La adquisición de propiedades en Argentina se presenta como un camino financiero trascendental, repleto de matices y oportunidades. En el epicentro del mercado inmobiliario argentino, la toma de decisiones se vuelve un arte influenciado por una variedad de factores que determinan el instante idóneo para la inversión. Como especialista en el sector de bienes raíces, puedo resaltar que las circunstancias ideales para la compra son multifacéticas y específicas para cada inversor. Entre ellas, cabe destacar:
Mercados orientados al comprador:
La dinámica de oferta y demanda es una fuerza primordial en la valoración inmobiliaria. Actualmente, en la Ciudad de Buenos Aires, se observa un mercado saturado de opciones, con un inventario superando las ciento treinta mil propiedades frente a una tasa de venta mensual aproximada de cuatro mil unidades. Este fenómeno engendra un escenario propicio para negociaciones ventajosas, posibilitando adquisiciones a precios competitivos con respecto a la curva histórica del mercado.
Contexto económico:
Los períodos de contracción económica, caracterizados por la recesión o inflación, revelan oportunidades de inversión a precios realmente rebajados. Es un momento donde la perspicacia y la cautela deben guiar la estrategia de compra, pero también con la decisión certera cuando la oportunidad se presenta.
Estacionalidad del mercado:
Las estaciones invernal y otoñal emergen como ventanas estratégicas, sobre todo en zonas costeras donde las propiedades experimentan menor uso y generan costos de mantenimiento elevados, presionando a los propietarios hacia la venta. En estos momentos, el ritmo competitivo del mercado desciende, lo que puede ser ventajoso para los compradores que deciden avanzar en un proceso de compra.
Ciclos inmobiliarios locales:
El análisis y comprensión profunda de los ciclos locales, influidos por el crecimiento demográfico, la situación económica y las directrices políticas, son clave para anticipar las tendencias y capitalizar en la valorización de las propiedades. Tenemos claros ejemplos con lo ocurrido en Pilar, Canning y Nordelta.
Variación en oferta y demanda:
El incremento en desarrollos inmobiliarios y viviendas nuevas modifica la ecuación de oferta/demanda, presentando posibles puntos de entrada a precios más accesibles debido a la competencia de mercado.
Situación financiera personal:
La fortaleza de la posición financiera del comprador es determinante. Una evaluación meticulosa de las condiciones de financiamiento y la estructura de pagos es crucial, especialmente al considerar desarrollos en pozo. Una planificación financiera robusta permite afrontar con solvencia los pagos a largo plazo.
Cambios en la normativa urbana:
Las modificaciones en las regulaciones de zonificación y ordenamiento urbano pueden alterar drásticamente el valor de una propiedad. Mantenerse informado y reaccionar con agilidad ante estas variaciones puede resultar en adquisiciones altamente rentables.
Planificación a largo plazo:
El real estate es un tablero donde el tiempo es un aliado. La visión a largo plazo usualmente conduce a rendimientos más estables y, al adquirir en un mercado oportuno, las ganancias pueden exceder largamente las proyecciones iniciales.
Avances en infraestructura:
Los desarrollos infraestructurales significan un potencial incremento en la valía de las propiedades adyacentes. La veracidad y concreción de estos proyectos son factores esenciales en la toma de decisiones.
Cada decisión de compra es única y personalizada. La pericia en real estate no radica exclusivamente en el ‘cuándo’, sino también en el ‘dónde’ y el ‘cómo’. Un acercamiento metódico, respaldado por asesoría experta y una planificación estratégica detallada, es la piedra angular para el éxito en el sector inmobiliario argentino.
(*)Por Mariano García Malbrán, presidente de CAMESI (Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios), presidente de Keymex Argentina, abogado, escribano y corredor inmobiliario