Por cada hombre económicamente inactivo hay dos mujeres en esa misma situación. Las jóvenes tienen graves dificultades para conseguir un empleo decente: su tasa de desempleo es tres veces superior a la de los adultos mayores, según datos de la OIT
En el marco de la conmemoración en Argentina y el mundo de la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio efectivo de sus derechos, datos de Fundación Forge y otras organizaciones confirman que las mujeres jóvenes tienen mayor dificultad para ingresar al mercado laboral.
Cada vez son más contundentes las pruebas que evidencian que el empoderamiento económico de la mujer es sustancial para lograr un crecimiento inclusivo, sobre todo en los países de ingresos bajos. Una mayor igualdad de género en el trabajo remunerado favorece al crecimiento económico y es más probable que éste signifique un desarrollo social amplio en tanto vaya acompañado de un mayor acceso de la mujer a un empleo equitativamente bien remunerado y seguro.
En este sentido, la inserción laboral es un proceso complejo, en especial para aquellas mujeres en situación de vulnerabilidad que dejan atrás la etapa estudiantil e intentan conseguir su primer empleo. «Por esto, la Fundación Forge tiene la misión hace 18 años de capacitar en liderazgo personal y orientación laboral a jóvenes que comienzan a buscar su primer trabajo», expresa esta ONG fundada en 2005 en Suiza, presente en nuestro país desde hace muchos años.
Los números son alarmantes: según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OUT), el porcentaje de desempleo en el mundo es aún mayor en el caso de las mujeres y los jóvenes, lo que pone de manifiesto grandes desigualdades en los mercados de trabajo de muchos países.
La tasa mundial de actividad de las mujeres se situó en 47,4% en 2022, frente al 72,3% en el caso de los hombres. La diferencia de 24,9 puntos porcentuales significa que por cada hombre económicamente inactivo hay dos mujeres en esa misma situación. Las jóvenes (de 15 a 24 años) encuentran graves dificultades para conseguir un empleo decente: su tasa de desempleo es tres veces superior a la de los adultos mayores.
¿Cómo combatir esto?
La búsqueda de un primer empleo para los jóvenes se hace aún más difícil por su poca experiencia y los requisitos de las organizaciones, sobre todo en aquellos que se encuentran en una situación vulnerable. En el caso de las mujeres es aún más grave, ya que ellas quedan al cuidado de sus hermanos menores, abuelos y otros integrantes de la familia. Si bien hay diversos factores que contribuyen a esta situación, para revertir este escenario es fundamental que los ámbitos empresarial y legislativo adecuen las oportunidades educativas y laborales.
Para lograr una igualdad real se debe trabajar en una igualdad salarial, tal como lo explica María José Gómez Gónzalez, directora de la fundación para la Región Andina y especialista en género. “Con una brecha salarial promedio de 30% en Latinoamérica, no podemos hablar de igualdad sino de distinto valor, necesitamos avanzar en conjunto con las ONG, empresas privadas e instituciones públicas para que el cierre de la brecha sea efectivo de manera urgente”, comenta.
Este proceso debe abordarse desde una perspectiva integral de la persona para un mejor desarrollo y formación. Esta fundación, así como otras organizaciones hermanas, colabora en revertir esta situación con programas y cursos gratuitos -en los que las mujeres representan más de la mitad de sus estudiantes- que buscan acompañar a jóvenes económicamente vulnerables.
En este sentido, Gómez Gónzalez comenta: “Tenemos un módulo específico de género, con la intención de que las mujeres conozcan la situación a la que se enfrentan y desarrollen herramientas para una mejor negociación en el trabajo y en la vida”. Agrega que “en los programas la mayoría de cursantes es mujer, pero en proporción se insertan más rápido los hombres que ellas”.
Mediante el programa Tu Futuro, una vez egresados, los jóvenes cuentan con una insignia que certifica su entrenamiento en temas como el trabajo en equipo, la autonomía o liderazgo y una red de compañeros que genera una comunidad de oportunidades. Se trata de una experiencia online que persigue el desarrollo de habilidades socioemocionales para el fortalecimiento de la persona frente a los requisitos del mercado laboral para puestos de principiantes.
En tanto, los bootcamps son cursos que se centran en el desarrollo de conocimientos tecnológicos como TI y HSM, con el objetivo de igualar las oportunidades de entrada a una de las industrias con más futuro y crecimiento.
