Será una vez más un tipo de cambio diferencial. Buscará emular el esquema del dólar soja aunque con cambios y ampliado a otros sectores. Los trazos gruesos que dejó trascender el ministro Massa se oficializarían el lunes
El Gobierno nacional prepara un nuevo esquema de tipo de cambio diferencial para el sector agropecuario con el objeto de procurar una fuente alternativa de ingreso de divisas y así hacer frente a la permanente caída de las reservas del Banco Central.
La medida fue deslizada por el ministro de Economía, Sergio Massa, y parte de su equipo desde Estados Unidos, en el marco de la gira en la que mantuvo reuniones con funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco de las negociaciones para cerrar un acuerdo que incluya cambios a las metas originales del convenio.
El trascendido de fuentes oficiales que fue difundido luego por periodistas que cubren la gira de Massa y del propio Alberto Fernández tras su reunión con su par de Estados Unidos, Joe Biden, se anunciaría el lunes próximo e incluiría un nuevo tipo de cambio para el agro argentino.
La idea es darle una mano a un sector que compra sus insumos al dólar libre, pero que cobra lo producido a un dólar oficial muy retrasado. Esta brecha cambiaria es un verdadero dolor de cabeza para los productores, que los afecta incluso más que los excesivos derechos de exportación.
Al tratarse de rumores todavía no está tan claro cuál será el alcance de la medida, pues lo revelado es apenas un compendio de voluntades o deseos con los cuales ordenar el terrible embrollo cambiario.
Dólar soja 3
Se intuye que la medida podría implicar repetir la implementación de un tipo de cambio especial para las divisas generadas por la soja y sus derivados, que regiría en abril, cuando se espera que ya haya entrado algo de la cosecha gruesa. Otra de las ideas es que se puede tratar de algo más amplio que abarque otros rubros y a las economías regionales, que hace rato están penando por su situación y a las que el propio Massa les viene prometiendo un correctivo cambiario desde noviembre pasado.
El campo argentino entra así, al menos hasta que se conozcan las medidas en detalle, en un nuevo limbo cambiario que puede perjudicar al propio gobierno. ¿Cuál puede ser el incentivo para vender granos hoy si dentro de poco tiempo puede regir un tipo de cambio más beneficioso? Según diversas fuentes de cámaras agroindustriales le indicaron al sitio Bichos de Campo, la semana que viene serían convocados por Massa para ponerlos al tanto de la nueva iniciativa.
El anuncio es, cuanto menos, desprolijo, ya que el plan “dólar soja 3” acababa de ser desmentido públicamente por el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, quien entiende sobradamente los desbarajustes que provoca esta medida en todo el resto de la economía agropecuaria. Esto se debe a que la medida solo beneficia a quienes tienen soja, pero como el poroto se encarece, hay muchas actividades que sufren una suba de sus costos, como los tamberos, porcinos y avícolas, que terminan requiriendo asistencia del Estado para sobrellevar las fuertes subas de costos. De acuerdo a los informes que llegan desde Estados Unidos, Bahillo tuvo poco peso en estas decisiones, que son adoptadas en función de las urgencias fiscales y cambiarias del gobierno y no pensando en el aparato productivo.
Dólar agro
Cuando el ministro le confirmó a sus interlocutores lo de un nuevo dólar soja dejó abierta la posibilidad de que las economías regionales reciban el mismo trato preferencial. Creador de contenidos y nombres fácilmente replicables en medios, el ministro englobó todo bajo el nombre de “dólar agro”.
El amplio nombre de “dólar agro” podría implicar que este tipo de estímulos cambiarios se extienda a más sectores agroexportadores. Hay muchos que se han anotado en la lista desde hace tiempo: las lácteas, los frigoríficos, las bodegas, las economías frutícolas, las yerbateras. Massa en noviembre lanzó la idea de un dólar especial para las economías regionales, pero luego, ante la dificultad para implementarlo, dejó de hablar del proyecto.
Ahora las versiones indican que el dólar sojero volverá a regir en abril, mientras que luego los retoques forzosos del tipo de cambio “impactarán por 90 días, desde mayo a julio, en economías regionales, como el maní, el arroz y la vitivinicultura”. La lista no parece cerrada. El propio ministro habló de subsidiar productos exportables con “bajo o nulo impacto en el mercado interno”, lo que muestra la desorientación de creer que la economía se puede digitar desde atrás de un escritorio.
“Ese esquema de dólar diferencial para la exportación de estos productos también se terminará de definir en las próximas semanas”, dice la crónica de Infobae, algo que Massa lleva prometiendo, cuando menos, desde noviembre.
Objetivos
A partir de los trascendidos que llegan desde EEUU, la aspiración del ministro sería ordenar la gran cantidad de tipos de cambios que existen en la economía local, que benefician o perjudican a distintos actores de manera arbitraria. Según las mismas fuentes Massa habría usado la expresión “plan de estabilización cambiaria”, todo un indicio del tipo de trauma que significa el entuerto y las dificultades para lograr el pretendido ordenamiento.
Este nuevo plan, según aseguró Infobae, “comenzará con la puesta en marcha en abril del ‘dólar agro’, con el que pretenden simplificar los tipos de cambio para productos del sector agroexportador. Además, se buscará simplificar las cotizaciones con las que se importan productos y servicios, como los llamados dólares Turista, Coldplay, Qatar, Tecno y otros”.
“Es un programa de incremento exportador que pretende facilitar en el año de sequía la capacidad y el cumplimiento de los contratos de nuestros exportadores, entendiendo las dificultades que sufrieron nuestros productores”, dijo el propio Massa en una reunión con medios argentinos. Luego agregó, sin aclarar nada: “Son medidas para promover exportaciones y consolidar al sector agro en la posibilidad de cumplir sus contratos y al Banco Central argentino de fortalecerse en materia de reservas”.
Ahora bien, lo que pretenden vender como una medida a favor de los productores y el conjunto de la economía es otro plan a la medida del propio Estado nacional, que está acuciado por la falta de reservas en el Banco Central y observa pasmado el vertiginoso drenaje de las pocas divisas disponibles. Por eso la “estabilización cambiaria” comenzaría con un nuevo “dólar soja 3”, que duraría sólo por abril, como se especulaba en el mercado, que estima podría ubicarse en $300, bien por encima del valor de las dos primeras ediciones.
Este tipo de cambio “anabolizado” actúa como zanahoria para los productores que todavía conservan soja en su poder, pues finalmente mejora los precios en pesos. Se supone que restan por vender unas siete millones de toneladas de soja de la campaña anterior, la 2021/22, que fue relativamente normal y se ubicó cerca de 44 millones de toneladas. Se espera que la nueva cosecha finalmente caiga hasta 25 millones de toneladas o incluso marque menos toneladas.