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“Hay que repensar la tipología museística en relación con los contextos urbanos, las nuevas formas y vanguardias del arte y la sociedad contemporánea”

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En sus orígenes, los museos fueron concebidos como cajas contenedoras destinadas a determinadas clases sociales. Así como el arte se ha vuelto más dinámico al interpelar al espectador mediante la experiencia, la arquitectura de museos fue mutando a estructuras más abiertas que buscan posicionar al usuario en un rol activo atravesado por el hecho artístico. Sobre los museos del país y de Córdoba, su obligada reconversión, los desafíos de la arquitectura en la materia y las tendencias mundiales se explaya el arquitecto Pablo Carballo, a cargo de la ampliación del Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario

Por Laura Pantoja – [email protected]

La mayoría de los museos de Argentina, con más de cien años de antigüedad, fueron concebidos como una “caja contenedora” destinada a una determina elite social. Con el paso del tiempo, la arquitectura de museos fue migrando a la ruptura de esa caja, configurándose como edificios inclusivos, abiertos al espacio público, con programas culturales flexibles y con lugares indeterminados para que la propia actividad sea capaz de darles la forma necesaria con el paso del tiempo.
Al respecto, El Inversor y la Construcción dialogó con el arquitecto Pablo Carballo, del estudio de arquitectura Pasto, a cargo de la actual remodelación del Museo Municipal de Bellas Artes «Juan B. Castagnino» de la ciudad de Rosario.

-¿Cómo describiría la actual arquitectura empleada en los museos argentinos?
– La mayoría de los museos más importantes del país datan de principios o mediados del siglo XX. Casi todos ellos fueron concebidos según criterios arquitectónicos de modelos provenientes de Europa, cuyo diseño se trata de una caja contenedora cerrada y, en muchos casos, destinados a una determinada elite de la sociedad. Muchos de estos edificios tienen en la actualidad mas de 100 años y sus prestaciones técnicas no se encuentran a la altura de los nuevos requerimientos para poder recibir muestras internacionales.

-¿Existe algún plan de acción para revertir eso?
– Existe un gran desafío en materia técnica para la readecuación de los museos existentes más tradicionales, así como una nueva forma de repensar la tipología museística en relación con los contextos urbanos, las nuevas formas y vanguardias del arte y la sociedad contemporánea.
Hay algunas asociaciones que vienen trabajando para fomentar la relación del arte y los museos con las comunidades, con el fin de promover el patrimonio cultural artístico de la República Argentina. Es el caso de la Federación Argentina de Amigos de Museos (Fadam), que surge en 1976. Se trata de una organización no gubernamental sin fines de lucro constituida para propiciar la formación de asociaciones de amigos de museos y para apoyar y fortalecer las existentes. Su finalidad es poner en valor el patrimonio cultural y natural, difundiéndolo y promoviendo su conservación para las futuras generaciones. En este sentido, en junio pasado se llevó a cabo en el Museo Superior de Bellas Artes Evita (Palacio Ferreyra) el Primer Encuentro Federal de Asociaciones de Amigos bajo el título “Museos Hiperconectados”, organizado junto al Consejo Internacional de Museos Argentina (ICOM) y la Asociación civil Directores de Museos de la República Argentina (Adimra), con el fin de construir un espacio de diálogo y debate para pensar el rol de los museos del siglo XX.

-¿Qué funciones son ineludibles para la arquitectura de museos?
– La definición general de museo aceptada internacionalmente por los organismos técnicos especializados, desarrollada en el Estatuto del ICOM (1974), sostiene que un museo es “una institución permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que efectúa investigaciones sobre los testimonios materiales del hombre y de su medio ambiente, adquiridos, conservados, comunicados y expuestos para fines de estudio, de educación y de deleite”. Las tres funciones básicas generadas históricamente que determinan la tipología de un museo, son: preservar y conservar institucionalmente, de una generación a otra, colecciones de valor -ordenadas mediante sistemas de registro y catalogación- que fundamenten el avance de las diferentes ciencias; hecho que se logra con investigación sobre los aspectos cuantitativos y cualitativos de los objetos naturales y culturales y la exhibición de los resultados de su conocimiento para el estudio y deleite de las personas.

