Pese a que en los últimos días el agua fue motivo de desborde y destrozos, en Argentina más de un millón de personas no dispone de agua potable en el terreno en el que tiene su vivienda, obligando a familias a desplazarse para obtenerla, generando un significativo impacto a nivel sanitario y socioeconómico. En este marco, expertos en el tema realizaron un diagnóstico y analizaron desafíos, soluciones y recomendaciones sobre la falta de acceso al recurso natural en la comunidades rurales del país.
Mientras en diversas regiones de la provincia y el país los ríos y arroyos desbordan y causan daños incalculables, en otras, existen comunidades que no tienen acceso al agua potable.
Según las Naciones Unidas “el acceso al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Sin embargo, hoy se estima que todavía 768 millones de personas en el mundo no tienen acceso a una fuente mejorada de suministro de agua y casi dos millones mueren anualmente por su falta.
En Argentina, según el último censo, más de un millón de personas no dispone de agua potable en el terreno en el que tiene su vivienda, obligando a familias a desplazarse para obtener el líquido, generando un significativo impacto a nivel sanitario y socioeconómico.
Si bien en la última década se han incrementado los recursos económicos y técnicos destinados a obras de infraestructura para la provisión de agua, si se toma el total de la población, hoy más de 13% de los argentinos no goza de acceso permanente, cercano y seguro a este recurso tan fundamental para la vida, especialmente en varias de las provincias que integran la región del Gran Chaco Americano (como Santiago del Estero, con 41,3% de hogares sin agua; Formosa, con 41,1%; Chaco, con 34,9%; y Salta, con 23, 6%).
La situación es más preocupante en las comunidades rurales dispersas, en las cuales 50% de los hogares no cuentan con agua dentro de su vivienda y, entre estos hogares sin agua por red, un tercio (cien mil hogares) no posee acceso al agua en el perímetro de su terreno, es decir que sus habitantes tienen que trasladarse para conseguirla.
Los factores que inciden en la perpetuidad de esta problemática son múltiples y varían encada comunidad. Insuficientes políticas públicas de acceso a los servicios básicos; desarticulación entre los distintos organismos que tienen injerencia en el tema; industrias que con sus efluentes contaminan cursos de agua; cambios en el clima que afectan el sistema hídrico, son sólo algunas de sus causas determinantes.
Pero las comunidades sin acceso efectivo al agua no son únicamente aquellas en las cuales jamás se han realizado inversiones de gran infraestructura, muchas corresponden a casos en los cuales el Estado o alguna organización de la sociedad civil han colocado una tecnología de acceso, pero con el pasar del tiempo ésta se ha deteriorado.
El hecho que no haya una capacidad instalada en la población para su mantenimiento ha conducido a su obsolescencia, por lo que las comunidades continúan sin acceso efectivo a este recurso, viéndose obligadas a adquirirlo de formas alternativas y según sus posibilidades (comprándola a la municipalidad o agentes privados en camiones cisterna, o acarreándola a pie, caballo o bicicleta desde la fuente más cercana, la que muchas veces está contaminada y se encuentra a kilómetros de distancia). Debido a que no disponen de grandes reservorios, el agua es almacenada en una multiplicidad de tarros y baldes, generalmente sin tapa y en mal estado, lo que contribuye al desarrollo de bacterias que vuelven al agua, no sólo no apta para consumo sino peligrosa para la salud.
Falta de articulación
En Argentina existen numerosas iniciativas públicas, privadas y del tercer sector para la provisión de agua a comunidades vulnerables, pero sin que haya articulación entre ellas.
Desde hace décadas, organizaciones de la sociedad civil gestionan financiamiento para obras de acceso al agua y las desarrollan, muchas veces con recursos provenientes de organismos de cooperación internacional o empresas privadas. Del mismo modo, los vecinos, por lo general en pueblos de menos de 50.000 habitantes, pero también en pequeñas comunas, se conforman en cooperativas para obtener la provisión del servicio.
