La consultora económica Invecq consideró que de la estimación original para 2018 -alza de 3,2%- se llegará a 2,6%, aunque aclaró que la incidencia puede ser mayor si se prolonga la falta de lluvias y si se tienen en cuenta las repercusiones en otros sectores
Los cultivos de soja y maíz de la zona núcleo atraviesan una muy difícil situación como consecuencia de las escasas precipitaciones desde fines del año pasado. Muchos especialistas aseguran que se trata de la sequía más grave (en determinadas zonas del país) de los últimos 70 años.
A inicios de la siembra, las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) hablaban de una disminución de las hectáreas destinadas al cultivo de la soja y de un incremento de las para maíz. Este cambio en el mix de utilización del suelo, sumado a que había mucha superficie sin posibilidades de ser trabajada por las inundaciones de 2016, implicaba que para esta campaña se esperaran unos 54 millones de toneladas de soja frente a la cosecha 2017, de 57,3 millones (3,3 millones o 5,8% menos) y unos 41 millones de toneladas de maíz frente a las 38 millones de toneladas previas (3 millones o 7,9% más).
Con el paso de los meses y el empeoramiento de las condiciones hídricas de los suelos, las estimaciones de ambos cultivos comenzaron a ser revisadas. Las últimas estimaciones muestran una cosecha de soja que rondará en 46,5 millones de toneladas y una de maíz de aproximadamente 35 millones de toneladas. Es decir que la sequía implicó hasta el momento una producción 14% y 14,5% menores para la oleaginosa y para el maíz, respectivamente, con relación a las primeras proyecciones.
La consultora económica Invecq indicó que, si bien es “evidente el impacto sobre el nivel de actividad que estos recortes en la producción proyectada tendrán”, es bastante difícil medir la incidencia en términos estrictos. “Los sectores económicos no son compartimentos estancos sino que están sumamente relacionados con todo el entramado económico y financiero de un país. Para sembrar, cosechar y comercializar una tonelada de soja o maíz es necesaria la participación de múltiples agentes, desde prestadores de servicios en el campo hasta el sistema financiero, proveedores de insumos para la producción, transporte, consumo de combustibles, servicios profesionales, logística, etcétera. Es decir que la actividad agroindustrial, como el resto de las actividades de la economía, tiene efectos multiplicadores en muchos otros sectores”, explicó.
De igual modo, “ensayando una respuesta”, la consultora estimó que con la pérdida de las 13,5 millones de toneladas -entre maíz y soja- respecto a las estimaciones iniciales, se podría proyectar “un efecto directo (sin considerar efectos multiplicadores) de un crecimiento del PBI menor en 0,6 puntos porcentuales”.
“Nuestra estimación original de un crecimiento de 3,2% para el año 2018 se recortaría hasta 2,6%”, dijo, y agregó: “El impacto sería incluso mayor al considerar la repercusión de estas pérdidas en el resto de la economía, pudiendo elevarse a 1%”.
Suba en los precios
Un aliciente es la evolución reciente de los precios internacionales de los cultivos, que compensaría en parte el efecto negativo.
Según reflejó Invecq, respecto a los últimos meses del año pasado la soja aumentó su cotización en 30 dólares por tonelada, al pasar de unos 350 dólares a los actuales 380 (con posibilidades de continuar en suba). Por su parte, el maíz se incrementó de unos 135 dólares promedio a 145. Con este factor positivo de precios, las pérdidas reales para el sector se verían, en buena parte, compensadas. Sin embargo, muchos de los factores multiplicadores continuarían siendo negativos ya que están relacionados con la producción física de cultivos sin importar su valuación.
Finalmente, vale aclarar que este impacto está pensado con base en las últimas estimaciones de la BCR. Si las lluvias no reaparecen, los recortes continuarán y el impacto económico será mayor.
El Gobierno le resta dramatismo a la situación y advierte de que la aceleración del crecimiento de Brasil también ayudará a compensar las pérdidas. Así, aún mantiene la proyección de crecimiento en 3,5% promedio para 2018.
Sin embargo, Invecq considera que la suba rondará 2,6%.
En la industria
Anuncian caída de 20% en la venta de sembradorasUn informe elaborado por los técnicos del Área de Mecanización Agrícola del INTA-Manfredi detalló que la sequía, combinada con otros factores negativos, puede terminar recortando el mercado de sembradoras en alrededor de 20%.
El trabajo sostiene que durante 2018, la disponibilidad del crédito con tasas promocionales ha reducido su oferta, el bono fiscal que perciben los fabricantes se redujo de 14% a 10% y el costo argentino no deja de aumentar (servicios), a lo que se suma el efecto de la sequía que, según el informe, reducirá en 15 millones de toneladas la producción total de grano, volumen que “justamente” representa 70% del excedente de reinversión.
“Estos supuestos negativos adicionados provocan un pronóstico de una caída del mercado de sembradoras en 2018 y 2019 del orden de 20% respecto a la inversión dolarizada de 2017”, precisó el informe. Según indicaron los técnicos, al igual que en 2016, las sembradoras tuvieron el año pasado un valor promedio dolarizado 15% superior al vendido hasta 2015.Lo que dice la Bolsa de Cereales
– Cerca de 45% del total de la superficie sembrada con cultivos estivales en la provincia de Córdoba está en situación de “estrés hídrico” en su período de mayor susceptibilidad a causa de la sequía, indicó la Bolsa de Cereales local.
– La entidad dijo que atraviesan el “período crítico” 1.768.700 hectáreas de soja (42%); 920.200 de maíz (39%); 60.000 de sorgo (59%) y 286.000 de maní (84%).
– Se agregan a la misma situación 778.600 hectáreas de maíz temprano sembradas antes del 1 de noviembre, que atravesaron su período crítico en las mismas condiciones de estrés, lo que podría resultar en una reducción del rendimiento.
– La bolsa sostiene que durante la segunda quincena de febrero seguía empeorando el estado general de los cultivos por las escasas o nulas lluvias registradas, con el nivel más bajo de los últimos 11 años.