-¿Esta función ha cambiado con el avance del tiempo?
-En las últimas décadas, así como el arte se ha vuelto mas dinámico interpelando al espectador a través de la experiencia, la arquitectura de museos fue mutando en estructuras más abiertas para posicionar al usuario en un rol activo atravesado por el hecho artístico. De esta forma, se adaptó a la búsqueda de la ruptura de la caja, configurando edificios inclusivos, abiertos al espacio público, con programas culturales flexibles y dejando aspectos indeterminados para que la propia actividad les dé forma en el tiempo.

-¿De qué depende la selección del estilo, de los materiales, de la disposición mobiliaria y
de la iluminación en un museo?
– Es difícil hablar de un estilo en particular ya que la arquitectura debería ser un reflejo de la voluntad material de una época. Un museo debe ser pensado para perdurar en el tiempo y resguardar su acervo cultural, por lo que los materiales tienen que cumplir roles de protección térmica, de humedad, de control lumínico y de seguridad en el manejo y exposición de la obra. En la actualidad existen reglamentaciones internacionales que regulan la mayoría de estos ítemes en los museos de arte, en función de que cumplan con estándares para poder recibir muestras y colecciones itinerantes.

– En función de esto, ¿cuál es la materia pendiente para los museos del país?
– Muchos de los museos tradicionales de nuestro país presentan un retardo en la adecuación edilicia para los tiempos actuales. Una problemática común a todos es la falta de espacio para áreas de reservas, crecimiento futuro de colecciones o nuevos requerimientos técnicos en salas de restauración. Son edificios-caja estáticos, donde la arquitectura se pensaba de manera cerrada. No obstante, los últimos museos de arte construidos contemplan en su plan inicial espacios para el crecimiento futuro, es decir, construidos con base en arquitecturas flexibles que admiten ampliaciones.

-¿Cuáles son los museos argentinos que se aggiornan a la tendencia actual?
– En Argentina existen algunos buenos ejemplos de arquitectura de museos contemporáneos, como por ejemplo los museos Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), Fortabat, en Puerto Madero -que alberga la colección de arte Amalia Lacroze de Fortabat-, y el MAR, en Mar del Plata (Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires). Inaugurado en diciembre de 2013, el MAR es uno de los más grandes y modernos del país, con más de 7.000 m2, y uno de los pocos diseñados y construidos para tal fin. El proyecto surgió como resultado de un concurso público de arquitectura en el que se presentaron diversas propuestas, y su mayor virtud fue la concepción de módulos en formas de cajas que pueden agregarse para el crecimiento del museo en el tiempo.

-¿ Qué es lo que más resalta en ellos?
Espacialidad, flexibilidad y calidad en la forma en que el arte contemporáneo se expone se consigue mediante un sistema modular de grandes cajas de imagen y funcionalidad contundentes. Esos módulos neutros de hormigón no buscan destacarse: dejan el protagonismo a las obras de arte que se exponen en el interior y exterior del edificio.

-¿Y en el ámbito internacional?
-En el contexto internacional podemos destacar el Museo de Arte Contemporáneo del Siglo 21, del estudio SANAA (Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa), ubicado en Kanazawa, Japón. Tipológicamente el edificio plantea una estructura de salas dispersas en un gran área pública donde los visitantes se mueven libremente. Al mismo tiempo, este espacio esta relacionado directamente con el entorno inmediato, un parque público donde también se exponen obras de arte al aire libre, en contacto directo con la vida urbana. Se trata de un museo-parque, abierto a su contexto inmediato, que propone una innovación en su estructura de organización funcional.