El Estado realiza inversiones permanentes en infraestructura (por medio de organismos públicos nacionales y provinciales) y tiene capital técnico disponible en todas las provincias.
También las empresas pueden realizar sustanciales aportes para alcanzar la meta de acceso al agua a las comunidades rurales, no sólo mediante recursos económicos sino también posicionando el tema en la agenda pública y privada a por medio del contacto con medios de comunicación, e incentivando a otros actores del sector privado a sumarse. Además, pueden poner a disposición equipos técnicos y herramientas de comunicación, evaluación y registro, la medición, mitigación y compensación de la huella hídrica en procesos productivos que forman parte de sus estrategias de sustentabilidad y responsabilidad social para volver los proyectos de acceso al agua más eficientes.
Todo esto sucede simultáneamente pero de forma fragmentada la mayoría de las veces. De existir una articulación entre ellos, la complementariedad de los esfuerzos incrementaría el impacto y permitiría la escalabilidad de los procesos.
Desafíos
Con el objetivo de contribuir a la concientización referida al acceso al agua en las poblaciones rurales, Aguas Danone, por medio de su marca Villa del Sur, organizó hace unos meses un panel multidisciplinario en el que destacados expertos compartieron diferentes opiniones sobre el diagnóstico y las soluciones referidas a dicha problemática. En el panel participaron Patricia Caso, de AIDIS; Diana Kabbache, de UBA; Oscar Coriale, de INA; Víctor Pochat, presidente de IARH; María Reyna; Jorge Cappato, de Fundación Proteger; Marcela Carabajal, intendente de Morillo; Miriam del Valle Vilcay, referente social de la comunidad de Tulumba; Pablo Vagliente, de Avina y autora del informe final; y Antonella Vagliente, de Plurales.
“Estamos convencidos que una empresa debe participar activamente en el bienestar de su ecosistema y por eso impulsamos el proyecto Unidos por el Agua, colectivo y participativo, con el objetivo de desarrollar un programa sustentable orientado a dar agua segura en las poblaciones rurales”, afirmó Romina Fernandez de Villa del Sur.
Recomendaciones
Tras la reunión se emitió un documento conteniendo las siguientes recomendaciones:
a) Hacer énfasis en el acceso al agua segura de las comunidades rurales dispersas como derecho humano esencial, para lo cual es imprescindible el dictado de legislación nacional que ratifique dicho carácter y comprometa la responsabilidad del Estado en su satisfacción, en asociación con organizaciones de todos los sectores.
b) Impulsar el trabajo multisectorial e interdisciplinario, por medio de la generación de nuevas iniciativas y el fortalecimiento de las existentes, buscando el consenso, la coordinación y el intercambio de experiencias entre las diferentes escalas de gobierno; las organizaciones comunitarias; instituciones académicas, educativas, de salud, científicas y técnicas, públicas y privadas, y organizaciones no gubernamentales, empresas, asociaciones profesionales relacionadas con la problemática, entre otras instituciones.
c) Confeccionar cartografía hídrica que consolide un diagnóstico sobre el acceso al agua, a partir de la concentración de información actualmente dispersa que considere múltiples variables (por ejemplo: régimen de precipitaciones, cuencas hídricas, disponibilidad, densidad poblacional, etcétera) que permita identificar diferentes problemáticas y poder actuar de la manera más acertada en cada comunidad. A partir de ello, planificar y desarrollar obras hídricas de forma integral, contemplando no sólo la transferencia de las herramientas para que la comunidad pueda desarrollarse a escala local sino también a nivel educativo, productivo y de salud.
d) Garantizar la sostenibilidad de los proyectos que se encaren, mediante una sólida base técnica, capitalizando las experiencias existentes a escala local e internacional, la capacitación de los beneficiarios y su compromiso con todo el proceso, además de la constitución de fondos específicos legalmente establecidos y dotados de un manejo transparente con los controles necesarios que lo garanticen.
e) Generar información sobre el acceso al agua, disponibilidad y calidad, estableciendo indicadores que permitan diagnosticar el estado de situación de la problemática y que constituyan un insumo para la formulación de políticas públicas adecuadas para cada región. Es fundamental geolocalizar las comunidades rurales sin acceso al agua, la situación de sus cuencas hídricas, e indicadores de calidad del agua y salud de la población .
