A fines del 2013, en el sector automotor, todo era optimismo puro y se mostraban números para la envidia en cuanto a producción, ventas, exportaciones y facturación.
Sólo tenía una espina clavada y era el déficit comercial que generan las importaciones de las autopartes, que crecía al ritmo del aumento de la producción local de autos, la que llegó al récord absoluto de 800 mil mientras que el rojo comercial del sector autopartista trepaba a 10 mil millones de dólares, cifra similar al al déficit energético.
¿Qué está ocurriendo en 2014?
Las autopartes siguen generando déficit, pero éste seguramente se achicará, ya que será menor la producción de autos en este año, al tiempo que las empresas autopartistas locales despiden y suspenden personal, mientras estiran la cadena de pagos de sus proveedores locales e internacionales.
El sector automotor en su conjunto, acumula deudas millonarias con sus casas matrices, superando ya dos mil millones de dólares por importaciones de autos y autopartes.
La preocupación es transversal a todos los actores de la cadena logística:
a) Trabajadores, por el temor a perder su empleo;
b) empresarios, los números empiezan a no cerrar;
c) Gobierno, el freno en la industria le pega al PIB y los despidos generan mal humor social.
Se están verificando despidos, retiros voluntarios y suspensiones en cuanto al personal, al tiempo que las autopartistas sufren demoras en las autorizaciones de las DJAI, situación que deriva en frenos a la producción automotriz ya que no pueden cumplir con las entregas programadas.
Preocupaciones extras
a) Paritarias cerradas con subas a 30 %.
b) Modificación impositiva en Brasil que encarece las exportaciones de las autopartes argentinas.
El tema salarial impacta más al sector autopartista, ya que suele representar casi el 50 % de los costos de producción, mientras que en las terminales sólo representa cuatro por ciento.
El impuesto brasileño es lo más difícil de digerir, ya que un nuevo programa llamado Inova Autos, impuso un adicional de 30 % al Impuesto al Producto Industrial (IPI).
La trampa para Argentina es que cuando una terminal brasileña compra autopartes locales en ese país no paga el adicional, pero si la misma terminal compra autopartes de origen Argentino, sí paga el adicional de 30 % del impuesto, con lo cual las autopartes argentinas cuestan 30 % más en Brasil.
Conclusión
Lo expresado anteriormente, más el impuestazo a los autos de alta gama, que encareció hasta 100 % el valor de los vehículos y paralizó las ventas, sumado a que las automotrices hicieron la “Gran Argento”, subiendo los precios más de lo que realmente impactó la devaluación y la inflación, estamos sin lugar a dudas en presencia de un cóctel explosivo.
*Magister. Docente UCCOR – UES 21 – UBP – UNC – ISCE