Hasta hace no mucho tiempo el piso de cemento alisado no era tan popular como en estos días: los colores eran escasos y las terminaciones, imperfectas. A medida que se puso de moda, sus posibilidades de acabado mejoraron y sus puntos débiles fueron superados.
Hoy, los pisos alisados cementicios poseen innumerables ventajas, ya que son adaptables a todo tipo de ambientes y estilos. Además, son resistentes, de fácil mantenimiento, bajo costo, cubren una amplia gama de colores y se pueden combinar con otros materiales.
A lo largo de estos últimos veinte años (o más), los pisos de hormigón alisado se fueron imponiendo en distintos sectores de la construcción. Inicialmente comenzaron a utilizarse como piso de fábricas, galpones y depósitos, para luego generalizarse su uso en estaciones de servicio, playas de estacionamiento, playas de acopio de materiales, etcétera.
Más tarde -con la incorporación de colores y resaltadores- se fueron aplicando en locales comerciales, salas de reunión y hasta en viviendas familiares.
Hoy, los pisos alisados cementicios poseen innumerables ventajas, ya que son adaptables a todo tipo de ambientes y estilos. Además, son resistentes, de fácil mantenimiento, bajo costo, cubren una amplia gama de colores y se pueden combinar con otros materiales.
Los comienzos
Según explicaron los ingenieros especialistas de la empresa cordobesa RC Premezclados, particularmente en la industria este tipo de pisos es el más apto por su alta resistencia al impacto, al desgaste y la abrasión, así como por el poco mantenimiento que requieren y lo fácil de limpiar que resultan ya que la superficie alisada disminuye sensiblemente el desgaste de cubiertas de autoelevadores.
Al mismo tiempo porque son pisos de rápida ejecución y transitables en el corto plazo, como así también presentan una relación positiva costo/calidad.
Diferentes tipologías
Obviamente, como sucede con la mayoría de los materiales para la construcción, existen diferentes tipologías: se puede optar por un piso de “hormigón alisado”, o bien “hormigón estampado o impreso”. Las diferencias, según detallan los especialistas de PC Premezclados, son las siguientes:
El hormigón alisado se prepara sobre una losa de hormigón armado de ocho centímetros de espesor como mínimo. A esta losa se le agrega, en estado fresco y sobre la superficie, un endurecedor superficial, que se incorpora en la capa superior del piso en cantidades predeterminadas según el color. La terminación alisada se puede realizar en forma mecánica, manual o ambas combinadas, otorgándole al piso una resistencia mecánica superior, textura lisa y color predefinido.
El hormigón impreso, por su parte, tiene características similares a las del hormigón alisado, es decir, la losa tradicional, con el agregado de un endurecedor de superficie y en color. Su principal diferencia radica en que, para lograr una textura o efecto determinado, se estampan en estado fresco, moldes de poliuretano que otorgan un diseño particular o una impronta antideslizante. Por lo general es una opción elegida para ingresos peatonales y/o vehiculares de viviendas, galerías, veredas y plazas, entre otros.
El microcemento, una opción rápida
Si bien el hormigón alisado y el microcemento presentan un acabado similar, no son lo mismo. “El microcemento es un material cementicio pigmentado de 2 a 3 mm de espesor (contra los 8 cm de espesor del cemento alisado) que se puede colocar sobre cualquier superficie existente sin necesidad de levantar el piso actual. Permite en muy poco tiempo renovar los espacios sin tener los trastornos de la obra tradicional”, especifican los especialistas.
Y agregaron que el microcemento es apto para pisos, paredes, escaleras, baños, patios, mesadas, sin necesidad de levantar ni extraer cerámicos, azulejos, mármoles. “En RC Premezclados contamos con una paleta de 18 colores, y se puede utilizar tanto en interiores como en exteriores y no requiere de juntas”.
Cómo hacer para evitar fisuras
– La clave en la ejecución de los pisos de hormigón alisado está en los productos utilizados y en la mano de obra de ejecución. Se debe seguir un procedimiento ajustado de calidad para evitar fisuras, desniveles y/o terminaciones defectuosas.
– Es muy importante trabajar con hormigón de calidad controlada, tanto en su asentamiento, granulometría y limpieza de áridos y aditivos.
– Otro de los aspectos a tener en cuenta es el clima durante el proceso de hormigonado: es mejor suspender la actividad cuando las temperaturas son elevadas (superiores a 35°C) o muy bajas (inferiores a 5°C).
– También es necesario respetar el espesor mínimo de hormigón de 8 cm, como así también programar juntas para absorber los movimientos por contracción/dilatación del hormigón.
– Para mejorar su estabilidad y evitar futuras grietas, deben colocarse mallas de acero antes del vertido del hormigón, a una altura intermedia entre la base y la superficie. Así se mantienen las separaciones necesarias para evitar que quede aplastada en la base del pavimento.
Consejos para mantener el cemento alisado
– Después de su confección, lo ideal es aplicar sellador e impermeabilizante sobre su superficie. Esto mejora su resistencia a la absorción de grasas manchas y humedad. El impermeabilizante se coloca después del fragüe y no es recomendable transitarlo hasta que el trabajo esté terminado.
– Después de curado, la terminación más tradicional es con cera en pasta o liquida. También puede ser con color, para aumentar la protección y resistencia a la absorción de las manchas. Aplicalo periódicamente, dependiendo del uso que de des. Si el piso estuviera manchado o deteriorado, es conveniente que primero le pases un removedor de cera.
– La limpieza diaria se hace con un paño húmedo. Hay que tener cuidado con los productos que se usan, algunos limpiadores en crema o multiusos pueden llegar a mancharlos.
– Es importante saber que no se pueden pulir. Evitá sacar las manchas con esponja metálica, lija o cualquier otro elemento, ya que podés rayarlo.
– Está prohibido el uso de cualquier tipo de ácidos (incluso el amoníaco) para la limpieza; pueden dañarlo de forma irreversible. El PH del producto que utilices tiene que ser neutro.
– Dale prioridad a quitar las manchas de cera de vela, lavandina, café, vino o vinagre, que son altamente perjudiciales y difíciles de quitar si las dejás estacionar.
– Hay varias opciones en función del grado; la primera alternativa es el detergente o el jabón blanco. Si son más persistentes, una receta casera es poner bicarbonato de sodio en un poco de agua, aplicándola sobre la mancha. Dejar actuar un rato enjuagar y repetir la operación hasta que desaparezca del todo.
– Las manchas de óxido y tinta hay que cubrirla con ácido oxálico (que es un blanqueador) diluido al 10% y dejarlo que actúe hasta que la mancha se vaya aclarando. Si la mancha no desaparece, se puede reemplazarlo por ácido muriático.