La presidente de la entidad fabril local aseguró que las autopartistas quedan fuera del mercado internacional debido a los precios que pagan por la energía, los insumos y los impuestos nacionales y provinciales
En un discurso escueto y muy concreto, la presidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (Cimcc), Isabel Martínez, reclamó a los gobernantes que corrijan aquellas cuestiones que le restan competitividad a la industria.
En el marco de la celebración del 70º aniversario de la entidad cordobesa, Martínez aseguró: “Todos los autopartistas quisieran ser proveedores de Toyota, porque ellos dan seguridad, previsión, reconocen los incrementos de los costos, cumplen con el flex (acuerdo comercial con Brasil). El no cumplimiento del flex lleva a los autopartistas al abismo”.
Y continuó: “Toyota tiene previsto aumentar en 20% su fabricación, pero esto sólo será factible sí y sólo sí pueden bajar sus costos de fabricación. Porque si eso no sucede, ese nuevo volumen de fabricación se lo va a llevar Sudáfrica y no Argentina”.
“Nuestros tiempos de fabricación son comparables con los del resto del mundo. Lo que nos saca de competitividad son los costos energéticos, lo de de los insumos, el costo Córdoba y el costo del resto del país. Por eso apelamos a que los gobiernos puedan corregir estas variables para que podamos mantener los empleos industriales. Este ejemplo es válido para todos los sectores industriales”, aseguró la dirigente frente a un nutrido grupo de empresarios, dirigentes de otras instituciones, y funcionarios provinciales y legisladores.
De esta forma, el reclamo se suma -entre otras cuestiones- a los realizados por otros sectores de la actividad respecto del incremento en las tarifas de la energía eléctrica.
“Pero volviendo a Toyota, el gran motivo por el cual todos los autopartistas quieren venderle es porque Toyota trata a sus proveedores como a su familia, porque así es en la cultura japonesa. Para ellos, no se es empresario, trabajador, hombre o mujer, primero se es persona y tratan a todos como personas”, reflexionó y agregó: “En Córdoba se instaló la empresa Nissan, que es japonesa y, con ella tenemos la enorme oportunidad de contagiarnos de su cultura y que de esa mezcla pueda salir un nuevo ser empresario, argentino y sudamericano. Es nuestra responsabilidad recuperar la estima del ser empresario y de ser industrial, y de que la sociedad revalore nuestro rol como lo que es”.
Y para finalizar recordó: “Como dijo Manuel Belgrano, ni la agricultura, ni el comercio serían suficientes para establecer la felicidad de los pueblos si no entrase en su socorro la oficiosa industria. La única manera que tiene un pueblo de crecer es a través de la industria, porque genera valor agregado y toda la cadena prospera”.
Régimen de desarrollo de autopartes, cuestionado en la OMC
Las empresas automotrices y fabricantes de autopartes que operan en el país volvieron a quedar en la mira de sus competidoras, que reiteraron ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) sus preocupaciones por los incentivos establecidos en el régimen sectorial vigente desde agosto de 2016.
Los reparos fueron formulados durante la reunión del Comité de Acceso a los Mercados, en Ginebra, Suiza, en la sede de la organización, que informó sobre la presentación.
En la ocasión, los participantes actualizaron sus listas de mercancías a fin de reflejar las modificaciones introducidas en el Sistema Armonizado; examinaron notificaciones sobre restricciones cuantitativas; y analizaron diversas preocupaciones comerciales específicas planteadas por los miembros.En el caso de las empresas argentinas, se cuestionaron los beneficios incluidos en el Régimen de Desarrollo y Fortalecimiento del Autopartismo argentino, establecido mediante la ley 27263.
La advertencia recayó “sobre el uso por la Argentina de los impuestos indirectos como forma de proteger y promover la manufactura nacional, especialmente mediante el uso de subsidios”.
La ley de autopartes creó un bono fiscal que sirve para cancelar cualquier impuesto nacional y parte de un nivel de cuatro por ciento, si la integración nacional del vehículo alcanza a 20%; asciende a 10%, si llega a 30% de componentes fabricados en el país; y crece hasta 15% cuando el contenido local se acerca a 40%.