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Visiones dispares sobre los efectos de un default

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La firme posibilidad de que Argentina no llegue a un acuerdo con los fondos buitres abrió un abanico de especulaciones sobre lo que puede suceder con la economía local.

Economistas discreparon sobre la posibilidad de que Argentina caiga en default, aunque coincidieron en que si ocurriere, no sería tan «grave» como durante la crisis de 2001.

Coincidieron en que si el país ingresara en cesación de pagos habría «riesgo de entrar en un nuevo año recesivo».

En este escenario, los inversores especulan que el mercado aún no tuvo bajas preocupantes debido a que si el próximo miércoles Argentina entrare en default, aún habría un plazo de dos meses hasta la vigencia de determinadas cláusulas.

“No es el fin del mundo”
El presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, sostuvo que «en caso de un default, no habría grandes cambios en la vida cotidiana de los argentinos» porque el país «no depende del financiamiento externo, como otros».

«La Argentina no le tiene miedo al 30 de julio, no es el fin del mundo. Si a la Argentina le plantean algo incumplible, seguirá para adelante», enfatizó.

El economista Aldo Ferrer consideró que el Gobierno «no debe ceder» frente al reclamo judicial de los fondos buitre, porque en caso de hacerlo, el país entraría en un «caos». «Hay que abandonar esta idea de que si no hay arreglo se viene el mundo abajo. Y también la fantasía de que si Argentina cede, nos van a llenar de dólares y de inversiones», analizó.

Explicó que «el default es cuando un país deja de pagar y en la Argentina no ha sucedido esto», mientras que argumentó que «se han depositado los fondos para el vencimiento, pero los fondos no llegaron a los bonistas porque está la interferencia de un tercero, que es el juez Thomas Griesa». Consideró también que no se trata “técnicamente un default. Es un hecho original, un problema financiero».

“Brumoso”
El consultor en economía y finanzas Gabriel Rubinstein consideró que el estancamiento que exhiben las negociaciones entre Argentina y los fondos buitres apuntan a que el país va a un escenario de «default brumoso».

«Todo parece indicar que vamos a un escenario que podríamos llamar de default brumoso. Default brumoso por variadas razones: si aceleran bonistas, si remedia Argentina, si prevalecen expectativas que desde 2015 se arregla», sostuvo. En su análisis, Rubinstein señaló que la situación actual «era completamente evitable», mientras que cuestionó: «Es cierto que el día 31, y días posteriores a este default brumoso podría no pasar nada grave. Nos contentamos sólo con eso?».

Pronosticó que «en 2015, en lugar de crecer 3 ó 4%, nos arriesgamos a un nuevo año recesivo. Todo por casi un capricho del Gobierno».

“No es como 2001”
El exministro de Economía Jorge Remes Lenicov sostuvo que Argentina no debería entrar en cesación de pagos porque la situación actual «no es como en 2001». «Yo no veo una catástrofe, como tampoco veo que si se arregla, la economía se recupere. Bajarán un poco las reservas y habrá presiones cambiarias, pero no veo que sea como en 2001 cuando oficialmente declararon el default», subrayó. Además, analizó que el país atraviesa «un momento recesivo que va a continuar».

La consultora Abeceb, al realizar su análisis sobre el futuro cercano del país, advirtió de que si el país entra en default «incrementaría la restricción externa», por lo que alejaría «la posibilidad de acceder al financiamiento en los mercados voluntarios de deuda».
Para Abeceb también habría «un crecimiento en el riesgo país», mientras que sus pronósticos dicen que hay 40% de probabilidad de ese preocupante escenario, frente a 60% de chances de que se logre un acuerdo.

Complicada negociación
Semana decisiva con fecha límite: 31 de julio
Al menos hasta anoche el Gobierno no tenía prevista una reunión para para hoy con el mediador judicial Daniel Pollack en el marco del duro conflicto con los fondos buitres que reclaman el pago de bonos en cesación de pagos, a horas de que el país incursione en un nuevo default.

El diálogo de los funcionarios argentinos con Pollack continuó durante el fin de semana con el objetivo de alcanzar un acuerdo con los acreedores, aunque la administración de Cristina Fernández dejó en claro que no cederá. En Casa Rosada afirman que no pueden ofrecerles mejores condiciones de pago que aquellas que dio a los bonistas que aceptaron canjear su deuda, bajo el riesgo de violar una cláusula RUFO, que abriría la posibilidad de reclamos por una suma de hasta US$400.000 millones.

Argentina depositó el 26 de junio unos 539 millones de dólares en el Bank of New York Mellon para pagar los bonos Discount que vencían el 30 de julio (con un período de gracias de un mes) a acreedores que aceptaron las reestructuraciones de deuda incumplida, desafiando la orden de Griesa. Pero una orden de éste bloqueó a fines de junio el pago de un vencimiento de deuda reestructurada hasta que el país compense a los holdouts, lo que dejó a Argentina al borde de un nuevo default mientras no alcance un acuerdo con esos acreedores antes del 30 de julio.

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