitir moneda, así como otros bancos nacionales. Y el inc. 11 hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras.
En tanto, el Inc. 19 reza: “Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor dela moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento”.
Nuestra moneda de curso legal el “peso” vilipendiada y despreciada, como lo dije al principio, “constitutiva de la soberanía”, nos permite utilizar un mecanismo para defenderla.
Ante su depreciación en la práctica podemos buscar métodos para tener una moneda de valor constante, el dólar estadounidense, el euro, los índices de aumento del costo de vida, de aumento del costo de la construcción. Nuestras crisis nos han dado sabiduría para lograr un valor monetario que nos permita seguir adquiriendo los mismos bienes. Pero siempre teniendo nuestra moneda.
¿Desea agregar algo más?
Sí, donde no hemos encontrado solución es con los salarios, los que -a pesar de las paritarias- continuamente vienen perdiendo poder adquisitivo, al igual que las jubilaciones; el triste resultado nos define a la clase trabajadora como pobre, sin posibilidad de acceder a los servicios esenciales, salud, educación, etcétera. No podemos decir que veníamos bien, veníamos a los tumbos, aunque debemos destacar que gran cantidad de pymes desarrollaban normalmente sus tareas, generaban gran cantidad de puestos de trabajo. Hoy la política de Estado está destruyendo esas empresas, y lo hace con el solo objetivo de culpar a las administraciones anteriores.
Argentina cuenta con un sistema jurídico impecable, creado por medio de los años por mentes brillantes, grandes profesores, en mesas de debate, claustros universitarios, o tribunales de diferentes grados que dieron, luego de grandes luchas y esfuerzo, nuestra legislación, base de la existencia de la sociedad y estado argentino.
La legislación laboral es excelente, el trabajo gremial también dio sus frutos, y el trabajo esclavo dejó de existir; nuestros trabajadores no tienen que dormir en sarcófagos, como en otras partes del mundo, aunque hoy frente a esta política descarnada donde lo que vale es el balance perfecto, con la gente en el basural, estamos tirando por la borda lo que logramos desde mediados de 1940, hasta el presente. Es cierto tenemos que mejorar mucho, tenemos que dictar una legislación laboral para las pymes, sistema empresario que constituye la base de la industria nacional, tenemos que mejorar el sistema de representación de nuestros empleados y obreros. Pero para ello debemos evitar la agresión y basarnos en el diálogo; lo contrario nos llevará a estallidos sociales de graves e impredecibles consecuencias.
La dolarización -como método de sustitución de nuestra moneda- constituye el sometimiento de todo el pueblo argentino a las corporaciones y es una forma de colonización extranjera. Constituye per se un acto de corrupción, sintetizado en la entrega económica de Argentina.