-¿Cómo aplicará esta tendencia en el Museo Municipal de Bellas Artes «Juan B. Castagnino» de la ciudad de Rosario, en el que están avanzando con su ampliación?
– El concurso para su ampliación y remodelación nos propuso reflexionar acerca del rol que ocupa el museo en la actualidad y de qué manera se interviene el patrimonio existente. El proyecto propone una alternativa suficientemente flexible para los nuevos requerimientos, sin alterar la preexistencia que marcó la arquitectura de otra época. Desarrollar la ampliación del Museo Municipal de Bellas Artes Juan B Castagnino (MMJC), interviniendo un edificio existente de interés histórico, presupone un desafío proyectual que busca poner en valor el patrimonio cultural y generar un diálogo armónico entre la preexistencia y el programa específico motivo del concurso. El MMJC se constituye entonces en una pieza clave en la conformación espacial de un nuevo “ícono cultural”, que se posiciona como un hito cualificador del contexto en la ciudad de Rosario, realzando la capacidad de atracción y mixtura de las actividades tanto museísticas como del espacio público.

-Si tuviera que modificar algún museo de Córdoba, ¿por cuál empezaría y por qué?
-Creemos que sería importante, más allá de un edificio en particular, el establecimiento de un sistema de edificios culturales en toda la ciudad de Córdoba, contrarrestando la tendencia actual de concentración de museos en solo un sector de la ciudad (Museo Palacio Ferreyra, Museo Caraffa, Museo Ciencias Naturales, Futuro Museo Plaza España, Centro Cultura Córdoba). La distribución de edificios culturales en diversos sectores de la ciudad resulta de algún modo una manera mas equitativa y democrática de acercar el arte, la educación y los eventos culturales a toda la sociedad.

La remodelación
El programa arquitectónico se estructura en dos nuevas unidades espaciales que se anexan al edificio existente. Por un lado, la extensión con un bloque en barra, que alberga el programa de las nuevas salas, depósitos y reservas museográficas hacia la parte trasera del museo (bloque Museo) y, por el otro lado, la ampliación con otra barra longitudinal hacia uno de los laterales, que alberga las áreas más públicas de la propuesta (bloque Cultural).
Ambos programas, diferenciados en función, se conectan en un fuelle (patio o hall) que articula las construcciones de las diferentes épocas y permite la completa independencia de las partes a partir del cierre del punto de conexión con el bloque Cultural.
El sistema de accesos, diferenciados, vincula los distintos tipos de usuarios con el programa dispuesto, garantizando el correcto funcionamiento y seguridad del museo.
La intervención se proyecta en tres etapas: en una primera se plantea la ampliación, propiamente dicha, del edificio existente, para relocalizar los objetos de arte y la expansión de las salas. En una segunda etapa, paralela a la primera, se materializa el fuelle entre la construcción existente y el nuevo bloque público. Una vez concluidas estas instancias, se podrá intervenir el edificio actual sin dificultar el normal desenvolvimiento de sus actividades. Esta última tercera etapa comprende las tareas de refacción y acondicionamiento de la edificación existente.

Pasto Carballo Errasto es un estudio de arquitectos cordobeses asociados para el desarrollo de proyectos de gran escala. Surge de la fusión de dos estudios Carballo Errasti Arquitectos (Arqs. Pablo Carballo y Maricruz Errasti)/Pasto Arquitectos (Arqs. Juan Pablo Accotto,
Mauro Barrio, Sigfrido Stieger).
Las obras emblemáticas que ha desarrollado son: Biblioteca Municipal de Campana, obra por concurso (2012), Campana, Pcia. de Bs. As. Arqs. Errasti, Carballo, Huespe. Villa Olímpica, para los Juegos Olímpicos de la Juventud, Buenos Aires 2018, CABA, obra ganada por concurso (2014), Arqs. Carballo, Errasti, Accotto, Barrio, Huespe. Parque de la Vida, en Villa María, Córdoba, proyecto Arq. Carballo, Errasti, Mir (2015). 200 viviendas sociales aorillas del Riachuelo, barrio Orma, CABA, obra por concurso (2016) a cargo de Carballo, Errasti, Accotto, Barrio, Stieger. Y ampliación Museo Castagnino, Rosario, Santa Fe, obra por concurso (2017), a cargo de Carballo, Errasti, Accotto, Barrio, Stieger.

 

Comentarios 1

  1. Sponer maria Eugenia says:

    Excelentes arquitectos…muy responsables ….profesionales

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