Economista y CEO de Best American Storage
Pensar dos veces para no tener que remendar es la receta que asegura tranquilidad, aun cuando las cosas no salen como se desea. El dinero es energía con la cual se puede encender el aire acondicionado o electrocutarse, depende de cómo se lo use.
Invertir es hacerse un traje a medida: uno tiene que conocer su tamaño y sus gustos. ¿Me siento cómodo tomando riesgos? Si me preguntan si prefiero ser feliz o ser rico, ¿qué contesto? ¿Qué porcentaje de riesgo respecto a mis activos me resulta razonable? ¿Apostaría a ganar tres veces mi inversión a riesgo de que me digan “tiene que liquidar todos sus bienes porque su portafolio apalancado bajó 25%”?
Warren Buffet dice “lo único malo es no conocer el riesgo”. Empecemos por el primer capítulo, siempre respetando la ley de hierro del dinero: a mayor rentabilidad, mayor riesgo. Con frialdad, sin pensar en el placer de la ganancia, las certezas que me ofrece el asesor financiero ni lo bien que me vendría un ingreso adicional, desmenuce todos los riesgos de cada alternativa. Entonces, haga como la patrona con la cena de fin de año: déjelo reposar un par de días antes de decidir.
La receta es hacer lo que va con uno, como dice Franky en “My way”. Si se es fiel a sí mismo va a poder dormir tranquilo cuando la suerte esté de su lado y también cuando cruce de vereda. Como decían en la popular “no hagas la que no sabes”, el que no es especialista en finanzas termina pagando las ganancias ajenas con las pérdidas propias, entrando tarde y saliendo a destiempo.
Una serie -datos del Credit Suisse- de 1978 a 2016 -casi medio siglo- muestra que el rendimiento de las acciones S&P 500 Wall Street fue 13,52%, que las propiedades comerciales subieron 9,57% pero con un índice de volatilidad de 7,62%, mucho menor que la bolsa (16,46%). Inversiones aparentemente menos atractivas son casi tan rentables pero mucho más estables.
Dicen que un economista es la persona que pronostica con precisión lo que va a pasar y luego explica por qué no pasó. La historia enseña, con perdón de los tarotistas, que el futuro nunca fue como se esperaba. El coronavirus cambió costumbres, oferta y demanda; o sea rentabilidades. Habrá ganadores: las tecno, la industria de self storage en el real estate, las pharma que están despuntado como estrellas en el horizonte, también las Kodak y las Pan Am, “la línea aérea más grande del mundo” según su publicidad.
En síntesis, use barbijo, mantenga distancia social de lo que no conoce. La vida continúa, hibernar no es solución, salvo quizás para Walt Disney, pero usted no cuenta con la ayuda de Mickey.