Viviendas de PET, económicas y reales

3 Construcciones fabricará ladrillos de PET a partir de un método de prensado y revocado. Lo hará en las Cooperativas de Recolectores. Montará viviendas familiares, ideales para segmentos jóvenes, de menos recursos y familias comprometidas con el ambiente y la vida saludable. El costo por metro cuadrado de la vivienda promediará los $3.000. Se podrán construir casas modulares. También se ofrecerá la modalidad pop-up para la construcción de módulos habitaciones a alta velocidad.

Por Laura Pantoja
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l sueño de la casa propia, ahora se le suma – en muchos casos- el de la casa ecológica. Si a ese combo le agregamos un condimento codiciado en la actualidad como aquel que la convertiría en una casa también “económica”, se está frente a una idea innovadora con grandes posibilidades en el mercado. Y a las ideas nuevas, los emprendedores optimistas y los profesionales entusiastas no les tienen miedo, muy por el contrario, son los desafíos a los que están acostumbrados.

“A mi juego me llamaron”, dijo Lucas Recalde, un apasionado emprendedor de las Sierras Chicas que junto a los arquitectos de Quinua Arquitectura y al especialista en Abordaje de Problemáticas Sociales (UNLa) Martín Fogliacco, crearon 3 Construcciones, una constructora que proyecta impactar social, ambiental y económicamente en la comunidad, a partir de la fabricación de fardos de PET recuperados y viviendas familiares ecológicas.

En la Estancia El Rosal, ubicada en Agua de Oro, de la que Recalde es uno de sus gerenciadores y herederos (por parte de su abuelo Julio Baistrocchi), nació la idea de la fabricación de fardos PET revocados, que fueron ya utilizados en una vivienda experimental ubicada en el predio.

“Trabajando en la experimentación de técnicas naturales, se encontró en la basura de la localidad de Agua de Oro, un fardo de PET, que por ser realizado a mano tenía las botellas colocadas en forma horizontal (una manera no convencional de comprimir el residuo cuando la tarea se realiza en una industria de mayor tamaño). Se le realizaron pruebas de revoque obteniendo mejores resultados que con otras técnicas y de esta manera comenzó el desarrollo del insumo”, contó Recalde.

De esta manera, la constructora plantea el desarrollo de una vivienda sostenible, basada en la sustentabilidad económica, social y ecológica. Se reutiliza PET , el consumo de agua es menor, cuenta con alta aislación y la ventaja del bajo consumo energético. Sus costos de producción son menores facilitando así el acceso a la vivienda y promoviendo la generación de empleo con mirada en el desarrollo local.

El proyecto cuenta con un análisis de los costos, según el cual el metro cuadrado de la vivienda realizada con estos fardos, promedia los $3.000. Se plantean casas modulares de 50 m2, considerando que se necesitan 20 kilogramos de PET por cada metro cuadrado.

Las viviendas pueden construirse a partir de módulos, siendo el módulo uno (baño, cocina y un dormitorio) el de mayor costo, $97.800 a razón de $4.700 por m2.

El valor total del módulo dos es de $49.677, a razón de $2.435 el metro; mientras que el valor total del módulo tres es de $37.252,89, $1.826,12 por m2. A ellos se pueden adosar varios módulos más, y combinarlos de la manera que el cliente proyecte.

Además, la constructora también fabricará molón para la construcción, bastidores completos estilo pop-up para construcción de módulos habitacionales a alta velocidad, viviendas bajo la modalidad llave en mano y ofrecerá materiales para construcción completa bajo la modalidad autoconstrucción con dirección técnica de obra.

Futuros clientes
Las casas están destinadas principalmente a familias jóvenes, atentas a la problemática ambiental y dispuestas a trabajar con este tipo de alternativas constructivas, que no sólo implican la reutilización del PET, sino la construcción en seco, el ahorro de energía y el menor consumo de agua.

“Se trata de un mercado en expansión que no sólo abarca la cuestión constructiva sino que comprende otros rubros como indumentaria, movilidad ecológica, mobiliario, entre otros”, indica el proyecto 3 Construcciones.

La ejecución
El proyecto funcionará como una microfranquicia, que se asentará inicialmente en la Cooperativa de Carreros de Villa Urquiza, hoy uno de las principales recolectoras de residuos.

“Hay estudios que indican que en los sectores vulnerables, las microfranquicias impactan mucho más que los programas de microcrédito. Creemos que es porque no transformamos a los sectores vulnerables en nuestros proveedores sino en nuestros socios”, aseguró Recalde.

Las Cooperativas fabricarán los ladrillos. Luego, junto al diseño y dirección de Quinua, operadores y proveedores de la construcción, montarán la casa. A partir de allí, se distribuirán las ganancias entre la cooperativa y los socios.

El proyecto que ya lleva cuatro años de desarrollo, aguarda un subsidio del gobierno provincial, a través del programa Emprende Industria Empresas Madrinas, para avanzar con el desarrollo tecnológico y poner en marcha la constructora.

Una vez otorgado, realizarán el primer prototipo, junto a todos los manuales constructivos, que permitan también la autoconstrucción.

El negocio
De acuerdo a las proyecciones optimistas de los socios, durante el primer año de puesta en marcha de esta constructora, se pretenden montar 240 casas.

Fases

Impacto en cuatro dimensiones

– Mercado: el mercado en el que se inserta está conformado por clientes jóvenes, parejas y familias en la etapa inicial, cuyo estilo de vida se enfoca en la tendencia de consumo responsable, ecológico y asociado a la vida saludable y en el respeto por el medio ambiente.
Este grupo puede ser heterogéneo en cuanto a su conformación económica y es por ello que se plantea la posibilidad de autoconstrucción con dirección técnica, para llegar al sector de menor poder adquisitivo.

– Empleo: además de agregar valor en las unidades recolectoras existentes, el proyecto generará empleo a proveedores y operarios de la construcción y del reciclado. Los socios plantean priorizar el trabajo con las unidades productivas existentes en cada localidad/ región, para promover el empleo local, legitimar el sistema constructivo y disminuir los costos logísticos de los materiales.

– Ambiente: El principal impacto es conceptualmente convertir un residuo en un insumo para una nueva cadena productiva, es decir que deja de ser un material desechable para convertirse en material de construcción. Esta perspectiva redefine el producto que ofrecen los recolectores y recicladores, poniendo en valor su trabajo y reduciendo simultáneamente la cantidad de PET que acaba en los basurales. La reutilización del material para una nueva cadena productiva tiene ventajas incluso sobre el reciclado de la misma, ya que no implica el costo energético necesario para moler el material y fundirlo. En este caso se trabaja con prensas hidráulicas sin termofusión ahorrando así grandes cantidades de energía para obtener un producto utilizable.

– Social: además de la generación de empleo local y el agregado de valor a esta actividad poco reconocida, se destaca la posibilidad de incrementar capacidades en el oficio de la construcción ecológica, el reciclado de materiales y la generación de tecnologías energéticas y calóricas alternativas. Los socios apuestan a la capacidad de las organizaciones locales, para convertirse en los proveedores regionales de viviendas y espacios habitacionales. De la misma manera, la apropiación de la tecnología por parte de los distintos actores, les permite mejorar sus condiciones habitacionales a muy bajo costo.