Unidos por agua
En este marco, Aguas Danone, por medio de su marca Villa del Sur, impulsó la iniciativa denominada Unidos por el Agua, junto con la Fundación Plurales.
La propuesta contempla un sitio que permite reunir toda la información del proyecto para que sirva como fuente de información para consumidores, líderes de opinión y stakeholders (grupos de interés). Éste está dividido en cuatro campos que hacen referencia a: Qué es UxA (propósito, modelo y socios); el Agua (su problema, solución y cuidado);Tulumba Norte (problema, solución e historias); y Formas de Ayuda.
El sitio con actualización permanente permite que los interesados incorporen propuestas o comentarios referidos dos al tema y puedan sumarse a la iniciativa.
Soluciones y obras
La elección de un determinado sistema tecnológico (de baja o mediana complejidad, sin aludir a grandes obras de infraestructura encaradas por el Estado) depende tanto de las características climáticas, geológicas e hidrológicas de la zona considerada, como de los recursos disponibles para realizar las obras. Algunas de ellas son:
– Las perforaciones, que pueden ser una solución cuando el agua de las napas subterráneas es de buena calidad y no contiene niveles peligrosos de arsénico ni concentración excesiva de sales o algún elemento contaminante, lo que requeriría un tratamiento para su potabilización. Tienen la ventaja de que permiten abastecer a un gran número de familias, aunque esto depende del potencial del acuífero y del caudal proveniente de las napas. Sin embargo, son muy costosas, exigen un equipo técnico especializado e infraestructura adecuada y, hasta el momento en que se realiza la perforación, no puede saberse con exactitud el caudal de agua ni la presencia de sales, arsénico o exceso de flúor. Cuando existe agua dulce a menos de 15 metros de profundidad, pueden realizarse “pozos someros’’, que extraen agua de la primera napa y son consecuentemente más económicos y fáciles de realizar (con pala vizcachera).
– Conducción desde un curso de agua (río, lago, etcétera), que implica la construcción de un canal abierto o de un acueducto entubado desde el espejo de agua hasta el lugar al que se quiera abastecer. Permite extraer, generalmente, un buen caudal de agua y beneficiar a varias familias, pero existe el riesgo de que el curso de agua esté contaminado con agroquímicos u otras sustancias peligrosas, aumentando su concentración en los períodos de aguas bajas. Además, requiere de infraestructura costosa (como tomas, molinos y sistemas de purificación). Se debe prestar atención al posible uso de aguas de vertientes aptas para el consumo humano, así como la fundamental importancia de proteger a los humedales como fuentes y depuradores naturales del agua y recarga de acuíferos.
– La cosecha del agua de lluvia es otra posible solución de acceso al agua. Las cisternas y aljibes constituyen reservorios de agua construidos con materiales como cemento, ladrillo o piedra, generalmente enterrados o semienterrados, conectados por canaletas al techo de las viviendas que, al llover, recolectan el agua de las precipitaciones. El agua almacenada es extraída por bombas eléctricas o manuales, o bien utilizando baldes. Dependiendo de los materiales de construcción, las cisternas son económicas y permiten inclusive la autoconstrucción. Las desventajas son que dependen del régimen de lluvias; requieren la cloración, la supervisión de la calidad y también determinadas tareas de mantenimiento. En todos los casos, es necesario brindar capacitación adecuada a la comunidad para la elaboración, uso y mantenimiento de los sistemas.
“ La comunidad debe estar involucrada en la toma de decisiones desde el inicio hasta el final del proceso. Además de permitir la apropiación de la tecnología y facilitar su sostenibilidad, la construcción de consensos transparenta el manejo de recursos y de las decisiones controversiales, fortalecelos lazos comunitarios y posibilita otros aspectos esenciales del desarrollo local”.